Si hace unas semanas cruzábamos el "charco" hasta Iberoamérica, concretamente hasta Brasil, hoy nos desplazamos al este europeo. Porque nuestro Manuel López Farfán, el genio de San Bernardo, no conoce de fronteras y su música se postula más universal que nunca. En pleno centenario de Pasan los campanilleros, su marcha más emblemática, Francisco Javier Gutiérrez Juan se halla inmerso en la difusión de su obra y en la inclusión de sus partituras en los programas de las orquestas más significadas del panorama actual.
Tras su interpretación el pasado mes de septiembre en Sao Paulo, por parte de la sinfónica de Lençois Paulista, en esta ocasión ha sido el turno de un país muy vinculado a la tradición católica y de incuestionable arraigo musical: Polonia. Hace un par de semanas se escuchó por primera vez en este país esta icónica composición, pero interpretada en esta ocasión a piano, y solo la parte central, la más reconocible. El estreno corrió a cargo de Karina Komendera, músico de cámara y Doctora en Estudios Instrumentales, y se produjo en la sede de la Universidad Frederic Chopin en Bialystok, al norte de Polonia, cerca de la frontera con Bielorrusia. La pianista actuó como acompañante del concurso Finalis de este país.
Una vez más, la música procesional tendiendo fronteras y puentes, fusionándose en este caso con las más altas cotas de la élite cultural de continente.
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