El palio de la Soledad de Olivares: un artesonado en hilo de oro y sedas
La provincia
La hermandad aljarafeña estrenará el Viernes Santo una de las mejores piezas bordadas de las últimas décadas
La obra ha salido del taller de Pepi Maya, que ha empleado tres años en su ejecución
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Una joya del bordado sevillano que se podrá contemplar el próximo Viernes Santo por las calles de Olivares. La Hermandad de la Soledad de este municipio aljarafeño ha concluido el nuevo conjunto del palio que cobija a su titular, la Virgen de los Dolores, una de las imágenes de mayor valía artística de Andalucía y que más devoción concita en dicha comarca. Se pone fin, así, a un proyecto que comenzó a ver la luz en 2012 con el estreno de la bambalinas. Su última pieza, el techo, ha salido de los talleres de Pepi Maya y puede considerarse como una de las grandes aportaciones del siglo XXI al patrimonio cofradiero de la provincia.
Dada su antigüedad, hay constancia de que la Virgen de los Dolores (atribuida a Montes de Oca) ya salía a la calle bajo palio desde el primer tercio del siglo XVIII. Era de tafetán negro y varas con remates de bronce, según consta en el archivo de la corporación penitencial.
Hasta bien entrada la centuria actual, la imagen mariana salía bajo un palio bordado en los talleres de Caro en 1986, de líneas románticas. Un conjunto que comenzó a modificarse con el estreno de los respiraderos y posteriormente con las bambalinas estrenadas en 2012, que toman de referencia elementos propios de la sede canónica de la hermandad: la famosa colegiata barroca de Olivares. En concreto, en ellas se perciben motivos decorativos del retablo de la Virgen de los Dolores y también del importantísimo manifestador de plata que cobija al Santísimo, legados artísticos del XVIII.
La aportación de Luis Becerra
Una vez bordadas al completo las bambalinas, quedaba rematar el conjunto con un nuevo techo de palio. El equipo de asesores artísticos de la hermandad -del que tan valiosas piezas han salido las últimas décadas- se puso manos a la obra y con el asesoramiento del recordado Luis Becerra (creador de las grandes exposiciones de la antigua Caja San Fernando) comenzó a diseñar este enser, que se concluyó días antes de que comenzara la cuaresma de este año.
El nuevo techo de palio parte de un boceto que presentó Becerra la década pasada y que se ha ido perfeccionando hasta su configuración actual. Uno de los rasgos que lo identifican es la base de su diseño: se asemeja en su estructura a un artesonado, cuyas divisiones se corresponden con las que marcan la separación de los varales y las bambalinas. La gloria del centro aparece rodeada de casetones en los que figuran motivos florales, puesto que con esta pieza se quiere transmitir la idea de que se trata de un techo de flores que cobija a la Flor de las flores.
Entre las especies bordadas se incluyen las que tienen gran presencia en la villa ducal, como el jazmín, la rama de olivo (que da nombre al municipio), las rosas y los hibiscos.
Los pinjantes
El artesonado lo conforman galones que presentan un dibujo sencillo, a base de hojas que parten de un fondo liso, rodeadas en su parte exterior por otros galones de menor envergadura. Estos elementos enriquecen las calles que dividen los casetones. Entre las intersecciones de estas calles se han insertado 24 pinjantes (remates) de orfebrería, dorados en oro fino. Los pinjantes que van situados en el contorno del techo coinciden exactamente con el nacimiento de las guirnaldas de flores de las bambalinas. Con ello se logra un doble efecto. Por un lado, un diseño continuado entre el techo y las caídas del palio; y por otro, la percepción de que las guirnaldas penden de esas piezas metálicas.
Especial mención requiere la gloria, presidida por la Virgen del Álamo, antigua patrona de Olivares. Esta imagen aparece sobre un gran álamo, cuyas hojas llenan todo el espacio y que parte de un paisaje propio del Aljarafe sevillano: con campos de olivos, un venero de agua, lirios y flores silvestres. Dada la complejidad en su realización, fue lo primero que se bordó en noviembre de 2019. Los rostros de la Virgen del Álamo y del Niño son de marfil, tallados por el imaginero miniaturista Carlos Valle. Las coronas y el cetro han sido cincelados en plata de ley en los talleres de Villarreal.
Pero, sin duda, la principal dificultad la han presentado los ropajes de ambas imágenes, en los que se ha empleado una técnica inédita hasta ahora, que mezcla el bordado en oro y seda para reproducir exactamente el estofado de la talla original. Para ello, se ha usado hilo de oro, bordado a un cabo, sobre el fondo en hilo de seda con los colores propios marianos: el manto azul y la saya en tono jacinto.
Más de tres años
El taller de Pepi Maya, obrador al que se le encargó la ejecución del proyecto, ha tardado más de tres años en hacer realidad este techo de palio. Maya fue maestra bordadora con Esperanza Elena Caro y su firma constituye uno de los referentes de mayor calidad en esta artesanía.
Todos los expertos coinciden en señalar que el techo de palio que cobijará a partir del próximo Viernes Santo a la Virgen de los Dolores de Olivares pasará a la historia por suponer una de las piezas bordadas más importantes -por su original diseño y por la calidad de su ejecución- del siglo XXI. Una aportación de primer nivel al extenso patrimonio cofradiero de la provincia.
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