calle rioja

Cesc no era un futbolista del Barça

  • Viñetas. Un recorrido por algunos de los nombres estelares del humor gráfico, reivindicado con herramienta para defender las libertades.

EN la bodega Morales de la calle García de Vinuesa hay algunos ejemplos del arte simpar de Martínez de León, O-Selito, gloria del humor y la ilustración de Coria del Río. Es uno de los más preclaros exponentes del llamado humor gráfico que en todo el mundo ha puesto la sonrisa a media asta por los atentados de hace seis días en París. Hace una veintena de años, Pepe Diéguez tenía muy avanzado un proyecto para una revista con periodicidad primero mensual y más tarde semanal de humor. En la génesis de esta iniciativa contó con uno de los mejores del género, Emilio Rioja, que me resulta tan cercano que todavía conservo algunas de las invitaciones de mi boda con su rúbrica gráfica: una pareja de novios huyendo de los invitados que le lanzaban una paellera. El proyecto cambió de signo y nació Estadio Deportivo.

He tenido la ocasión de conocer a algunos de los mejores representantes de ese lenguaje de pocas palabras y muchas ideas. Forges me contó que cumple años el mismo día que Mingote, con lo que ambos se intercambiaban felicitaciones que iban del Abc a El País y viceversa, burla burlando de clichés y prejuicios. El pobre de Peridis no gana para pésames. Lo entrevisté en diciembre cuando vino a Sevilla con su primera novela, Esperando al Rey. Poco después conoció el fallecimiento de su amigo y colega Máximo, que trabajó en los dos periódicos desde los que partían los parabienes de cumpleaños de Forges y Mingote. Y después este mazazo contra los dibujantes del Charlie Hebdo.

Hace muchos años, el humorista francés Coluche anunció su candidatura al Eliseo. Lo recuerdo de una película, Themroc, del cineasta francés Claude Faraldo, que vi en el cine San Vicente. Era la historia de un antisistema de verdad que convierte su casa en una caverna y rompe con la cadena del desarrollo: televisión, gasolina, supermercados. Además de Coluche, trabajaban Michel Piccoli y la actriz Miou-Miou. A raíz de aquella candidatura, hablé con algunos humoristas locales: Emilio Rioja, José Antonio Garmendia, Josele Moreno.

Un año después de la Expo, colaboré con el programa de Alfonso Eduardo Pérez Orozco Nocturno, que se hacía desde la Cartuja. Una de las historias más emotivas, con la complicidad de Ana Roncero, fue recorrer el real de la Feria de Abril con un vasco y un catalán. Dos de los más divertidos representantes de esas tierras, nuevos emisarios de Ybarra y Bonaplata. El catalán era Antonio de Senillosa, al que tanto echamos de menos en estos tiempos de estulticia soberanista; el vasco, Chumy Chúmez, donostiarra de cuna, que además de humorista gráfico fue director de cine y novelista, género en el que publicó el libro autobiográfico Yo fui feliz en la guerra.

Muchos de estos artistas e intelectuales acudieron a Lepe para disputar un partido de fútbol contra periodistas y políticos. Allí estuvo Mingote, que obviamente no se vistió de corto, pero disfrutó de lo lindo. Fueron Gallego y Rey, Ballesta, Julio Cebrián e hizo las veces de anfitrión, por su vínculo con esa localidad onubense, Manolo Summers, actor, guionista, director y productor de cine, pero como cuenta su sobrino y biógrafo Zacarías Cotán, aficionados por encima de todas las cosas al fútbol.

Cesc fue un genial humorista gráfico antes que dar nombre a un futbolista del Barcelona y de los dos equipos más importantes de Londres. Makinavaja, personaje al que después encarnarían en sendas series de televisión Pepe Rubianes y Andrés Pajares, fue primero un personaje de una serie de humor gráfico que Ivà publicó en El Jueves.

París bien vale una misa y no está para bromas, pero ha vuelto a ser la capital del mundo. Su dolor es el de quienes han practicado la ilustración como discurso cotidiano: en Sevilla, Miguel Ángel Praticó, Rafa Iglesias, Dani Rosell, Gaspar, que tanto nos hizo pensar y reír con el hombre-coche, Calderón o Pedro Castro, un polifacético dibujante capaz de ilustrar la portada de un disco o de un libro y de describir en un tiralíneas un balón entrando por la escuadra de la portería.

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