El rey Felipe VI viajó ayer entre dos Palacios. A las nueve de la mañana recibía en el Palacio de la Zarzuela a la presidenta del Congreso, Maritxell Batet, y tres horas más tarde estaba en el Alcázar para presidir con la reina Letizia la reunión de la Comisión Nacional del quinto centenario de la primera vuelta al mundo. El palacio donde en 1526 se casó con su prima Isabel de Portugal el rey Carlos V, que en Valladolid dio el visto bueno al proyecto de Magallanes que rechazó el rey lusitano.

Ese mismo año de 1526 muere en otra de sus expediciones Juan Sebastián Elcano, el marino que capitaneó la nave que regresó y justifica el título de la exposición. El viaje más largo. Largo en el tiempo, entre el 8 de agosto de 1519 y el 8 de septiembre de 1522. Y en el espacio: la primera vez que se tuvo una idea precisa de las dimensiones de la tierra. “Es el viaje del hombre ante lo desconocido, un viaje que hoy continúa”, en palabras de Antonio Fernández Torres, historiador y uno de los tres comisarios de la exposición junto a los archiveros Braulio Vázquez Campos y Guillermo Morán Dauchef.

“A los Reyes la exposición les ha encantado”, dice Manuel Ravina, director del Archivo de Indias. “No es una cosa muy grande, que canse, es selecta, llevaba dos años y medio de preparación”. Se puede ver hasta febrero. Entonces, ya debe de haber Gobierno en España, y el Archivo de Indias tendrá nuevo director: Ravina se jubila el 3 de octubre con la mejor de las guindas.

Una multitud aguardaba la llegada de los Reyes en la Avenida de la Constitución. “Sigue el camino del sol”, se leía en el anuncio de la conmemoración del viaje en el Metrocentro. En la Glorieta Americanista Luis Navarro García esperaban las autoridades. Lo que el protocolo llama primera línea de saludo. Una de las ventajas de estar en la oposición, pensaría Susana Díaz mientras subía las escaleras, es que no tenía que estar en esa primera línea y fue de las primeras en ver la exposición sin apreturas. Antes se detuvo con los periodistas. Habló de política y de su embarazo, estado de buena esperanza en el que estaba la esposa de Magallanes cuando partieron los expedicionarios.

Por la Avenida de la Constitución paseaba Rocío Carande, nieta de uno de los mejores conocedores del Archivo de Indias y de las finanzas del rey que apoyó la expedición. Ramón Carande, autor de Carlos V y sus banqueros, está enterrado en la misma tierra extremeña donde moran los restos de Carlos V. En 1985 el historiador palentino, a sus 98 años, recibió el premio Príncipe de Asturias que le entregó en Oviedo Felipe de Borbón, que tenía entonces 17 años.

Las aguas calmas de la Historia servían ayer para atemperar tiempos de tormenta política, de incertidumbre, de viaje “a lo desconocido”. Políticos de tres partidos diferentes departían amistosamente: Elías Bendodo (PP), consejero de la Presidencia, Juan Marín (Ciudadanos), vicepresidente de la Junta de Andalucía, y Alfonso Rodríguez Gómez de Celis (PSOE), de la mesa del Congreso. La consejera de Cultura, Patricia del Pozo, charlaba con el presidente de la Diputación, Fernando Rodríguez Villalobos. Al patio entraban de forma distendida el presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno, con la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo Poyato, que destaca esta exposición como uno de los 246 eventos que se organizarán. “Es una gesta española a cargo de un portugués”, dice la política egabrense de ese sincretismo ibérico con el que siempre soñó José Saramago.

El verbo explorar era un puente entre la historia y la actualidad. “La exposición es un homenaje al espíritu explorador del hombre”, dice uno de los comisarios de El viaje más largo. “Si hay posibilidades, las exploraremos”, dice Carmen Calvo de las marchitas negociaciones para formar Gobierno. “Tiempo hay y si se puede se hará”. Estará en Sanlúcar de Barrameda el día 20 para conmemorar la definitiva partida de las naves y tres días después expira el plazo para evitar la convocatoria de elecciones. El tiempo corre como en otra vuelta al mundo, la de Phileas Fogg para ganar la apuesta en la novela de Julio Verne.

Las naves salieron el año que muere Leonardo da Vinci y ayer los invitados seguían los pasos del viaje interoceánico con un cátering de Miguel Ángel. En el patio, Ramón Tamames, que el último verano dirigió en la santanderina Menéndez Pelayo un curso sobre el viaje de 1519 en el que se presentó un libro de Sanz Hermida con dos cartas autógrafas de Magallanes y Elcano. Braulio Medel, presidente de la Fundación Unicaja, recorrió con los monarcas una exposición que patrocina dicha entidad.

A la vicepresidenta Carmen Calvo la acompañaban tres miembros del Gobierno en funciones: María Jesús Montero, titular de Hacienda y compañera con Carmen Calvo y Adriana Lastra del equipo negociador, Margarita Robles, de Defensa, y José Guirao, de Cultura. Tres disciplinas vinculadas con una gesta en la que hubo Defensa –ataques de portugueses y piratas varios–, Hacienda –los pingües beneficios de las especias– y Cultura –ese aprendizaje de idiomas y geografía– en un gobierno imaginario que presidió Magallanes. Marino como el almirante Teodoro López Calderón, jefe del Estado Mayor de la Armada, y el almirante Martín Núñez, subsecretario de Defensa. Una gesta simpar que nació en Castilla, como el marinero en tierra de Alberti. Que certificó el paso de la Edad Media a la Edad Moderna, lo que Boscán y Garcilaso hicieron en la poesía.

Siempre hay un español dando la vuelta al mundo. España juega hoy contra Australia por estar en la final del mundial de China de baloncesto. Mar océana.