El Arenal quiere ser La Boquería
La llegada de comercios alternativos al singular mercado impulsa un proyecto de 480 placas solares fotovoltaicas para vender energía y financiar la difícil instalación del aire acondicionado
Puestos de patés, quesos, pan artesano y frutas al estilo de los paladares gastronómicos más exigentes esperan su turno para instalarse en el mercado del Arenal de Sevilla, que en los últimos años ofrece negocios alternativos tales como una enoteca con cursos de cata de vinos, una confitería con pasteles sin gluten, sin huevo y sin lactosa, un restaurante-marisquería y una tienda de frutos secos, entre otros.
Si la burocracia del Ayuntamiento de Sevilla en la tramitación de licencias no lo impide, esta céntrica plaza de abastos de arquitectura singular podría cumplir el sueño de parecerse al mercado estrella de Barcelona: La Boquería. Al de Sevilla no le falta enclave privilegiado y cómodo para los visitantes ni un edificio bello por el que la luz entra a borbotones por los entrepaños de vidrieras y las bóvedas transparentes.
Como el modelo barcelonés, la primera parte de la modernización del Arenal tiene que ver con un proyecto de placas solares fotovoltaicas en la azotea del edificio promovido por la nueva hornada de comerciantes que se está asentando en los puestos. Las placas permitirían producir energía suficiente para el consumo interno de la plaza y vender la otra parte a la red general de Sevillana Endesa (u otra empresa) a cambio de ingresos económicos con los que costear el gasto del aire acondicionado que debe instalarse antes de 2011, según el plan director de mercados del Ayuntamiento.
El estudio encargado por la asociación de comerciantes a la empresa GreenPower Andalucía plantea colocar en la azotea del edificio una estructura de 480 placas (18 kilos de peso y 230 watios cada una) que generaría una potencia eléctrica equivalente al consumo de 70 viviendas de tamaño medio, es decir, 149.761 kilowatios/hora. La empresa explica que el consumo interno de los comerciantes sería menor que la energía que podrían vender a 0,32 céntimos de euros por cada kilowatio/hora. Los ingresos de la venta ascenderían, en teoría, a 479 euros por hora, sin contar la que ellos consumirían.
Los ingenieros autores del proyecto insisten en que el mercado del Arenal puede consumir menos con varios requisitos: bajar los altos techos que ahora tiene, tapar los huecos por donde se escapa el aire, apoyar el aire en bombas de calor y aprovechar el calor de las cámaras frigoríficas.
Sin querer desvelar el coste de la instalación, deja claro que sería "asumible" por los comerciantes y que se amortizaría en 10 años, tiempo a partir del cual la instalación empezaría a generar ingresos para financiar las obras o actividades que quisieran acometer los comerciantes. En teoría bastarían dos meses de montaje.
La Delegación de Consumo del Ayuntamiento -propietaria del edificio del mercado- es, en principio, favorable a esta idea, pero aún tiene que estudiar los detalles del proyecto, sobre todo para saber si la cubierta aguantaría el peso de las 480 placas.
"Los comerciantes queremos que esto no se enfríe y aportar ideas que sirvan porque lo que deseamos es tener aire acondicionado y que suponga un ahorro para el Ayuntamiento", afirma Luis Martínez, miembro directiva de la asociación y dueño del puesto de pollos y de comida casera para llevar. "Pensamos que tiene futuro un mercado pionero en Andalucía en usar energías renovables", agrega. Justo Pereira, presidente de los comerciantes, coincide en lo rentable que serían las placas si el Consistorio acepta.
La segunda parte de la modernización de la plaza de abastos del Arenal vendrá con los 1,2 millones de euros que el Ayuntamiento ha aprobado gastar en la reforma de este mercado. Hay que corregir desperfectos en las cristaleras de las vidrieras y en techos que quedaron pendientes tras la última remodelación del año 2000, así como poner de una vez el aire acondicionado.
La instalación del aire se antoja complicada por la cantidad de recovecos, pasillos y las aberturas que hay en el edificio, relata Ramón Ríos, responsable de mantenimiento de la plaza. Esta dificultad ha obligado a la concejalía de Salud y Consumo del Ayuntamiento a rehacer el proyecto para que el arquitecto municipal diseñe una solución definitiva basada en paneles que conviertan el mercado en un recinto más estanco por donde no se escape tanto el aire y así enfriar más fácilmente los casi 3.000 metros cuadrados de superficie. José Antonio García, director de área de esta concejalía, admite que la solución no es sencilla pero se está trabajando.
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