El Palquillo

Tardes de Cuaresma: así se monta el palio de la Amargura en San Juan de la Palma

  • En la noche del pasado domingo se levantó el palio juanmanuelino de esta dolorosa

  • Los priostes colocan la candelería a la espera de la "mudá" del paso de misterio

  • La Amargura vuelve a San Juan de la Palma

Breve visual por San Juan de la Palma una tarde de marzo

En estas tardes de marzo, por cuya "vira de oro viene Jesús Nazareno", parafraseando a Romero Murube, se deshoja el calendario que resiste a los envites de los nuevos tiempos (más fríos, más distantes, más impersonales) y solo se afronta en la calle, en las fachadas, en los aleros y azoteas: el de la espera viva que se ve. Es difícil no toparse, paseando por la ciudad en el meridiano de este mes incomparable, con cualquier puerta entreabierta por la que desfilan chiquillos portando respiraderos o candeleros; es realmente complejo no citarse con la sorpresa de vernos esquivando una mudá o un reparto de papeletas. 

El palio de la Amargura en San Juan de la Palma El palio de la Amargura en San Juan de la Palma

El palio de la Amargura en San Juan de la Palma / M.L.R

Entre los múltiples pasos, familiares altares que forman parte indisoluble de nuestra memoria, que cobran vida en estos días se encuentra el palio de la Amargura, que ya se levanta en las naves de San Juan de la Palma. A pesar de su estado "embrionario y primigenio", las exactas proporciones de sus caídas y el dibujo imparangonable de sus hilos nos regalan el primer hachazo directo con la realidad más deseada: que faltan veinte días para el Domingo de Ramos. Este paso de palio fue diseñado y ejecutado por Juan Manuel Rodríguez Ojeda en 1926, que vino a sustituir al anterior vendido a la cofradía del Desconsuelo de Jerez de la Frontera. Está considerado como uno de los más ricos de toda la Semana Santa andaluza. 

Compartimos, en sesenta segundos de vídeo, la sincera y cálida compañía de la Cuaresma, que se manifiesta vivamente en el sonido de los alicates, de los tornillos y las voces bajo las trabajaderas. "¡Vale, este está bien! Dame el siguiente...!" El tiempo pasa, y no vuelve. Y lo que luego añoramos, día y noche, está ahora al alcance de la mano. Acudamos a él antes de que sea demasiado tarde y lamentemos su fugacidad, su brevedad, su eternidad en la imaginación y en el recuerdo... 

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios