VECINA en San Vicente, sexta de los trece hijos de Eduardo Ybarra y Concha Mencos, Concha Ybarra (Sevilla, 1957) tiene su estudio y taller en San Julián. A uno y otro lado de San Luis. La artista, como su obra, vence cánones, tópicos y fronteras. Dos Sevillas que recorre en bicicleta. "Vengo por Feria, Castellar y San Marcos". "Me encanta comprar cosas en el Jueves, como Salinas. Todos los libros son de allí".

Entre sus adquisiciones de mercadillo, un jugador de futbolín con la camiseta roja, guiño en el tercer aniversario del gol de Iniesta, y dos libros de Sopena, Historia Natural y Botánica Pintoresca. "Qué buen título para una exposición". El libro evoca aquellos pintores quiteños que acompañaron al botánico gaditano Celestino Mutis en su expedición a Colombia (Nueva Granada).

El taller fue antes armería, "hay gente que venía a comprar artículos para cacería", bar y oficina de empleo. "Cuando hay sol, no necesita la luz". Concha Ybarra estudió Psicología. Compartió estudio en la calle Santa Ana con Juan Maestre -lo tiene en su biblioteca como pintor y como maestrante- y con Ricardo Cadenas. Uno murió, otro se fue a Madrid. La pintora se fue a un estudio en Cardenal Spínola, "un cuarto sin ascensor". Ha terminado una exposición en La Caja China y prepara lienzos en el verano, tiempo sin tiempo. "Me encanta el mar, pero odio la playa".

Arropada por libros de Botticelli, Giotto, Degas, Modigliani, Matisse, Picasso, Velázquez, los ultraístas o los simbolistas rusos, el paseo con Concha Ybarra permite acercarse a una persona alejada de las pompas que alimenta esa señora con abalorios llamada Cultura. Pinta en una zona poblada por cartelistas de fiestas primaverales: Antonino Parrilla, Juan Valdés. Concha Ybarra hizo el de la primavera de 2008. "Se vio poco. Hubo elecciones y los candidatos se colgaron ellos".

En la calle Pasaje Mallol, junto a la casa-estudio de Juan Valdés, está el Taller del Pasaje. Abre la puerta José Luis Porcal, un sevillano que nació en Plasencia. Un renacentista que hace grabado, serigrafía y los viernes ensaya con la Mallol Blues Band. Concha Ybarra ha sido clienta de este taller, como Luis Gordillo, Guillermo Pérez Villalta, Curro González o Félix de Cárdenas. El grabador luce una camiseta con Cassius Clay en el KO técnico a Sonny Liston en 1965. Concha, que sabe de estirpes y sagas, pasa junto al cartel de Manolete que editó Porcal en el cincuentenario de su muerte en Linares. Tuvo de padrinos a una terna de lujo: Pepe Luis Vázquez, su hermano Manuel y su hijo Pepe Luis.

La pintora hace cerámica. El taller de hornada está en la plaza de los artistas del Pelícano, donde trabajan el alfarero Antonio Vega y el ceramista de Aracena Román Ginés. No está ninguno de los dos y los representa una curiosa pareja artística. Ilaria de Pasquale y Márica Vazzana estudiaron Arquitectura en Nápoles. Una napolitana y una calabresa. "Antes hacíamos arquitectura por la mañana y cerámica por la tarde. Ahora hacemos cerámica por la mañana y paseamos por la tarde". Concha encuentra similitudes entre las piezas minimalistas con las que trabajan y las cosas de Ai Wei Wei. "Dos veces al año vamos a una feria de bisutería al por mayor de París".

Se despide de las italianas y coge el encargo que le hizo al ceramista. Dos ánforas con las que camina por la calle Juzgado. "Parezco una Santa Rufina". No es la única artista de la prole de San Vicente. "Mi hermana Coqui, ella sí estudió Bellas Artes, se dedica al diseño de telas. Javier, el pequeño de los trece, al diseño de muebles. Vive en Boston". En el estudio hay fotos de Atín Aya y retratos de su padre, Eduardo Ybarra, que en agosto cumple 90 años. Ha visto en primera fila a la legión de hermanos del Silencio saliendo en vigilia de estrellas de San Vicente, teóricas antípodas de San Julián, cañas y barro del antiguo bar y la nueva ceramista.