Cofrades para la historia

El palermo que vino de Versalles

  • José María O'Kean Blanco (1927-2004). Como hermano mayor del Valle en la Coronación de la Virgen culminó una vida sevillanísima. El deporte como practicante y directivo, otra de sus pasiones

José María O'Kean

José María O'Kean

Figura grande del fernandino Real Cuerpo de Alfayates, símbolo indiscutible del comercio sevillano en la Sevilla de siempre, José María O'Kean compaginó su oficio de sastre vocacional con otra vocación, la de ser cofrade de la Semana Santa de Sevilla en general y muy en particular de la Hermandad de Nuestra Señora del Valle. Y, además, como último servicio le cupo el honor y el orgullo de ser el hermano mayor en la Coronación Canónica de su Virgen.

José María O'Kean, como su apellido indica, es de ascendencia irlandesa y sobrino nieto de aquella Victoria Kent que fue mascarón de proa del movimiento feminista y que ocupó el cargo de directora general de Prisiones en la República. Y muchos se preguntarán por qué la tía se apellidaba Kent y nuestro personaje O'Kean. La razón está en que cuando el primer O'Kean, un marino mercante procedente de la localidad irlandesa de Kilkenny, llegó a la Península Ibérica para establecerse en Gibraltar, el amanuense que le tomó los datos escribió literalmente lo que fonéticamente es O'Kean y todos fueron llamándose Kent hasta que el hermano de Victoria, abuelo de José María, decide recobrar la ortografía natural del apellido. No así la gran feminista malagueña, muy contenta con su Kent del alma.

El primer sastre de la saga es José O'Kean Román, que se casa con una malagueña para montar la primera sastrería familiar hacia 1880 en la calle Larios de la capital de la Costa del Sol. En 1920 , el abuelo de José María se establece en Sevilla con una sastrería en la calle Rioja, justo en el tramo que va de Sierpes a Tetuán. José María nace en la calle Gravina el 3 de agosto de 1927 y se queda huérfano de padre cuando sólo cuenta tres años de edad. Cursa las primeras letras en el colegio de don Benjamín, sito en esa misma calle, y de ahí pasa al Instituto San Isidoro, donde termina el Bachillerato.

Paralelamente, José María ejerce de sevillano a carta cabal, sevillano del centro que es amante de las tradiciones de la ciudad y un deportista destacado en sus años mozos. La natación y el tenis son sus materias preferidas y es socio fundador del Club Náutico, del que será presidente. Asimismo presidirá la Federación Andaluza de Baloncesto y la Sevillana de Natación, mientras que en el apartado futbolístico tuerce por los blancos colores del Sevilla de Juanito Arza. Sin embargo, a medida que van llegando hijos al hogar, sito en la calle Fernández y González, se va apartando de sus citas domingueras en Nervión.

Y es que su matrimonio con Ángeles Alonso Pérez dará unos frutos numerosos. Siete son los hijos que tienen y sus nombres, Victoria, José María, Francisco, Ángeles, Rocío, Ana y Concha. José María es catedrático de Economía Aplicada y ex vicerrector de la Universidad Pablo de Olavide, mientras que Francisco es quien lleva el negocio familiar como director gerente de la exclusiva sastrería O'kean de Plaza Nueva.

Pero vayamos al aspecto cofradiero del padre, de ese José María O'Kean que fallecería al poco de que fuese coronada canónicamente la Virgen del Valle, su devoción de toda la vida. Sus hermandades fueron el Valle, la Mortaja, San Isidoro y la de la Virgen de los Reyes de San Ildefonso, patrona de los sastres. A su fallecimiento, José María era el hermano número uno de esta hermandad gremial. Si su inclinacióbn al Valle fue al principio por razones geográficas, por la cercanía de la tienda y el convento del Santo Ángel, ambos en Rioja, su ingreso en la institución de Bustos Tavera se produjo también por razones de vecindad, ya que en 1967 habría mudanza y la familia abandonaba la casa de Fernández y González para afincarse en la calle Dueñas, justo enfrente del palacio de los Alba.

A José María O'Kean, hombre muy elegante y que vestía el cargo, le iban también las formas y era un enamorado de las buenas maneras y de los protocolos. Rozaba a veces lo versallesco y por ahí se explica cómo cuando yendo de fiscal de paso del Nazareno, vulgo de la Verónica, y bajo su antifaz descubría a algún personaje de prosapia se cuadraba ante él y hacía una inclinación de cabeza acompañada de tres golpes de palermo. Me tocó vivirlo una noche de Jueves Santo en la esquina de Velázquez con O'Donnell y el personaje homenajeado en la ocasión era Antonio Burgos.

El momento culminante en la vida de José María se produce cuando su propia vida va tocando a su fin. Es hermano mayor de su cofradía cuando el arzobispo Amigo Vallejo confirma que el Vaticano le ha concedido la Coronación Canónica a la Virgen del Valle. El uno de noviembre de 2002 es coronada en la Catedral la Virgen del Valle por el arzobispo de Sevilla bajo la presidencia honorífica del Rey y el madrinazgo efectivo de la marquesa viuda de la Motilla, ilustre hermana y vecina de la hermandad.

Fue la culminación vital de José María, algo que colmó de gozo el último tramo de su vida. Por entonces ya espació más sus largas sesiones de natación en la pileta de Trastamara y en las interminables charlas de vestuario que manteníamos iba de recuerdo en recuerdo, desde aquel día en que accedió a la Junta de gobierno que presidía el doctor Leal Castaño a sus vivencias de costalero.

Y es que aunque ser hogaño costalero está al alcance de cualquiera, la singularidad de José María es que logró serlo antes de que irrumpiesen las cuadrillas de hermanos costaleros al integrarse en la de estibadores del muelle que dirigía el capataz Vicente Pérez Caro. Muy poco después del tiempo tremendamente gozoso que fue la Coronación Canónica de su Virgen del Valle le diagnosticaron una enfermedad que acabó con su vida en menos de un año. Fue como el adiós tras haber alcanzado su mayor anhelo y especie de conquista de la tierra prometida, pues este fiscal tan versallesco fallecería el 11 de septiembre de 2004.

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