De Magdalena a Rafita

HAY una persona residente en Sevilla que nunca olvidará los triunfos del Inter de Milán, la Sampdoria o el Udinese. Si es bético, celebrará que su equipo perdiera contra el Deportivo. Si fuera sevillista, daría por muy empleada la derrota de su equipo el estadio Insular frente al Las Palmas. Los dos goles al Getafe de un rubio francés que juega en el Atlético de Madrid le dieron la propina del pleno al quince. Más de medio millón de euros en solitario. Pleno al quince, soneto mágico, catorce resultados, desde el Espanyol-Valencia hasta el Udinese-Milán.

No es el único que se ha llevado dinero en Sevilla con el fútbol. En otras dimensiones, que el beneficiario ha celebrado por todo lo alto, Miguel Ángel León se incorporó con bastante retraso a la porra balompédica del bar Rafita. El bar de la calle Miguel Cid esquina con Marqués de la Mina, donde vivía el gran fotógrafo Atín Aya. El oficio de Miguel Ángel, aunque ahora figura otro Miguel Ángel León en los papeles que quiere triunfar como torero.

Miguel Ángel es un ágrafo del fútbol. Le pasa como a mi hijo, que dice que lo único que le gusta de este deporte son los penaltis. Yo creo que a Miguel Ángel ni eso. Es cliente de Rafita hace muchos años. Le dijeron que para participar en la porra, que tenía un bote considerable, tenía que poner seis euros. Los puso y bien que los multiplicó. Se llevó más de trescientos.

Las especialidades del bar Rafita son los mantecaditos, la olla de mejillones al vapor, las berenjenas de salmorejo, el flamenquín cordobés y en temporda los caracoles. Rafael Miffut nació en Sevilla en 1971. Es padre de Bea y Rafa, y creció en la Puerta Osario, el barrio de Rafa Gordillo. El que ganara ayer la porra haría diplomacia con la exquisita clientela: el Betis ganó en el Molinón, el Sevilla venció con apuros al Rayo Vallecano.

Rafita es un parnaso de ilustres parroquianos. Por allí se puede ver además de al ganador de la porra con su bote, al novelista José Luis Rodríguez del Corral, que retrata de maravilla la plaza de San Lorenzo y todo el barrio, en su última novela, Sólo amanece si estás despierto; antes fue librero de La Roldana y ganó la última edición del premio La Sonrisa Vertical que creó el cineasta Berlanga.

Diego Carrasco es un futbolero místico. Fue finalista del Herralde de novela con una obra magnífica, El tesoro japonés. Ha jugado al fútbol en los campos de San Benito donde se construyó la estación de Santa Justa. Los arquitectos Cruz y Ortiz hicieron bueno el dicho de Maguregui, que aconsejaba a sus jugadores poner el autobús en la portería. Estos arquitectos pusieron una estación de ferrocarril. También van por Rafita José María Miura, profesor de Historia, o Ramón Bocanegra, del grupo de teatro La Tarasca. En el bar hay un toro pintado por Manuel Salinas, buen cliente.

Es la segunda vez que el fútbol le sonríe a Miguel Ángel León. En la exposición Pie de Foto que hace años coordinó Fernando Ruso, Miguel Ángel publicó una fotografía de tema balompédico. Enrique Magdaleno, que antes había sido futbolista del Sevilla (alguna vez me crucé con él cuando vivía en José Luis de Caso, vecino de mi amigo Ignacio González), era expulsado en 1985 en un partido de Copa Betis-Mallorca. El fotógrafo capta la reacción airada de la grada, que no perdona los colores del que se ha ido. Es una de las rarezas del Tronco Magdaleno. Otra es la de aparecer citado por Alfredo di Stéfano como autor de un regate de la casa en la biografía de la Saeta Rubia que le escribieron Alfredo Relaño y Enrique Ortego.

El bar Rafita es uno de los cuatro puntos cardinales de esta zona mágica de Sevilla. Los otros son la Abacería de San Lorenzo de Ramón, el Bar Rodríguez de Pedro y Pablo y la Galería-Taberna Ánima de Peter Mair, austriaco y sevillista, de Mozart y del Arrebato.