Llena de anclas, ayer era imposible naufragar en Triana. De la Capilla de los Marineros al consulado marismeño de la casa-hermandad del Rocío en la calle Evangelista, el mar era de gente. El barrio de Triana, los barrios que la hacen ciudad-Estado como Atenas, se engalanó para el sexto centenario de la fundación de la hermandad de la Esperanza de Triana. Dos nombres, Rocío y Esperanza, una doble militancia de mariología trianera que se coreaban en la capilla-casa hermandad cuya primera piedra puso Bueno Monreal en mayo de 1980 y bendijo dos años y medio más tarde Amigo Vallejo.
Septiembre se iba con más signos de agosto que de octubre. La mañana era pletórica en Pureza. Las virtudes aparecían en el callejero: Prosperidad, Lealtad, Voluntad. El Evangelio según Triana empieza en la calle Evangelista. César Cadaval se emociona viendo pasar el palio junto a la casa donde nació Joaquín Fernández, patriarca de la dinastía torera de los Cagancho, horas antes de que Alfonso Cadaval, hijo del artista trianero, tomara la alternativa en la Maestranza.
Triana sabe latín. Vita Dulcedo et Spes Nostra. Vida y Dulzura Esperanza Nuestra en la calle Conde de Bustillo. Acercan la Virgen a la parroquia de SanJuan Bosco, tan unido a la historia del barrio. Al fondo de la avenida de Coria se divisa Tomares. Topónimos del finisterre trianero. El cortejo entra en la Residencia Geriátrica Nuestra Señora de la Consolación. Centro donde 102 internos son atendidos por el personal y las religiosas de una congregación que fundó la catalana Santa María Rosa Molas, canonizada por Juan Pablo II. En primera fila, Francisco Moreno, el mudo de Santa Ana, uno de los internos, que recibió del Vaticano la Cruz Pro Ecclesia et Pontifice. El salmo responsorial resume la jornada: “Los mandatos del Señor son rezos que alegran el corazón”. La misa es oficiada por Antonio Rodríguez Babío, párroco de la Esperanza. Lo acompañan varios sacerdotes. Uno de ellos, Ildefonso Milla, de Santa Ana, llega en bicicleta.
El regreso es más Triana: el barrio León, donde reside la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, y San Gonzalo. En la calle Clavel la más bella redundancia: “Eres la flor más pura del jardín de la virtud”. Gasán, acróstico de Gabriel Sánchez, ese chaval octogenario, no deja de hacer fotos. En la misa, Fuensanta García, de la congregación, murciana de Caravaca, dice que no es de Sevilla “pero me siento trianera”. Da tres Vivas a la Virgen. Gasán, subido en una escalera, dice que ha visto a la presidenta “como una vecina más en la esquina de Santa Cecilia con San Jacinto”.
Joaquín y Charo viven en la calle Pureza, donde vieron salir a la Virgen. Se casaron en Santa Ana el 11 de enero de 1970. Dos hijos, cinco nietos. En 2020 celebrarán sus bodas de oro con la Esperanza por testigo. Charo, coqueta, le pide a una joven que les haga una foto en la plaza de San Gonzalo. Carolina Gamero y Manuel Ramos Corona preparan sus bodas de plata. Ella es hondureña y vivió en la calle Pureza. Ven a la Virgen de regreso. Ella quería casarse en la Esperanza de Triana, pero el novio, imaginero trianero, hizo valer su condición de anfitrión y se casaron en el Cachorro, como Silvio. La novia quiere que los 25 años los celebren en la Capilla de los Marineros.
Dos de las muchas historias en torno a la Esperanza de Triana, atributo de tantas virtudes como se exhibían en balcones y estandartes. Símbolo, diría el párroco en la homilía, de cosas tan revolucionarias como la ternura, la sencillez, la cercanía y el amor. Todo lo que ayer salió a las calles de Triana para celebrar el sexto centenario. Un tiempo que parece serle propicio a la ciudad. En 1418 se funda la hermandad de la Esperanza de Triana; en 1519 parten en cuatro naves los expedicionarios que con Magallanes y Elcano a la cabeza circunnavegarán el planeta azul; en 1618 nace en Sevilla, bautizado en la Magdalena, el pintor Bartolomé Estaban Murillo. Triana salió a la calle para festejar un nuevo centenario de esta maternidad. Un siglo en el frenesí de un instante. Le cambiaron el guión a la multiplicación de los panes y los peces: “Viene por Mariscos Emilio”.
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