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Sevilla

Don Francisco Navarro, piedra viva de Los Remedios

  • Familiares y amigos del canónigo inauguran un monolito en la puerta de la iglesia de la que fue párroco

Una feligresa fotografía el monolito dedicado a Francisco Navarro.

Una feligresa fotografía el monolito dedicado a Francisco Navarro. / Juan Carlos Muñoz

Desde ayer por la tarde, junto a las puertas de la parroquia de Nuestra Señora de los Remedios, que da nombre al barrio, luce un monolito con la siguiente inscripción: Memoria agradecida al párroco Francisco Navarro Ruiz. Un homenaje que han querido rendir familiares, amigos y el Distrito de Los Remedios al que fuera párroco de dicho templo desde 2002 hasta su fallecimiento en 2013. Y que es fruto de un lustro de trabajo de varias vecinos del barrio, encabezados por la Asociación de Padres y Madres de Alumnos del colegio Santa Ana, situado frente a la parroquia. En él, por ejemplo, estudió Encarnación Aguilar, delegada del Distrito Los Remedios. Ella condujo el acto con el que se descubrió el monolito de piedra. "Estamos haciendo un precioso homenaje y doy las gracias a los impulsores".

María José Rubio e Inma Moreno son dos de ellos. "Hizo una gran labor con los grupos de catequesis y ayudó a mucha gente", cuentan estas vecinas de Los Remedios, donde también él residió desde temprana edad tras nacer en la calle Harinas. Tanto ellas como muchos del medio centenar de personas que asistieron al acto destacaron la parte humana de Don Francisco, como todos lo siguen llamando. Las personas que intervinieron destacaron la disposición y la entrega del párroco, que también era canónigo de la Catedral, donde fue su funeral en 2013. El también canónigo Francisco Ortiz Gómez dedicó unas palabras al homenajeado. "Con esto se perpetúa su memoria en piedra, ya que él era y es piedra viva". Ortiz explicó que Navarro fue el tercer párroco que tuvo Los Remedios, tras Otilio Ruiz y José María Ballesteros, desde que se iniciara su labor pastoral a mediados del pasado siglo XX. Su buena labor al frente de la parroquia remediense le hizo merecedor de que su principal salón lleve su nombre. Un homenaje que ahora se amplía a la vía pública, pues el monolito, aunque queda dentro del recinto parroquial, se puede ver desde la calle Virgen de Loreto.

Marisol Navarro, su hermana, cerró el acto y se mostró visiblemente emocionada y agradecida por el reconocimiento a su familiar, al que tienen presente diariamente aunque haya fallecido hace ocho años. Pura, una veterana vecina del barrio, también expresó su pesar por la falta de Don Francisco y aseguró que "nunca le podré pagar que me enviara a dar la comunión a los enfermos". Algo que le permitió a esta feligresa acompañar a personas que "iban camino del cielo sonriendo". Allí espera reencontrarse con él como tantos otros que rindieron homenaje público al que fue su párroco.

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