El Palquillo

El patrimonio musical de Montesión: las joyas de Pedro Braña y Manuel Borrego

La siempre exquisita Virgen del Rosario

La siempre exquisita Virgen del Rosario / Pablo Lastrucci

Hemos incidido en ocasiones anteriores acerca del amplio patrimonio artístico que atesoran las cofradías del Jueves Santo en todas sus vertientes: desde los bordados hasta la orfebrería, pasando por la imaginería y otras piezas. Pero a todo este maremágnum de exquisitas obras de arte se le suma, y no menos importante, el apartado musical, que complementa la "puesta en escena" de la cofradía en la calle. 

Son por todos ustedes conocidas algunas composiciones que forman parte ineludible de la jornada. Virgen del Valle, como banda sonora incontestable, las marchas de Farfán para la Exaltación, la marcha fúnebre de Turina para Jesús de Pasión o el extraordinario repertorio de la Virgen de la Victoria, desde Resignación hasta La Victoria de María. 

Pero a este amplio -y delicioso- catálogo se le une el fantástico repertorio que, cada año, nos regala la Virgen del Rosario de Montesión, que conjuga clasicismo y alegría (no confundir con otros falsos sinónimos) con otras composiciones de corte fúnebre. La cofradía de la calle Feria cuenta en su haber con varias marchas procesionales dedicadas. Aunque la más extendida, sin temor a equivocarnos, es la populosa Rosario de Montesión, rebuscando en los archivos y en las partituras nos topamos con otras composiciones que son verdaderos monumentos de la música procesional. 

Nos detenemos, especialmente, en dos composiciones que, aunque no se prodigan en demasía, por fortuna forman parte del repertorio de esta soberbia dolorosa del Jueves Santo. En primer lugar, encontramos una marcha con un título de lo más sugerente y significativo: Paso de palio, compuesta por el genial Manuel Borrego en el año 1950 para esta corporación, y que se trata de la primera marcha dedicada para la hermandad. Este pasado 2023 los cofrades han tenido la ocasión de escucharla, interpretada por la Cruz Roja, en la calle Jesús del Gran Poder, a la ida hacia la Catedral. Se la curiosa circunstancia que, en algunos compases, la marcha pretende evocar el sonido de los rosarios rozando con los varales. Una prueba más del refuerzo de la música como parte identitaria de una cofradía en la calle. Pueden escucharla en este enlace, interpretada por la Banda de la Puebla del Río, en la que fue su primera grabación allá por el año 1995.

El palio de Montesión allá por 1924 El palio de Montesión allá por 1924

El palio de Montesión allá por 1924

Pero hubo otro genial compositor que firmó una serie de obras para la Virgen del Rosario y la hermandad de Montesión. El asturiano Pedro Braña, no contento con la composición de Nuestra Señora del Rosario de Montesión, legó para el acervo musical otra composición de título insospechado: Salmo Penitencial. Según apuntan los compañeros de Patrimonio Musical, la marcha se denominaba originalmente como "Marcha de cofradía nº10". En 1994 le cambió título (Salmo penitencial) y subtítulo ("Marcha para un paso de Cristo"), dedicándosela a la Hermandad de Montesión. Por el ordinal del título inicial, esto es, diez, la marcha debió ser compuesta en el año 1953. Una joya de duración breve pero con una carga y una intensidad melódica sin parangón. Se le ha tocado, incluso, alguna vez a la Amargura, allá por 1997 gracias a la Municipal, y a la Reina de Todos los Santos por la Banda de Tejera en su procesión de noviembre. Así sonó en la noche del Jueves Santo de hace algunos años llegando a San Juan de la Palma.

Dos verdaderas obras de arte que atesoran en la Plaza de los Carros y que, ojalá -nos consta el esfuerzo y la dedicación, y se agradece- se conviertan en imprescindibles, al menos, en la tarde-noche del Jueves Santo tras el palio de Montesión. 

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