Con la última saeta en el Arenal surge el día cumbre

Cruz y Guía

MIÉRCOLES SANTO. Cruzamos el ecuador de la gran fiesta de Sevilla en una jornada que registra la participación de nueve cofradías y que cuenta con las dos más toreras, San Bernardo y el Baratillo

Gentío abigarrado en calle Adriano cuando la tarde se viene arriba con la aparición de la Piedad baratillera.
Gentío abigarrado en calle Adriano cuando la tarde se viene arriba con la aparición de la Piedad baratillera. / D. S.
Luis Carlos Peris

13 de abril 2022 - 05:03

QUEDAMOS en que la nueva ordenación urbanística de esta ciudad llamada Sevilla para vestirse de Jerusalén de domingo a domingo hizo que este día cuarto de la gran celebración fuese la del reencuentro en el barrio muerto. Hasta no hace mucho, el Miércoles Santo era el día en que los antiguos vecinos de San Bernardo volvían al barrio para reunirse con sus amigos de toda la vida al conjuro del Cristo de la Salud y de la Virgen del Refugio. Pero aunque siguen reencontrándose, ya no es en un barrio muerto, sino muy vivo, como corresponde a su condición de indiscutible meollo de una zona rehabilitada y pujante.

Es esta cuarta singladura de la Pasión según Sevilla como el paso del ecuador, como la línea por donde se pliegan dos partes iguales de la Semana Santa. Es un día donde ganan por mayoría numérica las cofradías intramuros, pues de fuera de la muralla sólo arriban la muy tradicional de San Bernardo y la moderna del Cristo de la Sed y Nuestra Señora de Consolación, parroquia nervionense de la Concepción, dos pasos y recorrido larguísimo por lugares que, año tras año, va cobrando tradición.

No tiene nada que ver el recorrido maratoniano de La Sed con el de la que fuese cofradía de los toreros. Curro Cúchares, Costillares, El Tato, los Vázquez… vistieron los hábitos de San Bernardo en un tiempo en que el barrio tenía mucha vida y casi toda al abrigo del Matadero. Pero San Bernardo fue muriéndose a chorros y llenándose de un desarraigo que sólo se paliaba en este día, capítulo cuarto de la Pasión según Sevilla. Se despobló San Bernardo literalmente, pero allí quedó un puñado de fieles que jamás dejaron de rezar un solo día del año a su Cristo de la Salud y a la Virgen del Refugio, que hoy refulgirá entre el oro de sus varales.

Era un emocionante reencuentro en el barrio inane que fue y que ahora ha recobrado el pulso para que en este día las vivencias tengan menos carga de nostalgia y más, infinitamente más, de gozo y gusto por lo propio. Formidable la de San Bernardo yendo a Campana con el momento culminante del homenaje en la Alfalfa a aquel hermano muerto bajo sus trabajaderas y extraordinaria vivencia cuando, sobre las nueve y media de la noche, ha coronado Mateos Gago y revirá hacia San José por Fabiola y Madre de Dios. Es ésta una de las estampas más representativas, uno de esos milagros en que parece que la química puede con la física y lo que parece imposible se hace realidad.

Lo demás de este día es centro, puro centro. Empieza todo con la del Carmen Doloroso que desde 2007 viene desde Omnium Sanctorum, continúa La Sed, llegando desde Nervión y sigue la tarde con el ascetismo franciscano que viene de San Antonio de Padua y que se permite la licencia de gustarse en su pleitesía a cierto personaje que vive en San Lorenzo y que es reconocido como el Señor de Sevilla. Y cuando llegue al Duque, por Trajano llegará la Lanzada, una cofradía de centro que tiene sabor de barrio, de su rehabilitado barrio de la Alameda, puro barrio por muy cercano que esté del centro de la ciudad. Pero la Lanzada sabe a pueblo y más que va a saber cuando la Europa y aledaños parezcan un pueblo en fiesta así que llega la madrugada y por San Martín no se cabe.

Y junto a esto, la austeridad castellana que llega de San Pedro y que vuelve a San Pedro por el camino más corto, siempre por el camino más corto. También hoy se abre el azahar por San Vicente con la salida de las Siete Palabras y San Vicente será reñidero de saetas de la misma forma que cuando esta cofradía lo concentraba todo en un paso y el cante bajaba siempre del mismo sitio. Todo igual menos la medida, tres pasos en vez de uno, qué se le va a hacer. Y cuando esté en flor el azahar de la noche en San Vicente, por San Andrés habrá un gentío esperando el retorno de los Panaderos, que llega gustándose y siempre sobre los pies en loor de multitud.

…y el Baratillo. Cofradía excepcional que ha tenido un empuje tremendo en los últimos años gracias a un grupo de emprendedores a la voz y la constancia de un joven e inquieto abogado que ha sabido conjugar la tenacidad germana paterna con el amor a todo lo nuestro que le llegó por su madre. El Baratillo yendo hacia Campana muy a compás para tener un paseíllo de intensidad y gracia plenas por el Arenal, entrando en él por un Arco del Postigo que se medievaliza más de lo que está al paso de la Piedad. Esta noche ni se asustan las palomas que allí moran, sino que quieren verlo todo en primera fila de palco. Y cuando todo vaya tocando a su fin y el palio de la Virgen de Regla haya superado el dintel de San Andrés, estará a punto de amanecer el día más largo. Saetas en la Concepción y en San Antonio, saetas en el Arenal y ya estamos en ese día cumbre, el Jueves Santo como aperitivo de la excelsa Madrugada.

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