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Sevilla

Formar a un investigador cuesta 57.600 euros

A nadie se le escapa que los investigadores científicos suelen estar hechos de otra pasta. Largas horas de trabajo en el laboratorio, un talento que supera con creces la media y que no le sirve para hacerse rico... Y es que, pese a lo sacrificado de la vida del investigador, éstos apenas cobran más dinero que cualquier otro profesor universitario que se limita a dar clases y visitar el bar de la facultad, algo con lo que el ministro de Educación, el polémico José Ignacio Wert quiere acabar con gran escándalo de la comunidad universitaria. Está claro que los investigadores son casos patológicos de vocación profesional.

El vicerrector de Investigación de la Universidad Pablo de Olavide llama la atención sobre lo rentable que económicamente es para la sociedad la labor de estos profesionales. "El dinero dado por las administraciones para I+D no va parar al bolsillo del investigador, que cobra su sueldo habitual, exceptuando algún complemento casi anecdótico, sino a contratar personal y adquirir equipos y material". Aparte hay que contar los beneficios en patentes, producción industrial, etcétera.

Por contra, formar a un investigador universitario que luego se deja marchar al extranjero es, a todas luces, una acción antieconómica. El cálculo lo hace Manuel García León, vicerrector de Investigación de la Universidad de Sevilla. "Una beca de investigación cuesta 1.200 euros al mes durante unos cuatro años". En total, a los contribuyentes españoles les cuesta más de 57.600 euros formar a una persona de talento, que luego los vamos a regalar a otra sociedad por falta de medio para mantenerlos. "Y esto es sólo la beca, es decir el sueldo que le damos al becario. Además habría que sumar la docencia que recibe, la financiación del proyecto en el que está investigando, etcétera".

La conclusión es clara para los dos vicerrectores de las universidades sevillanas. El ahorro que se realiza con los recortes en investigación no deja de ser un espejismo que, a la larga, se vuelve en contra de la sociedad que lo ejecuta.

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