Patrimonio

Así ha quedado la iglesia de Santiago para el regreso de la Redención

Obras en la Iglesia de Santiago / Juan Carlos Vázquez

Han sido más de dos años de trabajo. La iglesia de Santiago presenta un aspecto totalmente remozado y con unas mejoras que harán más accesible este templo, ya preparado para el regreso de las imágenes titulares de la Hermandad de la Redención y para el próximo Lunes Santo, cuando la cofradía vuelva a salir de su sede canónica. Una labor de restauración en la que los estudios arqueológicos desarrollados han constatado que Santiago tuvo culto cristiano a partir del reinado de Alfonso X y que previamente formó parte de un gran edificio público construido en época almohade

Será una de las estampas más importantes de esta Semana Santa. La Redención volverá a salir de la iglesia de Santiago tras concluir la primera fase de la restauración del templo, donde la hermandad se trasladó en los años 60. Las actuaciones más importantes se han efectuado en las cubiertas y en el rebaje de la Plaza de Jesús de la Redención (antigua de López Pintado) para salvar el desnivel que existía entre la iglesia y dicho espacio público, lo que dificultaba la salida de la cofradía y el acceso de personas con movilidad reducida.

La corporación del Lunes Santo ha desembolsado en estos trabajos más de 500.000 euros. Buena parte de este gasto se ha empleado en el arreglo de las cubiertas, que presentaban un importante deterioro, con filtraciones y pudrición de las maderas. El hermano mayor de la Redención, Manuel Cuvillo, explica que se han colocado cuatro capas. La primera -visible desde el interior de la iglesia- la constituyen planchas de madera, algunas de las cuales se han podido conservar y otras se han instalado nuevas; una segunda capa impermeable, otra tercera para aislar el templo de la temperatura exterior y la cuarta, conformada por las tejas. En esta última, se han recuperado los perfiles superiores del templo con la colocación de tejas azules y blancas. En dicha intervención ha de incluirse la colocación de seis nuevas vidrieras ante la imposibilidad de recuperar las anteriores. 

Sin diferencia de altura

Las cubiertas de la nave central del templo, totalmente remozadas. Las cubiertas de la nave central del templo, totalmente remozadas.

Las cubiertas de la nave central del templo, totalmente remozadas. / Juan Carlos Vázquez

En el interior de Santiago todo está preparado para que el próximo lunes regresen Jesús de la Redención y la Virgen del Rocío. El montaje de los pasos para el Lunes Santo ya se ha concluido. Incluso está muy avanzado el altar de insignias. Poco a poco, este templo recupera la normalidad tras más de dos años de trabajos en los que no sólo se ha actuado dentro, sino también fuera. Uno de los objetivos de la intervención era salvar diferencia de altura entre la cota del templo y la de la principal puerta de acceso, la que se encuentra en la Plaza de Jesús de la Redención. 

Dicho proyecto suponía actuar en un espacio público. Lo más sorprendente es que este logro se ha conseguido sin alterar la fisonomía de la plaza. El rebaje ha sido de 50 centímetros. Se han eliminado los escalones que existían en dicha puerta, que ahora sólo consta de una pequeña rampa, de escasa pendiente. El trabajo, en este sentido, ha sido muy minucioso. Se levantó el característico pavimento de la plaza (formado por grandes chinos lavados), se disminuyó su cota de forma gradual hasta casi ser igual a la de la iglesia y luego se volvió a colocar el característico suelo del enclave. 

El dedo señala la altura a la que se encontraba antes la plaza, bastante más elevada que ahora. El dedo señala la altura a la que se encontraba antes la plaza, bastante más elevada que ahora.

El dedo señala la altura a la que se encontraba antes la plaza, bastante más elevada que ahora. / Juan Carlos Vázquez

Los trabajos en la plaza concluirán días antes del regreso de las imágenes y han incluido la colocación de un importante sistema de desagüe y arquetas, con el que no contaba el templo, ya que las aguas fecales iban a parar a una fosa séptica. Las nuevas conducciones han costado 50.000 euros. También se podarán los naranjos de la plaza (repletos de azahar en estas fechas), que han tomado una considerable altura y cuyas ramas dificultan la salida de la cofradía. 

El estudio arqueológico

La visión que ofrece ahora la espadaña de Santiago, tras eliminarse el muro de prevención que la rodeaba. La visión que ofrece ahora la espadaña de Santiago, tras eliminarse el muro de prevención que la rodeaba.

La visión que ofrece ahora la espadaña de Santiago, tras eliminarse el muro de prevención que la rodeaba. / Juan Carlos Vázquez

En la restauración se han descubierto cinco criptas, cuatro de ellas en el interior del templo y una en el exterior, delante de lo que fue el origen de la iglesia cristiana y que hoy ocupa la capilla mudéjar, por la cúpula que la corona y cuyo diseño obedece a dicho estilo. En una de estas criptas -la que se sitúa en la sacristía- se han identificado restos humanos de quienes habían vuelto de los primeros viajes a América, según detalla Cuvillo.

Pero, sin duda, uno de los aspectos que más llama la atención de la restauración son los datos aportados por el estudio arqueológico dirigido por la especialista Laura Mercado Hervás. Dicha intervención se ha acometido al contar Santiago con protección integral A, lo que obliga a su titular -en este caso la hermandad- a extremar la cautela arqueológica de grado máximo a nivel subyacente y a realizar análisis al respecto en las estructuras emergentes. Dentro del equipo comandado por la referida experta han participado Margarita de Alba, como técnica en fotogrametría y estudio paramental, y Juan Carlos Mejías García, como técnico en Sistemas de Información Geográfica (SIG) y levantamiento planimétrico.

Los estudios han aportado dos informaciones de gran interés sobre el origen de esta iglesia. Por un lado, que se constituyó como templo cristiano en la época de Alfonso X El Sabio y no con Fernando III, como se creía. Fue el hijo del rey santo el que entregó el edificio existente a la Orden de Santiago. ¿Y qué había allí antes? Pues a esa pregunta responden los datos más interesantes del informe arqueológico. Se trataba de un importante inmueble almohade, de carácter público y cuya funcionalidad se desconoce, aunque las primeras hipótesis apuntan a que podría tratarse de una mezquita. Para confirmar tal teoría, son necesarios nuevos sondeos. 

Las cinco fases del templo

El hermano mayor de la Redención, Manuel Cuvillo, explica las obras acometidas. El hermano mayor de la Redención, Manuel Cuvillo, explica las obras acometidas.

El hermano mayor de la Redención, Manuel Cuvillo, explica las obras acometidas. / Juan Carlos Vázquez

El trabajo de los expertos permite dividir en cinco fases la configuración del templo actual. La primera de ellas obedece a su origen almohade. Se trata de un edificio fundacional (la posible mezquita) sobre el que se adosaron en siglos posteriores el resto de estructuras. La cristianización aconteció en 1274, cuando se donó el inmueble a la Orden de Santiago. Como señal de su sacralización, se colocó una columna en una de las esquinas de la construcción existente. Este elemento se ha encontrado en la capilla mudéjar, de ahí que un fragmento de la misma quede a partir de ahora a la vista. Debió tener otra gemela, que ha de permanecer oculta en los paramentos posteriores que se adosaron. 

La tercera ampliación de la iglesia se acometió entre los siglos XIV y XV, tras un terremoto en el que el templo sufrió importantes daños. Se elevó la altura y se construyó la capilla mudéjar, donde destaca la bóveda de lacería policromada, en la que tras una limpieza superficial se han descubierto elementos geométricos que cubrían los paños interiores con tonos ocres, negros, blancos y rojizos. Ejemplos similares a este elemento arquitectónico se encuentran en la capilla de la Quinta Angustia, en la de la Exaltación y en la sacramental de San Pedro. 

Las nuevas tejas que se han colocado en la última capa de las cubiertas. Las nuevas tejas que se han colocado en la última capa de las cubiertas.

Las nuevas tejas que se han colocado en la última capa de las cubiertas. / Juan Carlos Vázquez

Otro terremoto provocó una nueva intervención en los siglos XVI y XVII. En ella, se cambió la orientación del altar mayor, que pasó a estar en la ubicación actual, mientras el coro se instaló en el ábside anterior. Se colocaron los nuevos soportales de la cubierta mediante columnas toscanas separadas por arcos de medio punto. De este periodo datan buena parte de las criptas encontradas los últimos meses. La nueva cubierta del edificio guillotinó la bóveda de lacería de la capilla mudéjar. 

Ya en los siglos XVIII y XIX se elevó la nave central con vigas de madera y se construyó la pequeña espadaña con su cuerpo de campanas. Este elemento que identifica, a lo lejos, el perfil de Santiago resulta ahora más visible tras haberse eliminado el muro de prevención que lo rodedaba, colocado en los 80.  

Un logro de Hernández Bastos

La incisión realizada en la fachada para distinguir el templo original, que queda a la derecha. La incisión realizada en la fachada para distinguir el templo original, que queda a la derecha.

La incisión realizada en la fachada para distinguir el templo original, que queda a la derecha. / Juan Carlos Vázquez

El templo -que llevaba años desacralizado- lo cedió el Arzbobispado a la Redención en los 60, gracias a la gestión de don Eugenio Hernández Bastos, canónigo de máxima confianza del cardenal Bueno Monreal y una de las personas clave en asentar las bases de la actual hermandad. A partir de entonces, se repintaron las columnas toscanas y se abrió la puerta a la plaza para que por ella pudieran salir los pasos en Semana Santa. 

Como muestra de este paso del tiempo, a la fachada del templo se le ha realizado una pequeña incisión, a modo de cuña, para diferenciar el templo primitivo -que coincide con la capilla mudéjar- del resto de espacios que se fueron agregando hasta configurar la actual iglesia de Santiago. 

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