Semana Santa 2023

Lunes Santo: un siglo y un cartel de no hay billetes

Salida de la Hermandad de la Redención en el Lunes Santo de Sevilla 2023 / Juan Carlos Muñoz

UN centenario para recordar. Todavía con la entrada de la Virgen de la Estrella en la retina, la ciudad amaneció en un Lunes Santo espléndido. Todo dispuesto. Mañana luminosa para celebrar los cien años de esta jornada compuesta por nueve hermandades de muy distinto corte que aglutinan a unos 20.000 hermanos y saca 10.000 nazarenos. De la cruz de guía de San Pablo al último músico de la Virgen de las Aguas es una sola cofradía. De barrio y de centro. De izquierdos y de paso largo racheado. De terciopelos y de ruán. Ha pasado ya un siglo desde que las hermandades del Museo y las Aguas inauguraran la jornada el 26 de marzo de 1923. En 1924 llegó las Penas de San Vicente, que ya había salido antes el Lunes Santo por lluvias el Domingo de Ramos, como la Amargura o la Estrella. En 1944, fue la Vera Cruz la que se sumó tras su reorganización. Cuatro años después, en 1948, desde el Tardón lo hacía San Gonzalo, que cumple este año su 75 aniversario. En 1953 le llegó el turno a Santa Marta, en 1958, a Santa Genoveva, en 1954, al Beso de Judas y, por último, en 2008, fue la hora de la Hermandad de San Pablo.

Pero antes de entrar en las emociones vividas este Lunes Santo de aniversario, hay que analizar lo sucedido en las últimas horas del Domingo de Ramos. El retraso acumulado, discutido por Jesús Despojado, hermandad a la que el Consejo atribuyó un importante retraso, hay que asumirlo como normal para una jornada tan compleja y con un importante incremento de nazarenos. El adelanto horario dejó un buen sabor de boca en la Estrella, que aunque se recogió más tarde, no sufrió los parones de antaño. También se pudo disfrutar de la Amargura a una hora más adecuada, también se escucharon voces a favor del cambio en esta corporación. Los nuevos horarios de paso por el Salvador evitaron las escenas trasnochadas de antaño. Un lujo el discurrir de la de San Juan de la Palma y la entrada del Amor.

Hay que valorar igualmente la vuelta del público sin restricciones a Santa Ángela de la Cruz y otros puntos, como el Postigo, aunque las limitaciones por las obras de las Atarazanas no dejan que se disfrute en toda su extensión. Donde no quedaron del todo satisfechos fue en la Hiniesta, la Cena y la Paz. El Consejo está obligado a perfilar el acuerdo porque está comprobado que las costuras reventarán si se mantiene el anual incremento de nazarenos. En el horizonte está la regulación de las bandas de música que en número de componentes pueden sumar un tramo o dos a cada cofradía.

Hecho este apunte, el Lunes Santo ha resultado pletórico. Tan diferente al desbarajuste vivido el pasado año. Desde muy temprano en San Pablo se vislumbraron las ganas que había de cofradías. A lo que no nos acostumbramos es a los himnos o cantos que protagonizan distintos coros o colectivos en los últimos años. Como chirría el público que lo aplaude absolutamente todo. Parece que tienen un resorte que se activa ante cualquier golpe de bombo más fuerte que otro o ante una simple levantá. Como decía un célebre cofrade cabal fallecido hace poco tiempo, “a aplaudir se va a los toros”.

Ha llamado la atención la masiva presencia de público en una jornada que es laborable. Lo hubo en prácticamente todos los lugares por donde pasaban los cortejos. En la Cuesta del Bacalao había personas desde mucho tiempo antes de que pasara la primera cofradía. Es esta una tónica habitual. La de apostarse en un punto estratégico y esperar el tiempo que sea necesario. La Semana Santa está virando hacia una contemplación estática. Cada vez se sale menos a buscar los cortejos como siempre se ha hecho. Esto dispara las tensiones entre las personas que se creen dueñas de un trozo de acera porque llevan allí mucho tiempo plantados y los que intentan pasar para buscar el paso o vienen acompañándolo. Como bien advertía Fernando Briones en su Twitter las nuevas generaciones han perdido la habilidad de moverse en las bullas y lo que hacen es generar tapones y conflictos.

La presencia de personas ha sido tal que en la zona del Salvador y la calle Francos la Policía tuvo que intervenir para abrir varios pasillos. Uno de ellos para que pudiera cruzar la Hermandad de Santa Marta. El Tiro de Línea ha tenido que cambiar levemente su recorrido de vuelta por una incidencia con un árbol. El conflicto más grave ha tenido lugar en la Plaza del Museo cuando un individuo quiso desplegar una pancarta reivindicativa ante el paso del Cristo de la Expiración. Fue reducido por el equipo de autoprotección dela hermandad y la Policía.

El arzobispo ha vuelto a presidir la jornada en el palquillo de la Campana. No se pierde una don José Ángel que, además, da buena cuenta de las venias que concede con un siempre atinado comentario de la hermandad. El Lunes Santo ha sido un día de recuerdos. Al eterno Bienvenido Puelles en San Gonzalo. A Fernando Baquero en la Redención. De exornos florales complejos. Lejos quedan ya los tiempos en los que las únicas flores exóticas eran las que llevaba la Virgen de las Aguas.

El Consejo ha seguido con la novedad de ofrecer los retrasos que dejaban las cofradías en la Campana y la Puerta de los Palos, inicio y final de la carrera oficial. Pese al esfuerzo, la Hermandad el Museo ha vuelto a sufrirlo. Al final han sido 13 minutos en la Campana.

La noche es la aliada perfecta para disfrutar del regreso de Las Penas, la Vera Cruz o el Museo. Cómo cambia el público para bien cuando el sol se ausenta y la masa se retira. Aunque sólo llevamos dos jornadas de Semana Santa son muchos los que ya acusan el cansancio debido sobre todo al calor. Hoy volverá el Martes Santo tras tres años de ausencia. Queda mucha Semana Santa. Y en el horizonte, el esperado Santo Entierro Grande. Como dice Alejandro Ollero, “hay que seguir”.

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