El Palquillo

Un viaje en el tiempo gracias a 'Los sonidos perdidos de Sevilla'

'Los sonidos perdidos de Sevilla' (fotogramas y sonidos)

El Teatro Cajasol se convirtió en una máquina del tiempo en la mañana del viernes 19 de febrero de 2021. En él se proyectó una película con imágenes tomadas en 1927, 1930 y 1931. Un retrato sonoro, el más antiguo que se conoce, de aproximadamente una hora de la Semana Santa de Sevilla de aquellos años. Un hallazgo histórico-cultural que sus propios descubridores, Enrique Guevara y Jesús Romero presentaron. El título del celuloide es Los sonidos perdidos de Sevilla, que fueron recuperados 90 años después.

La remasterización de la imágenes, que ha corrido a cargo de Carlos Valera, ha permitido acercarse de modo más fidedigno a aquellos años previos a la Guerra Civil, donde los tranvías, los coches y las cofradías convivían durante la primavera. La ruidosa primavera, porque la Semana Santa era, es y será una celebración sonora. El filme permite escuchar las conversaciones, los gritos, las saetas y las marchas procesionales. Estas últimas interpretadas por una veintena de músicos, a veces a caballo delante de la cruz de guía.

La película tiene detalles infinitos. Su análisis daría para varios tomos en el terreno cultural, histórico o arquitectónico. Y, por supuesto, cofradiero. Escenas como la salida de la Hermandad de la Cena de la iglesia del Omnium Sanctorum o la entrada de la Hermandad de San Bernardo entre bengalas son algunas de las más destacables. La presencia de los reyes, Alfonso XIII y Victoria Eugenia, en los palcos de la Plaza de San Francisco también fue un hito destacado por sus autores a la hora del montaje y emisión en el noticiero Fox News. Allí fue emitido y ha estado conservado en la Universidad de Carolina del Sur hasta que los investigadores han dado con ella y la han hecho cruzar el charco hasta el centro de la capital andaluza.

La Cena, San Esteban, San Benito, San Bernardo, los Negritos, la Trinidad, la Macarena, el Cachorro y la O son las corporaciones protagonistas del filme. Sus pasos, sus nazarenos y sus fieles, que no cesan de mirar a la cámara sorprendidos, encarnan la Sevilla posterior a la Exposición Iberoamericana de 1929 y previa a la proclamación de la II República. El contexto histórico en el que se desarrolla la convierte en un valioso documento histórico de la ciudad, en el se aprecian calles con distintas fisionomías o anuncios gigantes en las fachadas del entorno del Ayuntamiento.

La apariencia de los sevillanos fue otro de los aspectos más comentados a la salida de la película, de vuelta a la realidad del siglo XXI. Los trajes y los sombreros eran norma a la hora de ver pasar las cofradías. También se observan numerosos niños disfrutando de los pasos sin la compañía de adultos, correteando entre los tramos de nazarenos o encaramados a poyetes y farolas. La espontaneidad es, sin duda, uno de los atractivos de la película. Algo que se mantiene vivo en, por ejemplo, el cangrejeo delante del palio de la Esperanza Macarena, que también aparece inmortalizado en los fotogramas hallados.

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