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Sevilla

Cervantes en los tiempos de Caballero Bonald

  • Viajero. El escritor jerezano viajó a la Sevilla de Cervantes en un libro de 1991 que editó Planeta dentro de la colección Ciudades con Historia, un retrato de la ciudad del Barroco

Bonald, en una edición de la Feria del Libro de Sevilla.

Bonald, en una edición de la Feria del Libro de Sevilla. / Antonio Pizarro

José Manuel Caballero Bonald (1926-2021) llega a Sevilla en 1949 para estudiar Filosofía y Letras en la Universidad de la calle Laraña. Se quedó en una pensión de la calle Trajano. "No me resultó fácil integrarme en Sevilla, familiarizarme con los profusos matices de la personalidad de los sevillanos", escribe en el décimo capítulo de sus Memorias, Tiempo de guerras perdidas. Los cuatro años de primera enseñanza y los siete de bachillerato los hizo en los Marianistas de Jerez, donde coincide con retoños de familias bodegueras (Osborne, Barbadillo, Domecq, González, Hidalgo, Williams, Argüeso) y con "un olverano que solía ser el primero de la clase en virtud de sus hercúleas proezas de memorión".

Se refiere a Eduardo Arenas, que llegó a regentar las sucursales de Sevillana de Electricidad en Olvera, Setenil y Torre Alháquime, padre de Javier Arenas. El libro sale en 1995 y un año después el hijo de tan destacado alumno llegó al Gobierno de Aznar, donde ocupó una de las vicepresidencias. Caballero Bonald vino mucho a Sevilla, ahora se trata de destacar algunos viajes a través de sus libros. En 1981 consigue el premio Ateneo de Sevilla de novela con Toda la noche oyeron pasar pájaros, historia de una familia inglesa trasplantada a un puerto del sur y ligada a los negocios marítimos. El título de la novela reproduce una frase del Diario de Colón, esa documentación recopilada y publicada por la americanista Consuelo Varela.

En 1980 ganó el premio Ateneo de novela Carmen Conde, de Cartagena, vecina del Nobel sevillano Vicente Aleixandre en Madrid, primera mujer en ingresar en la Academia de la Lengua, con la novela Soy la madre. En 1982, el ganador fue Antonio Burgos con Las cabañuelas de agosto. Han pasado cuatro décadas desde aquel trofeo literario de Caballero Bonald. La España de 1981. La del 23-F y otras muchas cosas. El 10 de mayo se cumplieron cuarenta años de la muerte del cantante jamaicano Bob Marley. Adolfo Suárez estaba en la Moncloa, Luis Uruñuela era alcalde de Sevilla y Rafael Escuredo, presidente de la Junta.

El cardenal Bueno Monreal era arzobispo de Sevilla. Una década después, en 1991, en vísperas de la Expo 92 de la que Caballero Bonald nunca fue un firme partidario, apareció en Planeta su libro Sevilla en tiempos de Cervantes. La colección Ciudades en la Historia permitía viajar a diferentes ciudades del mundo de la mano de destacados escritores: Madrid (Néstor Luján), Londres (Juan Benet), Barcelona (Eduardo Mendoza), París (José María de Areilza), Jerusalén (José María Gironella), Santiago de Compostela (Gonzalo Torrente Ballester), Roma (Juan Eslava Galán), Estambul (Juan Goytisolo), Ciudad de México (Torcuato Luca de Tena), Florencia (Luis Racionero), Moscú (Manuel Vázquez Montalbán), Viena (José María Valverde), Venecia (Félix de Azúa), Córdoba (Antonio Muñoz Molina). La Sevilla de Cervantes se corresponde con la España de Felipe II.

El escritor fallecido la visitó desde aquella primera estancia académica de 1949 en numerosas ocasiones, y en ese libro seguía los pasos de Cervantes, que estuvo en Sevilla en diferentes periodos de 1564 a 1600. Entre ambas fechas, 1588, la derrota de la Armada Invencible, aunque en su palmarés figurase el triunfo en la batalla de Lepanto. Es la Sevilla del Barroco y el escritor jerezano deja claro al principio que no va a viajar solo con Cervantes. Es la ciudad de Fernando de Herrera, Diego Velázquez, Arias Montano, Mateo Alemán, Murillo, Rioja (que da nombre o apellido a estas páginas), Jáuregui, Valdés Leal, Vélez de Guevara, Pacheco, Arguijo, Rodrigo Caro, Medrano… Dice que el permanente apego de Cervantes a Andalucía en general y a Sevilla en particular (se puede hacer el seguimiento de todas las cerámicas que enumeró José Gestoso, biblioteca andante) venía de Rodrigo de Cervantes, padre del escritor, que era de una familia oriunda de Córdoba. En 2012, Caballero Bonald recibió el premio Cervantes del príncipe Felipe. Su obra está llena de guiños al autor del Quijote.

En Toda la noche oyeron pasar pájaros, junto a un fragmento del Diario de Colón, abre la novela con una cita de El Persiles. Y en Sevilla en tiempos de Cervantes, además de textos de Vicente Espinel, Lope de Vega y el Guzmán de Alfarache de Mateo Alemán ("Sevilla… donde todo es necesidad y ninguno la tiene"), aparece un extracto de El coloquio de los perros de Cervantes: "Volvíme a Sevilla, como dije, que es amparo de pobres y refugio de desechados; que en su grandeza no sólo caben los pequeños, pero no se echan de ver los grandes". 

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