Opinión

Manuel González Barrero

La mirada de la Macarena

El cabildo del día 29 no debe ser lugar de rencillas ni afrentas

Así trato yo a mis amigos

La Virgen de la Esperanza Macarena
La Virgen de la Esperanza Macarena / M. G.

21 de julio 2025 - 18:36

“En vino blanco, en romero,

en la cal de una fachada,

yo te pienso cuando quiero,

¡lírio de la madrugada!”

Recordé estos versos de Juan Sierra, del poema a la Macarena, en su libro “María Santísima” de 1934, cuando fui a la Basílica a ver a la Virgen, en su última veneración, con motivo de su fallida restauración. El sentimiento de estupor, el llanto de muchas personas, la incredulidad ante lo que contemplaban, eran notablemente tristes.

Mas allá del cambio en las cejas, en las pestañas, en los párpados, en la desaparición de sus ojeras de cansancio de ese Viernes Santo por la mañana en la calle Feria y en Parras, en la inexpresión de sus labios dolorosos que sonríen, en su sonrisa que duele, el denominador común de los comentarios era que habíamos perdido su mirada.

Cuando la Macarena nos mira, nos miran todos los que nos precedieron, aquellos que nos amaron, a los que quisimos, aquellos que nos llevaron de la mano ante Ella, y nos enseñaron a quererla. Por eso, siempre que su mirada se cruza con la nuestra nos da un pellizco en el corazón que nos llega al alma, y a todos, creyentes, agnósticos, ateos, se nos saltan las lágrimas sin ninguna explicación.

El día 29 de este mes, la hermandad ha convocado un cabildo extraordinario para abordar una futura restauración. Es evidente que han existido errores contumaces, y algunos rozando lo esperpéntico y hasta lo grotesco, pero como dijo nuestro arzobispo citando al poeta inglés Alexander Pope: “Errar es humano, perdonar es divino, rectificar es de sabios”.

En mi humilde opinión, el cabildo no debe ser lugar de rencillas ni afrentas. Todos estamos dolidos, y especialmente, estoy seguro, la junta de gobierno, por ser los principales responsables, pero no debemos demonizar a nadie. Ante la adversidad el cabildo debe ser un ejemplo de unión, fraternidad y confianza en el futuro.

Que las mejores manos, los mejores especialistas, nos devuelvan a la Virgen que preside nuestras casas, está en las mesillas de noche, llevamos en nuestras carteras, y a la que invocamos o acudimos cuando nos invade la desesperación.

No tenemos prisa, tómense el tiempo necesario los restauradores. Que nunca nos cansaremos de esperar, aquellos que nunca nos cansamos de mirarla.

stats