Cien voces por una pensión justa
Enfermeras que se acogieron a la prejubilación a los 60 años y con más de 25 años de trabajo en centros de salud y hospitales de Sevilla reclaman al SAS que sus sueldos se revaloricen cada año con el IPC
Tras 25 años y más ejerciendo en los centros del Servicio Andaluz de Salud (SAS) en Sevilla, cien enfermeras, auxiliares de enfermería y matronas se sienten engañadas y discriminadas por el sistema cada final de mes. Cuando se prejubilaron a los 60 años, estas profesionales confiaron en que cobrarían el cien por cien de sus sueldos. Nunca cayeron en la cuenta de que la prejubilación a la que se acogieron provocaría la congelación de sus sueldos, que menguan cada año, ya que no se benefician de la subida del IPC, como sucede con el resto de los jubilados.
Estas enfermeras se unieron ayer, junto a otras compañeras afectadas procedentes de otras provincias andaluzas, para reclamar sus sueldos íntegros al SAS con la revalorización correspondiente del IPC. Esta concentración, que se celebró en la Avenida de la Constitución, se suma a una multitud de cartas, reclamaciones y peticiones de audiencia remitidas desde 2007 a todos los directores gerentes del SAS, al Defensor del Pueblo, a la consejera de Salud, María Jesús Montero, e incluso al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Todavía permanecen a la espera de una respuesta satisfactoria. Se sienten olvidadas. Los sueldos de estas enfermeras menguan, pero no sus fuerzas para continuar exigiendo lo que ellas consideran que les pertenece. Y seguirán luchando.
"De haber sabido que llegaría a perder alrededor de 400 euros al mes jamás me habría prejubilado", explica Isabel Barroso, una enfermera que comenzó a trabajar en 1966 en el Hospital Virgen del Rocío y que pasó por varias unidades como supervisora, en Nefrología, Urgencias, atención al ciudadano, etcétera. Con una experiencia laboral que acumula 35 años, a los 60 Isabel optó por acogerse al artículo 151 del Estatuto Marco del personal estatuario de Salud. Este artículo dice que aquéllos que soliciten su jubilación después de cumplidos los 60 años y con 25 de cotización "percibirán el complemento que sea necesario para que la pensión que tuvieran reconocida por la Mutualidad Laboral, alcance el 100% de la retribución base, premios de antigüedad, complementos de destino, de puesto de trabajo y de jefatura y gratificaciones reglamentarias, que vinieran percibiendo".
En 1996 Isabel se prejubiló y ahora observa cómo cada año que pasa su pensión baja. Como el caso de Isabel, existen alrededor de cien personas afectadas en Sevilla. La pensión que percibieron inicialmente era del 100%, según refleja el Estatuto Marco, con dos pagadores: el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) con el 60% y el SAS, con el 40%. Pero desde el primer año que "nos jubilamos nuestro sueldo está congelado, ya que el IPC correspondiente del INSS lo absorbe el SAS".
Mientras que el nivel de vida y los precios suben, estas enfermeras continúan cobrando lo mismo. Se sienten empobrecidas a medida que pasa el tiempo. "Nos sentimos engañadas y discriminadas con respecto al resto de los jubilados de España", añade Pilar Burgos, una sevillana de 67 años, de los cuales ha dedicado 30 a atender a pacientes. "Llegará un momento en el que sólo contaremos con el 60% del sueldo, mientras todo, hasta el pan, se encarece", destaca.
Otra enfermera afectada, María José Merino, recuerda que "en otras comunidades autónomas, donde se han repetido los mismos problemas, los distintos servicios de salud han reconocido el IPC a sus enfermeras prejubiladas". La última comunidad que lo acordó es Extremadura, en 2007. Desde entonces las enfermeras andaluzas tratan de lograr un pacto similar, sin éxito, de momento. El SAS, por su parte, explica que este tipo de prejubilaciones, que se desarrollan desde los años 70 del siglo XX, se realizan a través de un pacto que establece que el INSS abona el 60% del sueldo más la subida correspondiente del IPC, mientras que la Administración andaluza abona un complemento variable para que cada enfermera cobre el 100% del sueldo que percibía en el momento de acogerse a la prejubilación. Para las enfermeras este sistema "es injusto". Merino insiste en que si "nos hubieran advertido a tiempo de que nuestra jubilación quedaría congelada, jamás habríamos optado por esta vía. Tras 30 años trabando habríamos seguido otros cinco". Y de momento, sus pensiones siguen menguando.
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