Semana Mundial de la Continencia Urinaria

Vivir con una enfermedad invisible

  • El Hospital de Valme es referente en técnicas para el tratamiento de la incontinencia urinaria

  • El centro se ha sumado a la 'Semana Mundial de la Continencia Urinaria' con la participación del experto Pedro Blasco en dos webinar

El doctor Pedro Blasco y la enfermera Azucena Jiménez, con los dedos cruzados hacia abajo, símbolo de la campaña.

El doctor Pedro Blasco y la enfermera Azucena Jiménez, con los dedos cruzados hacia abajo, símbolo de la campaña. / M. G.

La incontinencia urinaria afecta a más de seis millones de personas en España -entre dos y cuatro millones incontinencia anal-, pero esto son cifras sólo aproximativas, dado que el estigma social que rodea a esta enfermedad dificulta el conocimiento de una realidad mayor, ocultada porque quienes la padecen no consultan a su médico por miedo o pudor.

La importancia de la incontinencia urinaria la convierte en la tercera afección que más merma la calidad de vida, por delante de patologías como la diabetes, la artritis reumatoide o la enfermedad cardíaca y es una disfunción asociada a la calidad de vida, cuya importancia se acrecienta dada su alta prevalencia

Aunque es cierto que a medida que avanza la edad la probabilidad de sufrir incontinencia es más elevada y que y que su incidencia es muy alta en la mujer en su etapa post-menopáusica (se estima que aproximadamente un 10% de las mujeres la sufren) puede afectar a ambos sexos en todas las edades de la vida, cuantificándose que aproximadamente el 5% de la población en general la padece. Así existe la incontinencia en la infancia (enuresis infantil), en la edad adulta (incontinencia de esfuerzo, incontinencia de urgencia, incontinencia mixta femenina y masculina) y la de los mayores en los que, además de las descritas, pueden sumarse problemas de movilidad que dan lugar a la incontinencia funcional (pacientes, que, sin alteración del tracto urinario, presenta incontinencia por imposibilidad de llegar a tiempo al baño).

Por tercer año consecutivo, esta campaña intenta hacer visible una enfermedad poco conocida y estigmatizada con nuevos retos para tiempo de post Covid

El nuevo contexto sanitario agudiza aún más este problema, ya que no es una enfermedad considerada urgente por su gravedad, como ocurre con las oncológicas, y propicia que se considere en un segundo plano. Esta es una de las apreciaciones que el responsable de la unidad de Urología Funcional del Hospital de Valme, Pedro Blasco, ha apuntado recientemente tras haber participado como experto en dos foros virtuales organizados dentro del marco de la Semana Mundial de la Continencia, que se celebra del 15 al 21 de junio. Una campaña divulgativa organizada por tercer año consecutivo por la asociación de incontinencia anal (ASIA) con el soporte de distintas sociedades científicas al objeto de visibilizar el problema de la incontinencia urinaria y fecal junto a las soluciones clínicas de las que disponen los pacientes.

El centro se ha sumado a esta actividad a nivel mundial con la participación del doctor Blasco en dos webinar dirigidas tanto a profesionales como pacientes, con el objetivo dar visibilidad a una enfermedad desconocida e invalidante, intentar romper el estigma social que la envuelve y dar a conocer a los pacientes que existen profesionales y unidades clínicas involucrados en la solución un problema poco conocido y estigmatizado. Una organizada por la Asociación de Incontinencia Anal (ASIA) conjuntamente con varias sociedades científicas y una segunda webinar organizada por la Escuela Andaluza de Salud Pública.

"Se trata de una patología con un importante impacto en la calidad de vida de las personas que la padecen cuyo silencio las condena al aislamiento y a no tener la oportunidad de conocer que existen terapias y métodos para recuperar la continencia. Por eso los profesionales involucrados en la atención de esta patología estamos obligados a dar visibilidad a esta patología en esta nueva situación", cuenta el especialista.

También esta enfermedad ha tenido que adaptarse con nuevos retos sanitarios para tiempos de post Covid. Atendiendo a las recomendaciones de las guías clínicas internacionales de Urología, el doctor Blasco destaca las nuevas tecnologías como aliadas para la nueva época en la relación con el paciente, no obstante incide en el hecho de la telemedicina como herramienta potente que ha llegado para quedarse, pero sin llegar a ser no es extrapolable a todos los pacientes. "Aplicar estas técnicas siempre tras una categorización de los afectados donde se priorice los que no pueden esperar y los que tienen que acceder a intervenciones o estudios presenciales. Es decir, una oportunidad para reinventar el abordaje de esta patología, cambiando el formato asistencial pero sin que afecte a la calidad del contenido de la atención", concluye el especialista.

Anualmente, en el Valme se atienden 500 pacientes del sur de la provincia

El Hospital de Valme es referente en técnicas para el tratamiento de la incontinencia urinaria. Acumula más de 16 años a la vanguardia en el abordaje y tratamiento de esta enfermedad por la que atienden anualmente a 500 pacientes de la zona sur de la provincia. En los tratamientos para las incontinencias complejas y de urgencia (vejiga hiperactiva), el centro dispone de varias terapias para aquellos pacientes que no responden ni a tratamientos iniciales de cambio de hábitos de conducta ni a los tratamientos orales. Se trata de la neuromodulación y la toxina botulínica, dos terapias de tercera línea estandarizadas para pacientes no respondedores, casos muy complicados.

Implantación en quirófano por parte del Dr. Blasco de una neuromodulador como tratamiento avanzado del que es referente este hospital para combatir la incontinencia urinaria. Implantación en quirófano por parte del Dr. Blasco de una neuromodulador como tratamiento avanzado del que es referente este hospital para combatir la incontinencia urinaria.

Implantación en quirófano por parte del Dr. Blasco de una neuromodulador como tratamiento avanzado del que es referente este hospital para combatir la incontinencia urinaria. / M. G.

Mientras que el procedimiento de la inyección de toxina en la vejiga urinaria comenzó a funcionar en este centro en el año 2010, dirigida a pacientes mayores; la neuromodulación se implantó en el año 2003 destinada a pacientes más jóvenes y con alto grado de dificultad. Es una técnica eficiente, pero de mayor complejidad, en la cual Valme acumula 17 años de experiencia como uno de los primeros hospitales andaluces en incorporarla a su cartera de servicios. Además de dar cobertura a sus pacientes del área sur de la provincia de Sevilla, también atiende a aquellos otros procedentes de Huelva, Sevilla, Cádiz, Córdoba y Extremadura gracias a los conocimientos, experiencia y dedicación de sus profesionales.

La neuromodulación consiste básicamente en mejorar la conducción nerviosa mediante estímulos eléctricos. La creación de un campo eléctrico cerca de una raíz nerviosa optimiza la conducción de los impulsos por esa raíz. Para ello, y de forma mínimamente invasiva, se coloca en el quirófano con anestesia local un electrodo a nivel de la raíz sacra S3. Dicho electrodo se conecta a un generador externo; mientras que la paciente, dada de alta el mismo día, porta dicho generador en un período que oscila entre dos semanas y un mes. Seguidamente, se evalúa periódicamente la respuesta del pacientes para detectar si es respondedor o no a esta terapia. Si se considera positiva; o sea, se produce una mejoría subjetiva y objetiva de los síntomas, se coloca en quirófano un generador definitivo subcutáneo.

Precisamente su complejidad ha condicionado que, pese a ser una técnica que se introdujo en España en el año 2000, la generalización de su implantación haya estado coartada en los centros sanitarios. Previamente al procedimiento técnico realizado en quirófano, precisa diversos condicionantes: selección adecuada de pacientes, control personalizado y exhaustivo durante la prueba, revisiones periódicas personalizadas y soporte técnico e informático.

La dilatada experiencia del equipo formado por el doctor Blasco y la enfermera Azucena Jiménez los lleva a hacer un balance con óptimos resultados: mejoría clínica en el 70% de los pacientes complejos. Para ello, se tiene articulada una asistencia a través de dos consultas semanales (una de carácter funcional y otra destinada a los casos graves, como los de origen neurológico) junto a un quirófano mensual para la aplicación de las técnicas de neuromodulación y toxina botulínica.

"Nos diferencia en que hacemos un seguimiento diferencial de cada paciente candidato a recibir cada terapia; puesto que la respuesta a estos tratamientos difiere en cada uno frente a la estandarización de los tiempos establecidos para cada técnica", afirma el doctor para explicar el éxito de la eficiencia del tratamiento de esta patología en el Valme.

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