Aquella Alcaldía perdida en 1999

La Caja Negra

Carlos Navarro Antolín

09 de septiembre 2011 - 08:19

En 1999 se daba por hecho que repetiría como alcaldesa y, por lo tanto, se asumía tácitamente que no continuaría en el Ayuntamiento si no revalidaba el cargo. Tal era la confianza de ella que en el primer encuentro que mantuvo con Alejandro Rojas-Marcos en el Alcázar, el andalucista -que se la encontró sacudiendo el polvo de las cortinas de las dependencias habilitadas para la Alcaldía- fue recibido con la siguiente perla: "¿No irás a pactar con Monteseirín con lo que suda?". Chaves lo llamó aquella misma tarde y se fue a la casa de Rojas-Marcos, que exigió incondicionalmente el Metro. El dirigente socialista, revestido en aquel encuentro con el mono de trabajo y desposeído de ínfulas de presidente de la Junta, telefoneó al consejero Vallejo y le marcó la prioridad del Metropolitano. El pacto estaba sellado. Becerril reaccionó con un artículo en prensa que algunos interpretaron como un tardío cheque en blanco entregado públicamente al PA. Hay quien defiende que Arenas entró en juego tarde: "Hombre, Alejandro, cómo no vamos a hablar tú y yo y tomarnos una cerveza". Y el andalucista zanjó: "La cerveza cuando quieras. Del pacto no hay más que hablar". A la alcaldesa no le quedó otra que apelar a uno de los valores supremos -la honra- para justificar una Alcaldía que perdió por la voracidad de poder de los andalucistas y por la demora en reaccionar de un Arenas que habitaba entonces en las alturas del despacho madrileño de secretario general del PP. El día de la toma de posesión, Becerril recurrió en el Salón Colón al alcalde Zalamea para salir del paso: "Al Rey, la hacienda y la vida se han de dar, pero el honor... Es patrimonio del alma y el alma sólo es de Dios". Alejandro y Soledad no se saludan desde hace años.

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