El Puente de Hierro, que se construyó en Sevilla para la Exposición Iberoamericana de 1929 y acabó abandonado en 2003 en la avenida de la Raza, ha sufrido el robo masivo de las barandillas de hierro y de las bolas características que decoraban los pasamanos, pese a las advertencias que tres asociaciones hicieron al Puerto este verano sobre la falta de vigilancia de la estructura. La voz de alarma de este suceso la dieron este martes precisamente esas tres entidades que reivindican hace años que se dé uso al puente: la asociación Parque Vivo del Guadaíra, Ecologistas en Acción y la asociación Planuente, para la conservación del llamado puente de Alfonso XIII.

Los elementos arrancados de la estructura de hierro y acero dulce han sido nada menos que 20 metros de un tramo entero de barandilla, todos los detalles decorativos y algunas otras piezas del resto de barandillas de este paso elevado construido en 1926 y diseñado por el ingeniero Brackenbury. El trozo de barandilla que aún queda en pie está forzado y desplazado para ser arrancado definitivamente cualquier día, como muestra la foto adjunta. Según fuentes oficiosas del Puerto consultadas por este periódico, el robo sucedió hace un mes y la dirección de la Autoridad Portuaria ha preferido no airearlo. Este periódico intentó sin éxito este martes que la dirección del Puerto diera su versión.

Los representantes de las tres entidades comprobaron el robo y que sigue sin candado y con la puerta abierta el recinto, al final de la avenida de la Raza, donde está depositado el puente desde su traslado en 2003. Y recalcan que lo más urgente es poner un candado al cerramiento. "Si la Autoridad Portuaria no ejerce su deber de custodia, actuando de inmediato sobre este problema, seremos nosotros quienes colocaremos el candado que mantenga cerrada la valla", avisa Carlos Fernández, de Planuente.

El robo se produce en una estructura que en el PGOU de 1987 tenía una protección total (nivel A) y en 2001 fue rebajada a un nivel B de protección global sin que conste ningún documento oficial de Urbanismo que explique este cambio, advierte el arquitecto David Gómez, de Ecologistas, quien agrega que en el avance de 2001 del Plan Especial del sector 27 (Puerto-lámina de agua) ya aparece con protección B.

Las entidades van a pedir tener acceso a los expedientes municipales y de la Consejería de Cultura que aclaren la situación actual del estatus legal de protección del puente, "cuyo traslado fue acompañado de alarmantes noticias sobre su presunta ilegalidad por ser un bien catalogado y localizado en el conjunto histórico".

En la visita de inspección realizada este martes por la tarde, las asociaciones comprobaron que los robos de elementos del puente de Alfonso XIII "no sólo no han cesado sino que se han incrementado en estas últimas semanas", añade David Gómez. Recalcan que el proceso de deterioro se ha agravado, que puede ser irreversible a muy corto plazo y que es propiciado porque el recinto portuario en el que se halla depositado el puente, pese a estar vallado, permanece abierto y sin vigilancia.

La "decepción" es compartida por las tres entidades porque el expolio se produce cinco meses después de la reunión que mantuvieron el 27 de junio con la nueva presidenta del Puerto, Carmen Castreño. "Le advertimos del preocupante estado en el que se encontraban las estructuras del puente, abandonadas a su suerte, y nuestra preocupación ante un expolio que ya empezaba a observarse, y que ahora es ya galopante, sin que la Autoridad Portuaria haya respondido a nuestras propuestas ni tomado medida efectiva alguna como cerrar el recinto u ordenar la oportuna vigilancia", explican. Añaden que estas medidas son de ejecución inmediata y económica, pues la casilla de control del Puerto-Este está muy cerca del puente, y el recinto tiene puertas que sólo necesitan un modesto candado para no ser accesible.

Hace ya 11 años que esta pieza única y representativa del patrimonio industrial de la ciudad se colocó en estos terrenos del puerto, muy cerca del barrio de Heliópolis, con vistas a convertirse en el Balcón del Puerto: un mirador a los muelles portuarios rodeado de 20.000 metros cuadrados de jardines y una laguna artificial.

Las asociaciones reclamaron en junio a la presidenta que mantuviera en buenas condiciones el puente y acometiera lo antes posible su puesta en valor social en beneficio del patrimonio cultural, del vecindario de la zona y de la sociedad sevillana en su conjunto.

Antonio Fajardo, de Parque Vivo del Guadaíra, lamenta que "el Puerto se olvida de cuidar su patrimonio, mientras está concentrado en el dragado, y en los proyectos de Sevilla Park, la zona franca y la noria" y agrega que el Puente de Hierro debe entrar en la agenda de la Autoridad Portuaria. En la parcela contigua que ocupaba cementos Holcim la policía portuaria actúa con frecuencia para desmantelar asentamientos ilegales.

"Se está deteriorando el patrimonio histórico de la ciudad. Este suceso indica el abandono,la desidia y la dejación de funciones de la Autoridad Portuaria. Tenía grandes planes para la parcela del puente de Hierro y no han hecho nada", protesta Carlos Fernández, de Planuente, que recalca la responsabilidad directa de la Autoridad Portuaria en esta situación.

Las tres asociaciones presentarán escritos en los registros de la Autoridad Portuaria, Ayuntamiento y Consejería de Cultura para solicitar cambios que requerirían una inversión muy modesta. En primer lugar, que se garantice la conservación del puente y de su entorno. Segundo, que se informe con urgencia del estado de conservación actual de las estructuras y de todos los elementos del puente que se conservan almacenados.

En tercer lugar, que se cree un grupo de trabajo, liderado por la Autoridad Portuaria y con participación de instituciones y colectivos ciudadanos interesados, para llevar a cabo la conversión del puente y su entorno en el mirador sobre el Puerto prometido hace 11 años. Y, en un futuro, vincularlo con el Parque del Guadaíra. Cuarto, que no se admitan en los solares colindantes (Holcim y Entrecanales y Távora) usos incompatibles o degradantes.

Y quinto, que se aclare el fin de los movimientos de tierras en el interior del recinto que acoge el puente.