La tradicional mudá de 'los fantasmas' de La Amargura acoge a una multitud de público en San Juan de la Palma

Sevilla, domingo de Laetare. La Cuaresma avanza y con ella uno de los momentos más esperados por los cofrades sevillanos: la mudá del paso de misterio de la Hermandad de la Amargura. Como cada año, San Juan de la Palma ha sido testigo de una estampa singular.

Desde primeras horas del mediodía, un gran número de personas se congregaba junto al trastero donde aguarda el imponente misterio del Desprecio de Herodes a lo largo del año. A las 13:15 horas, bajo la dirección de la familia Villanueva, el paso fue levantado con precisión para comenzar su traslado al interior de la iglesia. Antes de su entrada en San Juan de la Palma, la cuadrilla llevó a cabo un ensayo por las calles aledañas.

Este traslado, que marca un hito en la Cuaresma sevillana, es seguido con especial interés por los amantes del costal y los fieles de la hermandad. La luz del mediodía bañaba la escena cuando las figuras secundarias del paso, conocidas popularmente como “los fantasmas”, abandonaron su inmovilidad para iniciar su corto pero significativo trayecto. Un ritual que, aunque no es reciente, cada año gana más adeptos y espectadores.

Mientras tanto, en el interior del templo, el paso de palio de Nuestra Señora de la Amargura va adquiriendo su fisonomía definitiva. La candelería, ya fundida, ilumina el espacio en el que, en apenas unos días, la dolorosa y San Juan ocuparán su lugar, en espera de un nuevo Domingo de Ramos.

El reloj de la Cuaresma avanza. Apenas restan dos semanas para la gran cita, y Sevilla, con su inconfundible pulso cofrade, se prepara para vivir el Pregón de la Semana Santa, antesala de los días más esperados del año.