Sueños esféricos
Juan Antonio Solís
La final parisina Alcaraz-Sinner, el suceso deportivo del año
El pájaro morado
This browser does not support the video element.
Que en la Semana Santa todos tenemos cabida es un hecho, una realidad. Como fiesta colectiva y abierta, donde todo individuo tiene potestad y derecho a participar, se dan a veces circunstancias diametralmente opuestas: en lo emocional, lo religioso, lo social, lo económico... Y lo personal. En algunas ocasiones hemos observado esta Semana Santa, especialmente el Sábado Santo, cómo muchos visitantes de diferentes partes del país han respetado de manera sincera y elocuente nuestra fiesta mayor (con sus excepciones, como es natural), cuando por el contrario, en situaciones puntuales y aisladas el público local protagoniza escenas ausentes de convivencia y civilización, lo que mancha y enturbia la proyección de la Semana Santa. Es la cuestión sobre la que reflexionamos hoy.
También te puede interesar
1 Comentario