Jesús del Gran Poder: una calle con orines del botellón y de los bares y otros incivismos
Distrito Casco Antiguo | Quejas vecinales
La movida causa problemas de higiene en Jesús del Gran Poder, cuyo tramo peatonal sirve de aparcamiento ilegal con carga y descarga irregular
Aparte de los ocupas en el tramo inicial de calle Jesús del Gran Poder, hay otros problemas recurrentes del tramo más al Norte de esta vía. El descontrol es total por más que Lipasam actúe.
Se trata de los orines y otras excrecencias que soportan los vecinos cada fin de semana y días de fiesta del público habitual del botellón y de los clientes de los bares cercanos que se toma las copas en la calle y, no se sabe por qué razón, renuncian a usar los servicios sanitarios de los establecimientos.
A ello se suma el aparcamiento ilegal de vehículos en el tramo peatonal, pese a que existe un claro perímetro de seguridad de la comisaría de Policía Nacional. Así como el uso de este tramo peatonal como punto habitual de carga y descarga irregular de las furgonetas de proveedores que surten a los bares y hoteles del entorno.
Son todos asuntos que se derivan de la cercanía de esta calle a la Alameda, la zona de bares y restaurantes por excelencia de la ciudad los fines de semana y festivos.
Las micciones que arrojan los usuarios del botellón y el público de los bares que toma copas fuera de estos se concentran de forma preocupante en el entorno de los bares Corral de Esquivel y 100 montaditos. El tramo más afectado es el de Jesús del Gran Poder desde el cruce con el callejón Juan de Oviedo hasta el cruce con la calle Recreo (lateral de la Casa de las Sirenas). Sobre todo en ambas esquinas y las entradas de las viviendas. Es repulsivo ver los ríos de orines que se forman en esta vía peatonal.
Desde el Ayuntamiento se insiste en que Lipasam hace varios repasos de limpieza en la Alameda y sus calles laterales para que no se noten los efectos de la movida, pero la realidad es que no es suficiente.
El tercer problema, ya denunciado por este periódico, es el descontrol que se genera a altas horas de la madrugada por parte del público que acude a los alrededores de la discoteca Holiday.
Este descontrol ha obligado a Miguel Muñoz, propietario de la discoteca Holiday, a poner carteles pidiendo que se respete el derecho al descanso de los vecinos.
En los balcones de las viviendas más próximas a la discoteca se pueden leer carteles dirigidos a las personas usuarias del ocio nocturno que piden expresamente que controlen su líbido y que no usen la calle para satisfacer los deseos, en referencia a las escenas porno que se viven de madrugada.
Otros carteles dan gracias a los servicios de limpieza por la labor que realizan quitando las “inmundicias” de los consumidores del ocio nocturno.
El ocio en esta zona de la ciudad se ha desmadrado sin que parezca posible que alguien lo remedie. El dueño de la discoteca se queja incluso de que su personal tiene que ir recogiendo los vasos ajenos que van dejando por el camino los clientes que se dirigen al Holiday, o del ruido que generan las personas en la puerta cuando hay cola.
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