Sevilla

El Ayuntamiento negocia la cesión del Seviocio para la Fiesta de la Primavera

  • Juventud niega conversaciones con el Cadus para celebrarla en el Casco Antiguo

La Delegación Municipal de Medio Ambiente mantiene abierta una negociación con el Consejo de Alumnos de la Universidad de Sevilla (Cadus) para la cesión del recinto del Seviocio para la celebración de la tradicional Fiesta de la Primavera universitaria toda vez que el proyecto municipal de botellódromo está bloqueado al no haber concurrido ni una sola empresa al concurso para su explotación. Fuentes municipales confirmaron a este periódico que el Consistorio podría ceder puntualmente este espacio -ubicado en la Bancada de la Expo y adecentado el pasado año con una inversión preliminar costeada por las administraciones- al Cadus mientras no se desbloquea el proyecto de Seviocio, pendiente aún de que Medio Ambiente se decida a convocar un nuevo concurso con condiciones más favorables o de que emprenda una negociación directa como hiciera el Consistorio con el edificio de Diego de Riaño. La Concejalía que dirige Encarnación Martínez (PSOE) mantiene conversaciones pero no tiene nada cerrado aún. En todo caso, sería Urbanismo el departamento encargado de dar licencia de ocupación de vía pública, ya que el Consistorio es concesionario durante varias décadas del suelo del Seviocio, propiedad de la Junta de Andalucía.

El Cadus, no obstante, se refirió ayer a La Alameda como una posibilidad dentro de un abanico de espacios "céntricos" para la idea de que el organismo pudiera retomar la organización de la Fiesta de la Primavera. En declaraciones a Europa Press, la portavoz del colectivo Lara Monrosi aseguró que a finales del pasado año se iniciaron las conversaciones con el director de área de Juventud, Pedro Miño, con la idea de que las dos entidades pudieran colaborar en la organización de dicho evento, desvincularlo de la idea de botellones y dar "otras alternativas".

Un primer intento de negociación entre ambas partes para una organización conjunta fracasó en 2007. La Universidad dejó de organizar el evento por los perjuicios que para la Hispalense podía suponer gestionar un acto que en los últimos años contaba con la participación de jóvenes al margen del mundo universitario e incluso menores, y que podía derivar en acontecimientos tales como tumultos o riñas.

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