Tras la imposición de las cenizas, los cofrades de la Hermandad de la Trinidad realizaron este miércoles su tradicional vía crucis presidido por el Santísimo Cristo de las Cinco Llagas, obra de Luis Álvarez Darte en 2002. En torno a un centenar de hermanos formaban el cortejo, precedidos por la cruz de guía de la hermandad del Sábado Santo.

A lo largo de su recorrido visitaron numerosos conventos e instituciones religiosas, rezando en cada uno de ellos alguna de las catorce estaciones del vía crucis: el Beaterio de la Trinidad, la Casa natal de Santa Ángela de la Cruz, los conventos de las Siervas de María, Santa Paula y Santa Isabel, la capilla de los Servitas y la parroquia de San Román. Destacar la belleza de su discurrir por el patio del convento de Santa Paula o por la Plaza de Santa Isabel, con los azahares recién florecidos.

Los hermanos Villanueva fueron los encargados de guiar las andas, siendo éstas iluminadas por guardabrisas y exornadas con un centro de lirios morados. El crucificado portaba para la ocasión una corona de espinas. La capilla musical y escolanía de María Auxiliadora pusieron la nota musical al solemne acto.