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Entrevista a Marcelo Gullo: “LO QUE AMÉRICA LE DEBE A ESPAÑA”

Contenido ofrecido por Fundación Lecumberri

Marcelo Gullo

14 de noviembre 2023 - 10:53

EL encuentro de España con América fue un acontecimiento trascendental, y el legado que allí quedó, una huella imperecedera. El prestigioso historiador argentino, doctor en Ciencias Políticas y también autor de “Madre Patria” y “Nada por lo que pedir perdón” aborda en esta obra la necesidad de comprender adecuadamente la Historia de España e Hispanoamérica, los lazos y los innumerables puntos en común que nos unen, huyendo así de la historia falseada y manipulada que se ha transmitido desde hace décadas.

Con la creación de la Hispanidad, América recibió los valores de Europa a través de España: los habitantes de América disfrutaron de plenos derechos y fueron súbditos libres de la Corona española y se beneficiaron de la lengua, la cultura y todos sus valores. Este Libro desmonta, punto por punto y con argumentos irrefutables, que España nunca consideró el Nuevo Mundo como una mera fuente de riquezas.

¿No le parece que el título su nueva obra Lo que América le debe a España es un título muy provocador y agresivo? ¿Qué le debe América a España?

Quisiera contestarle con la opinión de un hombre que sólo un loco podría acusar de ultramontano, de conservador o de nacional católico. Es un hombre que se enfrentó al imperialismo norteamericano pistola en mano, para poner fin a la ocupación de su patria por parte de los Estados Unidos, el general nicaragüense, de madre india, Cesar Augusto Sandino, que decía “Yo veía antes, hace tiempo, con protesta la obra colonizadora de España; pero hoy la veo con profunda admiración. España nos dio su lengua, su civilización y su sangre. Nosotros más bien nos consideramos como españoles indios, de América”.

Como intuyo Sandino Hispanoamérica le debe su unidad sustancial a España, de manera que de Madrid a Kiev o de Granada a Berlín hay más distancia psicológica, sociológica y cultural que de Lima a Sevilla o de Buenos Aires a Salamanca. Los pueblos que se extienden desde los Pirineos a Acapulco y desde California a Tierra del Fuego conforman en sustancia un solo pueblo, un único pueblo, aunque, como resultado de la leyenda negra, hayan perdido la conciencia de su unidad de destino.

Hispanoamérica le debe a España su ser, aquello que le hace ser lo que “es” en el mundo: un “pueblo continente”, que se extiende desde México hasta Argentina, una única nación dividida en repúblicas, pero una sola nación, una nación inconclusa.

¿Por qué sostiene que América le debe el ser a España?

Porque la identidad de un pueblo, su “ser”, aquello que le hace ser lo que es, no viene dada por su sangre o por el color de la piel, sino por la lengua y los valores, en definitiva, por su cultura profunda que deriva siempre de una “Fe Fundante” que en nuestro caso es catolicismo. Desde California hasta Tierra del Fuego, la Iglesia fomentó el sincretismo en la forma de la fe —es decir, su expresión artístico-cultural, arquitectónica, musical, festiva, etc.—, pero en ningún caso en la esencia de la fe. De ahí que, por ejemplo, un católico de Jalisco era, en sustancia, idéntico a un católico de Sevilla. El cristianismo en Hispanoamérica fue absolutamente ortodoxo, porque ninguno de los pilares de la fe se adulteró. Por eso, cuando a la unidad religiosa le siguió la unidad lingüística —con la asunción, voluntaria, de la mayoría de la población hispanoamericana del español como lengua madre— se conformó, si atendemos a la sustancia y no a la forma, un único pueblo.

Es por eso que el líder portorriqueño, el mulato Pedro Albizu Campos, que luchó para independizar Puerto Rico de los Estados Unidos afirmó: “Aquel que no es orgulloso de su origen no valdrá nada nunca, porque empieza por despreciarse a sí mismo. Por eso nosotros veneramos el nombre de España, porque significa la ciencia del Derecho, las ciencias positivas, la ciencia de la moral y la tradición cristiana de nuestro pueblo”. Como intuyó Pedro Albizu Campos con España llega a América lo mejor de Atenas, de Roma y de Jerusalén, los tres pilares de la civilización occidental. En este sentido, resulta incuestionable que la historia, la religión y el idioma ubican a Hispanoamérica en las coordenadas del mapa cultural occidental, una civilización que España llevó y cultivó en América.

¿No está usted creando una leyenda rosa de la conquista española de América?

Lo que se le oculta a los jóvenes españoles e hispanoamericanos es que cuando España llega a América no era un paraíso, era en realidad un infierno donde reinaba el canibalismo y la antropofagia. El imperialismo astrologado de los aztecas asesinaba 20.000 personas por año del pueblo que dominaba. España pacificó el continente y sembró América de hospitales, colegios y universidades. El dato histórico mata la leyenda negra. No hace falta exagerar nada porque los datos están ahí. Si la leyenda negra fuese cierta y España vejó, explotó y aniquiló a los pueblos originarios, los primeros que tenían que haberse sublevado en 1810 tenían que haber sido las masas indígenas. Sin embargo, vemos cómo en la última batalla, la de Ayacucho (1824), que decide la suerte de España en América con dos bandos, en un solo bando –el ejército realista- había indios: de 6000 hombres, 5000 son voluntarios quechua hablantes. Y cuando el ejército fue derrotado, las masas indígenas continuaron resistiendo en lo que se llamó la guerra de los castillos, con una bandera que decía: “por Dios, por la Patria y el Rey” y lucharon hasta 1830. Para demostrar que no fue una excepción, la mayor oposición a Bolívar fue la de los indios guajiras y la de las de las masas mulatas que solo fueron vencidas cuando Bolívar consigue el apoyo de 5000 soldados británicos. Contra Bolívar lucharon los más pobres, los negros, los mulatos y los indios. No hay leyenda rosa sino la exposición de datos históricos concretos, lo que ocurre es que la exposición de esos datos es tan increíble, fue tan increíble la obra de España en América que parece una mentira. La mayoría de los españoles que iban ahí, por supuesto no eran ángeles sino hombres, pero estaban movidos por un gran idealismo. Quienes dicen que hago leyenda rosa en realidad no tienen coraje, son unos cobardes, son materialistas sin un solo ideal en la cabeza y piensan, como el ladrón, que todos son de su condición por eso no pueden comprender a los españoles que protagonizaron la epopeya del descubrimiento y liberación de América de los dioses de la muerte, la antropofagia y el canibalismo.

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