Fotocopias sin faltas de ortografía
Calle rioja
Comercios. Una soleá de Melado viajó desde su barbería de Amor de Dios hasta la copistería de la calle Trajano que en 1968 fundó el fotógrafo y actor teatral Eulogio Serrano.
EN la copistería Trajano hay una soleá de Manuel Melado que dice así: "En esta copistería se hacen fotocopias sin faltas de ortografía". En justa devolución de visita, José Manuel Illescas, timonel de las fotocopias en la calle Trajano, fue hasta la paralela Amor de Dios para arreglarse el pelo en Melado porque llega el tiempo de la selecta nevería.
El barbero y su cliente forman un tándem asimétrico que parece un sidecar, un centauro al que Cervantes le regaló el icono del yelmo de Mambrino que en realidad era una bacía de barbero. Un mítico utensilio que ha recuperado muy acertadamente El Corte Inglés para agradecer el legado de Cervantes en el cuarto centenario de la muerte del escritor.
Illescas nació en el 58 y tiene 58 años. A veces queda uno atrapado en los guarismos. Tenía diez años cuando en 1968 abrió la imprenta y tienda de fotocopias Eulogio Serrano, un personaje de leyenda que hace quince años, cuando contaba 84, compartió con Ignacio García Ferreira, un año mayor que él, la mesa de edad en las primeras elecciones que la Asociación de la Prensa celebró en el siglo XXI. Eulogio nació en Riotinto, donde sus abuelos eran empresarios del teatro de la localidad. En el pueblo de Juan Cobos Wilkins por donde entró el fútbol en España. El mayor enemigo del teatro según la arenga que le dio a su cuadro artístico Fernando Fernán-Gómez en la película El viaje a ninguna parte y en la novela del mismo nombre y autor.
Eulogio Serrano nació el año de la revolución rusa, 1917. A los más jóvenes nos contaba la odisea de sus primeros años de vida: muy niño viajó con su madre viuda a Estados Unidos coincidiendo con la diáspora europea de la Primera Guerra Mundial; no les dejaron entrar en Nueva York y quedaron confinados en Long Island, desde donde volvieron a España en un barco que hizo escala en Hamburgo. Una historia nuy norteamericana en puertas de la visita del presidente Obama.
Fue uno de los fundadores de la Agrupación Teatral Álvarez Quintero, que echó a andar en 1942 y el próximo año cumplirá 75 años en los escenarios. Un caso único en España. Además de actor y empresario teatral, se consagró como uno de los fotógrafos más populares en la Sevilla de la posguerra. Su legado comercial sigue vivo en la calle Trajano, en esta copistería con un cartel taurino y una soleá de Melado. "También le hice otra a una freiduría", dice el barbero de una estirpe profesional que en 2017 cumple noventa años de historia. De la generación del 27 que dio calvas geniales como las de Dámaso o Aleixandre, tupés más a lo Travolta como los de Cernuda y Federico y melenas al viento de eterna juventud marinera como la de Rafael Alberti.
A casi todos esos poetas, salvo los que cayeron ante un pelotón de fusilamiento o la insidia del exilio, los conoció un discípulo llamado Joaquín Caro Romero que ayer caminaba por la calle Rioja con una antología de ganadores del premio Adonais. Él mismo ganó el más celebre galardón poético en 1965, tiempo de beatles y minifaldas. El único caso de Adonais que ha sido pregonero de la Semana Santa de Sevilla. Lutgardo García fue accésit. Recuerda Joaquín que en 1969, un año después de que Eulogio abriera la copistería, el mismo año que Melado ganó un premio internacional de Peluquería, estuvo a punto de ganar el Nacional de Poesía con Tiempo sin nosotros. "Me contaron que Cela votó a favor. Se lo llevó un poeta del Opus porque el ministro era Alfredo Sánchez Bella. Mi editor, un hombre honesto, era de misa diaria y me dijo después que si se lo llega a leer no lo publica".
Mañanas de actividad comercial, tardes de calma chicha, como la que reflejaba la calle Jesús del Gran Poder, paralela de Trajano y Amor de Dios, romanos y cristianos. Ni un alma en el ámbito deshabitado más prosaico que poético. No sólo Vetusta duerme la siesta. Tardes de chicharra y estío que anuncian la temporada de cine de verano que ayer dio comienzo en la Diputación Provincial. Visite nuestro bar.
La copistería de Illescas forma junto al espacio de Padilla un reducto de la galaxia Gutenberg. Vecinos del No-Lugar, una rareza conceptual para el encuentro y la gastronomía que huye de la copistería mal entendida.
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