Sevilla

ASENJO Un perfil humano

  • La educación de los más jóvenes y la protección del patrimonio, entre sus principales inquietudes · Muy unido a su familia, la muerte de un hermano marcó su vida

Un interés permanente por la educación y la formación de los más jóvenes, la importancia primordial de la familia como núcleo integrador de la sociedad y una preocupación por la conservación del patrimonio. Los amigos y personas que han trabajado con monseñor Juan José Asenjo Pelegrina coinciden en que se trata de las tres claves del pensamiento y la personalidad del que será a partir de hoy nuevo arzobispo coadjutor de Sevilla. Un nombramiento que le otorga los derechos de sucesión al frente de la diócesis hispalense.

Monseñor Asenjo nació en Sigüenza (Guadalajara) el 15 de octubre de 1945 en el seno de una familia de clase media, profundamente religiosa. "Fue su primera escuela cristiana, de ahí que le otorgue tanta importancia a la familia en sus cartas pastorales", dice Jesús de las Heras, quien fue alumno suyo en el Seminario Mayor de Sigüenza y jefe de prensa cuando ocupó el cargo de secretario de la Conferencia Episcopal Española (CEE). Su padre, Juan José Asenjo Ranz, agricultor natural de Sigüenza, falleció en 1985, mientras que su madre, Cándida Pelegrina Pelegrina, tiene 88 años y procede de Aguilar de Anguita, una población de Guadalajara. Actualmente vive con ella, ya que necesita de atención permanente debido a la enfermedad degenerativa que padece. Asenjo es el mayor de los tres hijos que tuvo el matrimonio, de los que sólo viven él y Andrés, que es profesor de Matemáticas y Ciencias Sociales en el instituto público de Sigüenza. El segundo de ellos, Jesús, murió en 1984, a los 36 años de edad, cuando se bañaba en la playa de Salou, dejando viuda y tres hijos. Esta pérdida supuso un gran trauma para la familia, que encontró en Juan José Asenjo un sólido pilar para seguir adelante.

Aunque especializados en materias diferentes, los dos hermanos coinciden por haber dedicado parte de su vida a la educación de los más jóvenes. Monseñor Asenjo desempeñó en los primeros años de su sacerdocio distintas labores docentes: director de la residencia de alumnos de Magisterio de Sigüenza, desde 1979 a 1988; vicerrector del Seminario Mayor de esta ciudad, entre 1974 y 1977; y profesor del instituto público de dicha localidad, donde ahora trabaja su hermano.

El interés constante por ampliar sus conocimientos es otra de las claves de su personalidad. Muestra de ello son sus estudios en la Facultad de Teología de Burgos -donde realizó un minucioso trabajo sobre la Iglesia Visigótica de España-, en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, y en las Escuelas del Archivo Secreto Vaticano, donde obtuvo las Diplomaturas en Archivística y Biblioteconomía.

Esta inquietud se traduce en un contacto permanente con los seminarios para lograr la mejor formación posible de las nuevas vocaciones, de ahí también su interés por permanecer en el Seminario Hispalense, "la esperanza de la Iglesia", como ha afirmado en varias ocasiones. No en vano, durante su pontificado en Córdoba ha logrado aumentar de forma considerable el número de vocaciones. Tal es su apego y confianza en la juventud que durante más de cinco años sus secretarios han sido sacerdotes recién ordenados, los cuales luego han sido enviados por él a Roma para completar su formación. Su secretario actual, Bernardo López Díez, que recibió los hábitos el pasado mes de junio y tiene como primera función la asistencia al prelado, siempre ha notado en Asenjo su interés por la juventud: "De hecho, lo primero que hizo cuando llegó a Córdoba fue redactar el Primer Plan Pastoral Juvenil y Universitario para que los jóvenes sean miembros activos de la Iglesia".

Fruto de su elevado nivel cultural es la preocupación por la conservación del legado artístico, lo que le llevó a ser elegido en 2005 presidente de la Comisión Episcopal para el Patrimonio Cultural de la CEE, cargo que todavía ostenta. En sus primeros años de sacerdocio en tierras seguntinas, se introdujo en los medios de comunicación con la publicación de la revista Ábside, editada por la Asociación de Amigos de la Catedral de Sigüenza, un grupo cultural y conservacionista que él mismo fundó.

En más de una ocasión ha logrado que el carácter conciliador y diplomático que muchos le atribuyen sirviera para cerrar acuerdos con distintas administraciones para restaurar diversos templos. Esta diplomacia se evidenció cuando inició su obispado en Córdoba, al conseguir que las relaciones entre la dirección de Cajasur y la Junta de Andalucía se normalizaran.

Dicen quienes lo conocen que es un hombre muy exigente con su trabajo y con el de quienes le rodean. Le gusta que sus funciones se encuentren desde primera hora organizadas, sin que nada quede a merced de la improvisación. Aseguran los que han trabajado con él que la primera impresión que se puede recibir de Asenjo es la de un hombre serio, respetuoso en el trato, pero algo reservado, "aunque cuando va conociendo a las personas acaba entregándose por completo a ellas", como afirma su hermano Andrés.

En su trato con los medios de comunicación, el que fue durante años su jefe de prensa, Jesús de las Heras, apunta que mantiene una relación "respetuosa", aunque eso sí, "no escenifica, ni es actor, no muestra distintas caras según la personas a las que se dirige; su mensaje es siempre el mismo y muy certero".

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