El rastro de la Historia

"¡A por ellos, como a las vacas!" Los garrochistas que derrotaron a Napoleón

El famoso cuadro de la rendición de Dupont y una estampa de un garrochista.

El famoso cuadro de la rendición de Dupont y una estampa de un garrochista.

Pocos conflictos han sido tan destructivos para España como la llamada Guerra de la Independencia (denominación que es posterior al desarrollo de la misma). Hay historiadores que, incluso, estiman que fue más devastadora para el reino que la Guerra Civil de 1936-1939. Lo cierto es que la francesada supuso una sangría humana (España perdió entre 300.000 y 500.000 hombres), la destrucción de buena parte del tejido productivo español (desaparecieron telares, centenares de hectáreas de olivo, gran parte de la cabaña de ovejas merinas, etcétera), un brutal endeudamiento de las arcas del Estado que arrastraría España durante décadas y, quizás lo peor, instauró una cultura de la violencia que marcaría gran parte de las discordias civiles que asolaron España durante el siglo XIX. 

Sin embargo, la Guerra de la Independencia está repleta de historias fascinantes y heroicas. Una de ellas es la de los escuadrones de garrochistas de la Baja Andalucía (principalmente de Utrera, Carmona y Jerez) que combatieron en la Batalla de Bailén y derrotaron a un ejército de Napoelón por primera vez en campo abierto. Hoy, en El Rastro de la Historia, contamos sus peripecias. 

Póngamonos en antecedentes. En 1808, Napoleón mandó un ejército al sur de España, al mando del general Pierre Dupont de l'Etang, con dos objetivos muy concretos: el control real de los reinos de Andalucía -que se resistían a reconocer a José Bonaparte I como Rey de España- y el rescate de los restos de la flota francesa de Trafalgar que había sido capturada por los españoles en 1808, tras la llamada batalla de la Poza de Santa Isabel (uno de los pocos enfrentamientos navales que se dieron durante la Guerra de la Independencia).

Para cortar el avance de las tropas francesas, los patriotas españoles formaron un ejército que se puso a las órdenes del general Francisco Javier Castaños. Esta fuerza estuvo compuesta por un núcleo regular (16 regimientos de Infantería y tres de Caballería) y 17.000 voluntarios reclutados en todos los lugares de Andalucía. Entre ellos unos 400 de garrochistas (algunas fuentes reducen este número a 200 y otras lo aumentan hasta 900) que formarían varios escuadrones de caballería. Este variopinto ejército sería el que se enfrentaría a Dupont en Bailén, infligiendo a Napoleón su primera y dolorosa derrota, el 19 de julio de 1808. 

¿Quiénes eran estos garrochistas? Vaqueros andaluces muy expertos en el manejo del caballo y el uso de la garrocha, un palo de tres metros con la que se realizaban diferentes labores ganaderas, como la tienta y el acoso y derribo de las reses. Algunos, por supuesto, también trabajaban como picadores en los festejos taurinos. En definitiva era una tropa que, con poca formación militar, podía servir como escuadrones de lanceros, que junto a dragones, húsares y coraceros eran la base de la caballería militar en el siglo XIX. Además de la lanza o garrocha, estos jinetes llevaban también un gran cuchillo de monte que les servía como última defensa, pues muchos de ellos también eran monteros, duchos en la caza del jabalí a la antigua usanza (con lanza y cuchillo).

Ante las prisas y la falta de medios, la uniformidad de esta tropa se limitó a sus ropas habituales de faena, con su característico sombrero calañés con moña -al estilo de los picadores de hoy-, la chaquetilla corta, un pañuelo rojo atado a la cabeza, la faja... Como único elemento novedoso, a estas ropas tradicionales se le añadieron unos botones en los que rezaba: ¡Viva Fernando VII!

Durante la Batalla de Bailén, los garrochistas formaron en el ala izquierda del ejército español, entre los regimientos de Cuenca y los Dragones de Pavía. Su valor y empuje fue ejemplar, aunque debido a su falta de formación militar sufrieron un gran número de bajas. Según algunas fuentes, solo 30 sobrevivieron a la batalla debido a que se adentraron demasiado en las líneas enemigas. Ellos no eran mancos y cuentan algunas crónicas que "hicieron gran matanza en los famosos Dragones y Coraceros de Privé", que hasta entonces se tenían por invencibles. Su grito de guerra fue: ¡España Jerez. A por ellos como a las vacas!

Los garrochistas de Bailén fue una de las unidades de caballería más originales de la historia. Después de aquella fecha siguieron acosando a los franceses, que no dudaron en publicar bandos en los que se amenazaba con la horca a todo aquel que los ayudase.

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