La marcha de Gámez Laserna y Cuevas para la Sed que cumple medio siglo de vida

La marcha Cristo de la Sed se interpreta cada año en la salida del crucificado el Miércoles Santo

Muchas bandas la están incluyendo en su repertorio para tocarlas en la calle

"Cristo de la Sed" es una de las últimas marchas que compuso Gámez Laserna / José Ángel García

Agosto de 1973. Pedro Gámez Laserna y Juan Antonio Cuevas firman, el día 3 de ese mes en la última pagina del guion original, la marcha Cristo de la Sed, destinada a convertirse en el himno oficioso de esta cofradía. Apenas habían transcurrido cuatro años de la fundación de esta joven pero consolidada cofradía cuando ya contaban, en su patrimonio musical, con una partitura de primer orden en el género procesional.

Se cumple medio siglo de la composición de esta marcha, que cada año suena -como es tradición- a la salida del imponente crucificado de Duarte al mediodía del Miércoles Santo. Se trata de una composición muy expresiva, con fuerza y dramatismo, que transmite ese instante definitivo en que Cristo afronta su agonía definitiva. La marcha cuenta con un inicio que poco a poco crece hasta desembocar en el tema principal, que envuelve toda la marcha en sus diferentes compases.

La idea melódica es de Cuevas, pero cuenta con la instrumentación del maestro cordobés. Afortunadamente, es una marcha que no solo continúa escuchándose tras nuestros pasos de palio, sino que varias formaciones musicales la han incluido recientemente en su repertorio. Se suele escuchar tras el palio de Dolores y Misericordia el Domingo de Ramos, o en el palio de la Trinidad el Sábado Santo. Generalmente, la Oliva suele interpretarla, por supuesto, tras el paso de palio de la Consolación. Así suena interpretada por la banda del Soria 9.

A modo de homenaje -y qué homenaje- la Banda de la Puebla del Río la interpretó hasta dos veces tras el Cachorro el pasado Santo Entierro Grande. Una de ellas, saliendo de Pastor y Landero antes de enfilar el puente de Triana. Tras Cristo de la Sed vendrían otras numerosas marchas que se añadirían al amplio y notable patrimonio de marchas de la corporación de Nervión, y debidas a la firma de respetados autores como Pedro Morales, David Hurtado o Antonio Moral, así como la célebre marcha de Abel Moreno.

Fue, además, una de las últimas marchas en las que participó Laserna, que firmaría su última marcha siete años después: La Sagrada Cena, en 1980. Una prolífica e incalculable aportación al mundo de las marchas procesionales que lo consagran como uno de los autores fundamentales del género.

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