Sevilla

El lugar de Indonesia donde falleció Ana Gata retrasa la repatriación

  • El hermano de la optometrista destaca su carácter solidario y aventurero: "Ha muerto haciendo lo que quería"

La familia de la óptica y optometrista de Dos Hermanas Ana María Gata González, de 40 años, que falleció el pasado miércoles 20 de agosto en Indonesia, tras una inmersión cuando practicaba submarinismo, confía en que el cuerpo de la joven pueda ser repatriado a España a lo largo de esta semana, para el jueves o el viernes, y aclara que el retraso no ha tenido que ver con los problemas burocráticos por tratarse de un país fuera de la UE, sino por el lugar remoto en el que ocurrieron los hechos, en la isla de Flores, a 800 kilómetros de Bali. El lugar en el que se realizó la inmersión estaba además a un par de horas de donde partió la expedición.

La muerte se produjo por un neumotórax, según Víctor Gata, el hermano de la joven, propietaria y única trabajadora de una conocida óptica en Dos Hermanas, Ojos de Gata, que permanece cerrada en agosto, coincidiendo con sus vacaciones. Al parecer, el día anterior, en otra inmersión, Ana ya se encontró mal y los amigos y otras personas que la acompañaban le aconsejaron no repetir. Pero su carácter fuerte le hizo probar de nuevo el día 20. Al salir, dijo que no podía respirar y fue atendida incluso por varios médicos que había en el grupo, que no pusieron hacer nada ya por salvarla. La excursión estaba organizada por una empresa especializada, de las muchas que operan en la zona, y contaba con los equipos y los dispositivos habituales en estos casos, según su hermano.

Pero las enormes distancias han hecho que, en unas circunstancias tan difíciles, la familia, que es muy conocida en Dos Hermanas, y los amigos tengan que esperar mucho para darle el último adiós, probablemente más de una semana. A la isla de Bali, los restos no llegaron hasta el sábado a las dos de la tarde, una hora en la que se complica también la resolución de trámites. Hasta ayer lunes su cuerpo no fue trasladado en avión -no todos valen tampoco para estos casos- a la capital, Denpasar, donde hay un aeropuerto internacional y donde los restos están en un hospital mientras se completan los trámites. Una amiga que reside en Bali, a la que visitó en este viaje y que estaba con ella en el momento de su muerte, la ha acompañado y regresará de vuelta a España con ella. En Bali también han contado con el apoyo del cónsul.

A pesar del difícil momento por la pérdida de su única hermana, a la que estaba muy unido -"ella no tenía hijos, pero cada día recogía a los míos, que tengo cuatro, del colegio que está junto a la óptica"-, Víctor Gata incidía ayer en que Ana ha muerto "haciendo lo que quería". Y es que no era la primera vez que practicaba el buceo y que en sus viajes conocía lugares remotos, casi siempre alejados de las rutas turísticas comerciales. A veces lo hacía con amigos, como ésta que tenía en Bali, pero en otras ocasiones lo hacía sola. Ha estado en Costa Rica -en "mitad de la selva", dice su hermano-, en las Islas Salomón, en Japón, en Tailandia y en Canadá.

Su madre, Josefa González, es una conocidísima y querida maestra que pasó por los colegios Jesús del Gran Poder y Vicente Aleixandre, de Dos Hermanas, y murió en 2008 tras una enfermedad con la que sufrió mucho. Según Víctor, Ana le insistía en que prefería perder la vida haciendo lo que le gustaba que deforma similar a su madre. Su padre, Domingo, ha trabajado hasta su jubilación en la empresa Vicasa, según recogía ayer el diario Dos Hermanas Diario Digital. Su tía es oculista.

Así, la noticia se ha extendido en Dos Hermanas estos días, ya que ella misma es muy conocida por su negocio en la avenida de España. En la cuenta de Facebook de su óptica, que se ha llenado de mensajes de consternación, escribió un último texto el 31 de julio en el que informaba a los clientes de que el local permanecería cerrado hasta el 1 de septiembre y les deseaba un feliz verano. Algunos le preguntaban en los comentarios cuál sería su destino esta vez.

La cuenta es un reflejo del espíritu emprendedor de la joven, que cumplió los 40 años en mayo. También de su carácter solidario. Colaboraba como voluntaria con una la Fundación Cione Ruta de la Luz, con la que, entre otras cosas, estuvo en el año 2013 en Mozambique, realizando revisiones y formando al personal de un centro óptico impulsado por la ONG en la periferia de Maputo, la capital. También revisó la vista a los niños en la casa de acogida, de otra fundación que participa en el proyecto y que, en esta ocasión, se alojó junto a otra voluntaria.

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