Calle Rioja

Españoles, Franco no ha muerto

  • Biógrafos, hagiógrafos y hasta ágrafos componen la presencia de Franco en la Feria del Libro Antiguo el aniversario de su muerte, la más publicitada en lo que va de año

El librero Ignacio Sánchez, de Los Terceros, junto a libros sobre Franco.

El librero Ignacio Sánchez, de Los Terceros, junto a libros sobre Franco. / Belén Vargas

ESPAÑOLES, Franco –al menos literariamente, desde un punto de vista editorial– no ha muerto. En las casetas de la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión goza de una excelente mala salud y es rara la librería en la que no hay ningún libro sobre él.

20-N. En la librería Sur hay un ejemplar de La Codorniz de 25 de mayo de 1975. La revista más audaz para el lector más inteligente. La decana de la prensa humorística la fundó Álvaro de Laiglesia, que estuvo en la División Azul. “Los extranjeros que eran afines al Régimen sí lo editaban”, dice Ignacio Sánchez Meléndez, de la librería Los Terceros. Una muestra es Franco, soldat et chef d’Etat, que el francés Claude Martin dedicaba “a mis amigos españoles”. Traducida como Franco, soldado y estadista.

Mi vida junto a Franco. Era el subtítulo de las memorias del teniente general Francisco Franco Salgado-Araujo. “Era su primo y no se llevaban demasiado bien”. No se llevó bien con Serrano Súñer, su cuñado, aunque lo nombró ministro; mucho menos con su hermano Ramón Franco, aviador republicano y amigo de Blas Infante. El librero tiene un libro titulado Roosevelt y Franco, de Joan Maria Thomas, biógrafo de José Antonio Primo de Rivera, que murió el 20-N de 1936, el mismo día que el anarquista Buenaventura Durruti.Las dos Españas están en la librería de Itzíar Arranz, que trae sus libros de viejo desde Madrid. Preside la caseta un cartel del homenaje a las Brigadas Internacionales en 1996. Un acto que presentaba José Sacristán, Alberti era presidente de honor y actuaban Carmen Linares, Labordeta, Menese, Imanol, Quintín Cabrera y Paco Ibáñez, que cumple años el 20-N. Sus ochenta los celebró en Sevilla con un concierto en el teatro de la Maestranza y una fiesta de cumpleaños en La Carbonería el mismo día que murió la duquesa de Alba y entraba en prisión Isabel Pantoja.

“Se vende muy bien la guerra civil, pero el franquismo se vende muy mal”, dice la librera madrileña, deseosa de que alguien se lleve los ocho tomos sobre Franco de Luis Suárez Fernández, historiador oficial de la Fundación Francisco Franco. Lo editó Azor, el mismo nombre que el yate, y entre los títulos en preparación, Papeles de la guerra de África, del propio Franco.

En la caseta de Itzíar, un joven pregunta por un libro de Rosa Luxemburgo. Pasea por la Feria del Libro Paco Acosta, uno de los sevillanos del proceso 1001, que salió de Carabanchel en febrero de 1975 y oyó por la radio de su taxi, “en Chapina”, la noticia de la muerte de Franco. A Adolfo Suárez, de la librería Cajón Desastre de Ponferrada, le hubiera gustado colocar algunos libros temáticos por la fecha, “pero ya tuve problemas en la Feria de Córdoba porque tenía Mi Lucha de Adolf Hitler”.

Se ha perdido el Ponferradina-Cultural Leonesa en su ciudad natal por cumplir su cita con Sevilla de todos los noviembres. Tiene el clásico de Vizcaíno Casas, ¡Viva Franco! (con perdón) y Caudillo, que Ángel Palomino dedicaba “a mis amigos los escritores antifranquistas”. Un libro cuya promoción aparece en los periódicos del día de la muerte de Franco, igual que Los últimos cien días. Crónica de una agonía, de Yale. Su verdadero nombre era Felipe Navarro, padre de Julia Navarro, que en su último best-seller, Tú no matarás, menciona a Franco en la página 400 por las calles de Alejandría.

En el puesto del librero berciano con nombre de presidente del Gobierno el poeta Juan Lamillar compra Los tiempos mexicanos de Max Aub. El legado periodístico (1943-1972). Icono del exilio, publicó un ácido y divertido relato titulado La verdadera historia sobre la muerte de Francisco Franco. Un hombre pregunta por el Cuaderno Gris de Pla. Otro pide una rareza, “es coleccionista de Quijotes”, dice el librero. La única estatua ecuestre de la plaza es la de San Fernando. Adolfo pone bien visible un libro de Sigfredo Hillers, Franco. Hitler. Chuchill. España en la II Guerra Mundial.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios