Calle rioja

"¡Adiós, Ben-Hur!"

  • Paseo. Recorrido por la Sevilla oculta en coche de caballos: San Luis, Dueñas, Pozo Santo.

EL coche apareció por la calle Peral, con Iván Jiménez en el pescante y Pepi, una yegua marroquí, tirando de la monta. Fue la sorpresa que le habíamos preparado a mi hija Andrea para celebrar sus 25 años. Recuerdo como si fuera ayer la noche antes de su llegada, yendo al cine de verano a ver Regreso al futuro III; las horas de espera con el libro de poemas Agenda, de José Hierro, con esa maravillosa habanera en Bermeo. Un cuarto de siglo y allí estaba el cochero para celebrarlo.

Nunca disfruté de ese privilegio de recorrer el casco histórico en un coche de caballos. La destreza de Iván por las calles estrechas era formidable. La calle Relator, que en la esquina con Parras, donde está el bar de Gonzalo, me remitía a la carbonería de Luis Astola, la calle donde nació Juanita Reina, donde Enrique Pavón se construyó su castillo de remiendos. Veranos en la Bolera, rallys de carritos para llevar a mis hijas a la guardería de Alfonsa, en la calle Escoberos.

Por San Luis saludé al tabernero Julián y junto a San Luis de los Franceses recordamos la capilla ardiente con los restos de Juanito Valderrama. Iván ha leído en algún sitio que San Luis es la calle con mayor porcentaje de suicidios de Europa. Se ha leído El hombre-loco en el Rocío, de Julio Muñoz Gijón, que ahora está con la selección en la Eurocopa. Obras en San Marcos que nos obligan a meter el caballo por Castellar. Recuerdos de una fábrica de sombreros, la calle donde nació José María Izquierdo, el creador de la Cabalgata del Ateneo, el único nombre propio en Ocnos de Cernuda. En San Martín, Cervantes es contramano y en Quevedo hay una furgoneta de la que bajan turistas extranjeros. La literatura siempre presente. El carruaje pasa por Dueñas, que parece por fuera un pabellón de la Expo. Parada para abrevar en la plaza del Pozo Santo. Al bar Los Dardos llega Paco Aguilar. Hemos pasado por la calle Viriato donde nació su amigo Paco Gandía. "¡Adiós, Ben-Hur!", dice Aguilar cuando reemprendemos la marcha. Se me viene la estampa de La Diligencia. Mi hijo me ha reemplazado en el asiento junto al cochero.

Bajamos por la cuesta del Rosario. Ambientazo en los soportales del Salvador. Los turistas nos hacen fotos por Hernando Colón y por Alemanes. Ver la Giralda desde la trasera de Pepi es un privilegio simpar. El Archivo de Indias que dirige Manuel Ravina, al que entrevistaba este sábado José Joaquín León. La calle Santander: recuerdos de la cerveza fresquita en la Casa de la Moneda que despachaba un primo de Curro Romero y los caracoles de Casa González. La Torre de la Plata se ve antes que la Torre del Oro en este podio de Monipodio.

San Telmo sigue oliendo a Montpensier. Iván, el cochero, no lo conoció como seminario. La antigua Fábrica de Tabacos donde estudió Filología Inglesa la que cumple 25 años. Mi hijo reconoce la estatua del Cid Campeador que hizo una escultora norteamericana. Hay una boda en La Raza. Algunos quieren que haya un entierro. Ínclitas razas ubérrimas. Sale solo el verso de Rubén Darío muy cerca de la glorieta de Bécquer. 25 años de una vida. Cinco años antes Butragueño le marcó cuatro goles a Dinamarca en Querétaro. Fuimos a celebrarlo con Atín Aya a un bar de la calle Betis donde conocí a Gloria Rodríguez, la fotógrafa que me descubrió a Roald Dahl. El día que mi hija cumplió 19 años murió Saramago. En el sexto aniversario de su muerte, Portugal jugaba contra Austria. Parecía el viaje de Lisboa a Viena que hacía el elefante de su novela. Iván se va con Pepi. Ha llevado a algunos turistas norteamericanos. Ya sabe Obama donde tiene un guía de categoría para conocer la ciudad.

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