Sevilla

Madrugada con menos piquetes

  • El 14N arrancó en Sevilla sin incidentes y con paros totales en la industria y el mercado central de abastos, donde se concentraron más policías que sindicalistas

Las primeras horas de la huelga general en Sevilla estuvieron marcadas por un fuerte seguimiento en el sector industrial y en Mercasevilla, que mantuvo su actividad paralizada durante todo el día. La noche transcurrió sin apenas incidentes destacables, en parte gracias al enorme despliegue policial que hubo tanto en los puntos calientes como de patrulla por toda la ciudad, y al decreciente número de piquetes, muchos menos que en la anterior convocatoria del pasado 29 de marzo. Tanto fue así que hubo momentos de la noche en los que las fuerzas policiales eran superiores en número a los sindicalistas.

Desde antes de la medianoche, la actividad de Mercasevilla estaba completamente paralizada. A ello contribuyó la huelga iniciada el día anterior en el mercado. Pese a ello, la rotonda de entrada a las instalaciones estaba literalmente tomada por la Policía Nacional. El helicóptero sobrevolaba las instalaciones y la Guardia Civil anunciaba que iba a denunciar los vehículos que estuvieran estacionados indebidamente, lo que obligó a muchos piqueteros a tener que volver sobre sus pasos para buscar un mejor lugar para aparcar. "La subdelegada del Gobierno quiere lucirse. No entendemos esta ostentación si aquí nunca ha habido problemas. Incluso está hablado con los camioneros para que, si alguno llega tarde, entre y no pierda así la carga", aseguraban los representantes de CCOO y UGT, Alfonso Vidán y José Antonio Gilabert, que expresaban su satisfacción por cómo se estaba desarrollando la noche .

En la primera hora y media de paro sólo salió del recinto un turismo y llegó un camión, recibido con gritos de esquirol. Lo conducía un ciudadano rumano que desconocía que había huelga general convocada el 14N. Al llegar a la puerta, se vio asediado por piqueteros, policías y periodistas y optó por dar media vuelta y dirigirse al centro de transportes sin hacer el intento de acceder, un gesto que, a ojos del piquete, lo convirtió de esquirol a compañero en segundos.

El piquete concentrado en Mercasevilla no era ayer tan numeroso. Ni siquiera hacía tanto ruido, exceptuando la insoportable melodía que emitía un tipo con un megáfono al que sus propios compañeros obligaron a parar y algún que otro petardo. El ambiente era más festivo, con reparto de café y tertulia. Hubo vítores cuando se supo que Canal Sur había cesado su emisión o cuando se conoció que fábricas como Renault, Alestis o CASA habían secundado la huelga al 100%, Persán al 90% y Renfe, Lipasam, Heineken, Endesa o las panificadoras funcionaban sólo con los servicios pactados.

La falta de actividad fue disolviendo con el paso de los minutos el piquete, cuyos miembros se fueron dispersando por otros puntos. Cada polígono industrial estaba protegido por un patrullero de la Policía. Muy cerca de Mercasevilla, en la entrada de Correos, sí hubo algo de tensión. Sólo tres de los 105 trabajadores de la empresa acudieron a trabajar, mientras que un grupo de compañeros suyos se concentraba en los accesos a las naves de la Negrilla. "Habíamos pactado que los camiones que vinieran cargados entraran para que los conductores no se quedaran tirados en la calle. Aquí pueden acostarse, ducharse, cenar, lo que negociamos es que no recogieran más mercancía y salieran a repartir. No podemos permitir que se queden fuera porque muchos llevan mercancías valiosas y correría peligro su integridad", explicaba José Salas, representante de UGT en el comité de empresa. Ocurrió que un piquete de la CGT se desplazó desde Mercasevilla y su llegada coincidió con la de un camión, que intentaron bloquear. Los dos policías que formaban el dispositivo abrieron paso y los sindicalistas insultaron al conductor. A alguno se le escapó un banderazo al paso del vehículo y los dos agentes pasaron a ser cuatro furgones en cuestión de minutos. Hubo empujones, tensiones, roces que no pasaron a mayores.

La noche siguió muy tranquila en las horas centrales. En el centro se incendiaron contenedores en la calle San Luis y Socorro y se esparció la carga de otro por el suelo en Javier Lasso de la Vega, mientras que un piquete sellaba con silicona la entrada de oficinas y tiendas. El hecho de que no hiciera excesivo frío echó a la calle a adolescentes y jóvenes que aprovecharon la ausencia de clases al día siguiente para celebrar botellonas tanto en el centro como en el entorno del río.

El sector de los transportes es clave para el éxito de la huelga, de ahí que la sede de Tussam sea un punto caliente en cada huelga. La salida estaba protegida con vallas hasta la avenida de Andalucía, donde la Policía Local había cortado dos carriles para reservarlos a los autobuses, mientras que toda la vía de servicio estaba custodiada por agentes a caballo. Eso sí, 15 de los 81 vehículos tuvieron que volver a las cocheras en una hora con averías, en lo que apunta a un sabotaje.

En Santa Justa la normalidad fue la nota dominante, con Adif y Renfe manteniendo los servicios mínimos, mientras que en la ronda urbana norte hubo quien esparció clavos por la calzada provocando algunos pinchazos. Al amanecer, los piquetes se desplazaron hasta Torretriana.

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