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Árboles: ¿peligro de muerte o esperanza de vida?

Árboles: ¿peligro de  muerte o esperanza de vida?

Árboles: ¿peligro de muerte o esperanza de vida?

Mi trabajo de científica me ha llevado a vivir en ciudades de cuatro continentes. En ellas he visto relaciones diversas entre árboles y personas. Muchas veces relaciones de cuidado y respeto, algunas veces de conflicto.

En Bangalore (India) vi árboles de copas inmensas, inimaginables, ocupando calles enteras. Cuando la motosierra acecha, que allí también ocurre, los vecinos corren a decorarlos y venerarlos como templos sagrados, y así nadie se atreve a tocarlos.

Estuve en Estambul (Turquía) poco después de que la manifestación por la tala de árboles en la Plaza Gezi escalara hasta convertirse en un movimiento multitudinario de protesta nacional contra la brutalidad policial y el autoritarismo.

El verano pasado, me maravilló cómo en San Francisco los vecinos se han organizado, apoyados por el Ayuntamiento, para cuidar y regar los árboles de las calles y ajardinar los alcorques con flores, plantas aromáticas y hasta pequeños huertos.

Mi recuerdo favorito son las pequeñas ranas que saltan de los árboles en las calles cercanas al Vondelpark de Amsterdam cuando llueve. Un espectáculo de naturaleza integrada y respetada en una ciudad moderna e innovadora.

Pero Sevilla es única. Jamás en el mundo vi el desprecio con el que se trata a los árboles en la que llamo mi ciudad.

Aquí, en Sevilla, este verano se han talado más de 800 árboles de sombra, a los que hay que sumar más de 2.000 en los últimos dos años. En total, unos 3.000 árboles desde que nuestro actual alcalde socialista, Juan Espadas, llegó al poder.

No hay razones claras para las talas. No hay rigor en las evidencias ni en las decisiones sobre riesgo que el Ayuntamiento ha tomado.

Un ejemplo. El 7 de agosto se talaron 20 olmos en el campo de la Feria en Los Remedios. Según el Ayuntamiento, se decidió en Consejo de la Gerencia de Urbanismo en noviembre de 2017, porque eran árboles peligrosos e irrecuperables. Pero las evaluaciones de riesgo de estos 20 olmos colgadas en la web municipal fueron realizadas en julio de 2018. ¿Cómo se decidió en noviembre 2017, si las evaluaciones de riesgo, documento que justifica la tala según el consistorio, se hicieron ocho meses más tarde?

Hay algo aún más grave. Las conclusiones de todas y cada una de esas 20 evaluaciones de riesgo de estos olmos dicen que son árboles que requieren "mantenimiento intensivo y revisión permanente". En ningún caso se dice que requieran tala. ¿Por qué se decide talar estos 20 olmos, si no son un riesgo claro según la propia evaluación del Ayuntamiento? Hay muchas preguntas sin respuesta sobre las irregularidades administrativas en la gestión de Parques y Jardines.

Con el fin de justificar esta sinrazón, el Ayuntamiento ha adoptado el lenguaje del miedo para referirse a los árboles. Y oímos, en boca del director de Medio Ambiente y Parques y Jardines, Adolfo Fernández Palomares, frases como éstas:

"En 2015 identificamos 2.500 árboles que eran peligrosos."

"Esos árboles provocan muertes de personas."

"Los árboles son elementos de la ciudad que no justifican poner en peligro la vida de una persona."

"Los árboles aplastan personas."

Los arboles y su sombra son imprescindibles en una ciudad como Sevilla, donde el cambio climático predice temperaturas en aumento, hasta de cinco o seis grados más calurosas de media. Vaya por delante que la seguridad de las personas debe ser prioridad de las actuaciones en la ciudad y que, por ello, el mantenimiento y cuidado del arbolado debe ser una función prioritaria en un Ayuntamiento. Esto es exactamente lo que pedimos: más sombra, y gestión seria y eficaz del arbolado.

Ahora bien, con los árboles, al igual que con los coches, el riesgo cero significaría eliminarlos de la ciudad. Y es lo que parece querer hacer el Ayuntamiento: no con los coches, pero sí con los árboles. Los desprecia, no los cuida, no gestiona su mantenimiento, y cuando suponen un riesgo (real o figurado) los tala.

De todo este despropósito ha surgido algo positivo. El vecindario de muchos barrios, y muchas organizaciones sociales, se han organizado en el movimiento #SalvaTusArbolesSevilla.

En pleno verano, en Sevilla, con mucho calor, la ciudadanía ha salido a la calle, se ha movilizado para intentar proteger sus árboles. Se han recogido más de 12.000 firmas pidiendo la paralización de las talas y un Plan de Gestión del Arbolado serio y eficaz. Quizás es el despertar de una conciencia sobre el valor de los árboles -su sombra, su belleza, su biodiversidad- que dejará huella y tendrá consecuencias. Consecuencias para los que nos gobiernan. Y consecuencias para el futuro de los árboles y las personas en la ciudad: trabajaremos para que una tala indiscriminada y sin razón no vuelva a ocurrir jamás. De este movimiento ciudadano por salvar árboles surge la esperanza de vida para luchar por una ciudad más verde y habitable.

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