Sevilla depende en un alto grado del turismo y la pandemia ha agudizado el debate, ya existente, sobre la necesidad de dar una vuelta de tuerca al modelo productivo en la ciudad. Una demandada divesificación que  vendrá, precisamente, de la mano de esta misma industria. El turismo seguirá siendo la inspiración del nuevo alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz, pero con un enfoque diferente y que sitúa de entrada a la capital a la vanguardia de la gestión en Europa. La estrategia se llama economía del visitante y hay que mirar a ciudades como Viena o Ámsterdam para entender bien esta nueva filosofía que persigue, en resumen, poner el turismo al servicio del desarrollo y el bienestar del sevillano.

El turismo tiene que ser más sostenible y digital en esta nueva era postpandemia. Es lógico y se da por hecho. Y también cierto que son conceptos ya muy manoseados que corren el riesgo de vaciarse de contenido. Pero el Ayuntamiento de Sevilla incorpora y suma un nuevo concepto: el turismo tiene que suponer un valor añadido para las ciudades. En resumen, tiene que ser beneficioso para toda la ciudad y sus habitantes, no sólo para los que ya forman parte del sector.

Esta nueva fórmula turística que impulsa el gobierno de Muñoz tiene dos vertientes: la apuesta por el destino turístico, que afecta al sector más profesional y el turismo de congresos; y también por un motor de desarrollo económico que beneficia a otros sectores productivos estratégicos que posicionan a la capital como referente, por ejemplo en aeronáutica, investigación científica o nuevas tecnologías. Por ello, un primer ensayo que ya funciona con éxito es la organización del Tourism Innovation Summit (TIS), una feria de tecnología e innovación aplicada al turismo que se ha consolidado a nivel internacional y que atrae a Sevilla desde hace dos años no sólo visitantes o impacto turístico, sino inversiones y, en definitiva, economía ya que ayuda notablemente al emprendimiento y a las startups.  

En definitiva, se trata de apostar más que por el turismo, por la llamada economía del visitante. Pasar del turismo de vacaciones y de negocios a gestionar estratégicamente los atractivos que tiene el destino. Sin duda, es un cambio de paradigma que, además, consigue que esta industria se desarrolle de una manera más sostenible pues equilibra la balanza de los intereses del visitante y el residente.

"Tenemos que pasar de priorizar una estrategia centrada en ver qué hace la ciudad por el turista a fijar nuestro objetivo en pensar qué puede hacer el visitante por nuestro comercio, nuestro tejido cultural, nuestro sector de innovación, nuestro sector deportivo o nuestra industria", ha explicado Antonio Muñoz, que ha participado en el Foro Exceltur en un panel sobre turismo urbano, un mano a mano con el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida. 

Esta nueva filosofía pretende, por un lado, ofrecer al turista una reforzada gama de productos y servicios turísticos, haciendo hincapié en el turismo de compras y en el premium y de lujo, que puede encontrar en la ciudad artesanía exclusiva, rutas monumentos que no vienen reflejados en las guías, por ejemplo los conventos; gastronomía de primer nivel; y experiencias culturales y de todo tipo. Es decir, se trata de diversificar la oferta en productos y también geográficamente, rompiendo las fronteras del centro histórico. De hecho, el nuevo Plan de Grandes Ciudades que cofinancia la Junta de Andalucía va por este camino.

Por visitante se entienden todos los huéspedes que vienen a Sevilla para hacer turismo o para descansar más o menos tiempo, también para formarse y hacer negocio y dejan igualmente su huella.

Pero, además, se trata de vincular el turismo a la inversión. Y en esto Sevilla ya ha dado algunos pasos. Este camino se inició hace tres años con la cumbre mundial del WTTC, que trajo al presidente Obama a Sevilla, y se ha seguido potenciando desde Fibes con la organización de ferias profesionales y congresos relacionados directamente con sectores estratégicos para la economía de Sevilla y Andalucía, como la aeronáutica, las nuevas tecnologías, la industria del metal, la industria minera e incluso la economía vinculada a la salud y el deporte. Este enfoque permite ya que no sólo se hagan promociones del destino turístico, también de la oferta que Sevilla ofrece para la inversión, ya sea en el Parque Científico y Tecnológico de Cartuja, el parque aeronáutico Aerópolis, el Puerto de Sevilla o el conjunto de parques industriales.

Para desarrollar este nuevo enfoque del turismo, Sevilla necesita una alianza público-privada con empresas y entidades que están fuera de la propia cadena de valor del turismo. Esto justifica que empresas del sector aeronáutico, por ejemplo, apoyen a los gestores municipales en citas de la industria turística donde se negocian nuevas conexiones aéreas para la ciudad o defiendan conjuntamente la candidatura para atraer un congreso. 

"La economía del visitante implica mayor desarrollo económico, pero también trata de asegurar el mayor retorno social posible", explica el alcalde que apunta que para desarrollar esta nueva visión del turismo es necesario ampliar también los interlocutores en la ciudad: desde la Iglesia a la Universidad, los clubes de fútbol o los vecinos. Todos ellos participaron el año pasado en la elaboración del Plan 8 de impulso del turismo que sentó las bases de esa estrategia y también forman parte del Consejo Local del Turismo, un órgano consultivo que abre el modelo de gestión turística a una mayor participación multisectorial y muy transversal, para abordar la recuperación de la actividad en la ciudad. 

También es necesario un nuevo instrumento de intervención, que ya se llama Sevilla City Office, un nuevo organismo de gestión y gobernanza turística que apuesta por la innovación y por la configuración de una ventanilla única que tienen como objetivo acercar al visitante y al ciudadano, pero también a las empresas y entidades que quieran desarrollar proyectos en la ciudad, atraer inversión y talento y dialogar con el sector y los agentes implicados.

Y, por último, se requieren objetivos más ambiciosos y diferentes y a ello responde la ampliación del objeto social de Contursa, que va más allá de la promoción y gestión de los activos turísticos y se convierte en una herramienta de desarrollo económico.  

Dentro de este nuevo modelo turístico hay dos conceptos que son prioritarios en la configuración de la estrategia. Por un lado, la sostenibilidad apoyada por las medidas impulsadas de peatonalizaciones y fomento del transporte público y por la captación de fondos europeos. Y en segundo lugar, la cultura y el patrimonio como valor diferenciador de la oferta turística de la ciudad y elemento base dentro de la estrategia de economía del visitante. Así, Antonio Muñoz destacó la decisión adoptada, única a nivel nacional, de mantener las competencias en Cultura dentro de la Alcaldía, con el objetivo de aplicar un modelo transversal y que se consolide como una seña de identidad dentro de la marca Sevilla. Algo que se suma a la inclusión de Turismo dentro del área de Economía y Comercio. Y que, en conjunto, devuelve a Sevilla a la posición líder que tenía antes de la pandemia en gestión turística.