Emasesa invierte 65 millones en la nueva depuradora La Ranilla
Con una capacidad de tratamiento de 90.000 metros cúbicos de aguas residuales al día, la estación dará cobertura a 400.000 personas y más de 4.500 empresas
La empresa metropolitana de aguas de Sevilla (Emasesa) ha situado la nueva estación depuradora de aguas residuales (Edar) de La Ranilla a la cabeza en vanguardia de los centros de tratamiento de todo el país gracias a una inversión millonaria. La construcción de las nuevas instalaciones en el término municipal de Alcalá de Guadaíra sobre una extensión cercana a las 15 hectáreas ha costado 38 millones de euros, monto al que se suman otros 27 millones de euros destinados a su explotación en los próximos 12 años.
El alcalde de Alcalá de Guadaíra, Antonio Gutiérrez Limones (PSOE), detalló ayer la inversión en el transcurso de una visita a la Edar La Ranilla, que sustituye y amplía la anterior y con una capacidad de tratamiento diario de hasta 90.000 metros cúbicos al día, casi el doble de la anterior y el triple de las necesidades de depuración de aguas residuales registradas en 1980.
La estación recoge las aguas residuales de una población de 400.000 ciudadanos residentes en Sevilla y Alcalá y los vertidos de unas 4.500 empresas, de las que la mayoría -más de 3.000- están radicadas en los polígonos industriales alcalareños. Tras un proceso de depuración, decantación y filtrado con membranas capaces de retener las sales del agua, la Edar devuelve el caudal al canal de La Ranilla para su posterior reutilización en el regadío de campos de golf, zonas de ocio y otros usos industriales.
El consejero delegado de Emasesa, Manuel Marchena, precisó que la nueva estación depuradora "permite la existencia de la gran factoría de Heineken" de Sevilla, cuyos vertidos llegan a La Ranilla "y son tratados en su reutilización con una calidad 100% europea".
Las nuevas instalaciones -la segunda más grande de Andalucía en dimensiones, tras la del Copero, también de Emasesa- se caracterizan por su bajo impacto ambiental al reducir al mínimo las emisiones de olores y ruidos al exterior, así como su impacto visual, lo que se ha logrado con un diseño arquitectónico de baja altura y modular que reparte las edificaciones en función de su actividad dentro de la cadena de depuración. Para Marchena, la reducción de los olores y de los ruidos es "fundamental" porque garantiza la compatibilidad de la estación con los usos de los suelos circundantes, tanto en su vertiente terciaria como en la expansión residencial planificada en Sevilla Este y Alcalá de Guadaíra.
Una de las particularidades de la Edar La Ranilla es la cogeneración de energía a partir de los gases que emanan de los lodos y fangos extraídos del caudal residual, gases que, una vez convertidos en energía eléctrica, autoabastecen las necesidades energéticas de la estación al 50%.
Precisamente los suelos de la antigua estación de La Ranilla serán destinados a la ampliación de la planta de cogeneración energética y a la instalación de una planta solar, usos que se decidirán una vez sea demolida la estructura actual.
La nueva Edar La Ranilla está ya parcialmente en uso, ya que la fase de cogeneración energética a partir de los lodos arrancará dentro de un mes.
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