El IAPH plantea otra intervención en el Giraldillo 7 años después
La revisión practicada en enero apunta a la necesidad de frenar la oxidación que afecta ya a la parte superior del vástago interior, que hace a las veces de esqueleto de la Giganta.
Ni se descarta una nueva restauración del interior, ni que haya que desmontarlo otra vez. El Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH) ha dictaminado que hay que cambiar el vástago interior del Giraldillo debido al proceso de oxidación que sufre. No se trata de una obra urgente, pero que sí conviene afrontar cuanto antes en evitación de mayores problemas. Este vástago interno hace las veces de esqueleto de la Giganta, está construido en acero y ha comenzado a dar señales de oxidación pese a que el Giraldillo fue restaurado hace sólo siete años por los propios técnicos de este organismo, que han llegado a esta conclusión después de practicar una revisión in situde la estatua el pasado enero, para lo cual aprovecharon los andamios que el propio equipo de conservación de la Catedral instaló para una inspección rutinaria del cuerpo alto de la torre. El Cabildo invitó a los técnicos del instituto a utilizar esta costosa infraestructura para comprobar la evolución de la veleta, para lo cual abrieron el registro que tiene en el pecho con el objetivo de evaluar el estado de las entrañas y acceder al vástago, que es la zona que ha presentado problemas de forma inesperada.
Todo indica que, al menos, la parte superior del vástago interno debe ser sustituida, para lo cual haría falta -como mínimo- desmontar el Giraldillo, una operación que ya se hizo con motivo de su restauración en los talleres del IAPH en la Cartuja. El problema que presenta el Giraldillo no es alarmante, pero sí debe programarse desde ya una intervención para evitar que la corrosión se extienda por el resto del vástago, pues se trata de una pieza clave cuya instalación fue una de las grandes novedades de la restauración integral terminada en 2005. Este vástago de acero sustituyó al esqueleto antiguo, que era de hierro. Los restauradores sí respetaron el cojinete de 1770, que demostró ser un idóneo sistema de giro tras doscientos años de funcionamiento, por lo que quedó encajado con la nueva estructura. De hecho, el Giraldillo supuso una auténtica innovación tecnológica en su época al incorporar un mecanismo giratorio que le hizo merecedor del calificativo de ingenio mecánico.
Vídeo: Antonio Pizarro
Por el momento, ni el Cabildo Catedral ni el IAPH han negociado ni decidido nada a este respecto. El IAPH se ha limitado a entregar el informe y el Cabildo a recibirlo. También cabría la posibilidad de trabajar en la Azotea de las Azucenas, donde se realizó la primera inspección ocular de la Giganta cuando fue bajada por primera vez el martes 15 de abril, Martes de Feria, sin previo aviso y sin que existan imágenes de aquel descenso que ofreció por primera vez una imagen insólita del alminar almohade.
El IAPH llevó a cabo entre 1999 y 2005 el proyecto de investigación e intervención de la figura de bronce que culminó con su reposición sobre la torre de la Giralda en julio de 2005. La Giralda estuvo rematada desde enero de 1999 a junio de 2005 por una réplica, realizada por el escultor José Antonio Jiménez, que ahora se exhibe en el atrio de la Puerta del Príncipe de la Catedral, donde no le hace competencia visual al original. El Giraldillo de Morel fue repuesto en julio de 2005. A partir de entonces, en una primera etapa, fue controlado al minuto por un equipo de control remoto instalado en la misma torre. Ha funcionado siempre bien como veleta, resistiendo fuertes vientos y tormentas. Ese puesto de control ya no está hoy operativo.
La primera inspección visual realizada en enero de 2012 por el propio equipo de la Catedral confirmó que al Giraldillo no le faltaba ninguna pieza y seguía teniendo movilidad. Sí se apreciaba, en cambio, que dos de los cuatro pararrayos resultaron dañados en la última tormenta del pasado otoño, por lo que han sido reparados. Se ha instalado también un contador de rayos dentro de la cúpula para obtener información más precisa al respecto.
La restauración del Giraldillo costó 600.000 euros y fue reconocida en 2006 al recibir sus responsables el Premio Nacional de Restauración del Ministerio de Cultura. Nadie quiere hablar oficialmente de este informe, a pesar de que este periódico se ha puesto en contacto en repetidas ocasiones con las partes competentes en el asunto. La mala coyuntura económica no invita, precisamente, a afrontar una intervención de forma urgente, pero el dictamen de los técnicos insta a hacerlo. Está comprobado que el Giraldillo, como la misma Catedral, requiere de inspecciones periódicas.
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