El ex secretario del Distrito Macarena de Sevilla José Marín, condenado por la Audiencia Provincial de Sevilla a cuatro años y tres meses de prisión por el caso de las facturas falsas, aseguró este jueves no sentirse "solo" y calificó de "muy duro" el hecho de que se pidan penas de prisión "para alguien que, según ha quedado demostrado, no ha cogido un euro".

En declaraciones a los periodistas, Marín volvió a declararse inocente y subrayó que "de ninguna forma se ha demostrado que yo tuviese algo que ver con las obras, pues yo no era el que tenía que tener cuidado de ellas". Por ello, aseguró que recurrirá la sentencia "durante los años que hagan falta".

Cuestionado por su estado de ánimo, aseveró sentirse "fatal", indicando al respecto que "con que hubiese sido una pena de un día de prisión ya habría sido una barbaridad, desde el primer día soy inocente y debo demostrarlo, porque lo que hubo fue un error administrativo".

El ex secretario del distrito, incluso, dejó en el aire la posibilidad de otras responsabilidades al señalar que "ya estoy yo sentado". "Qué le voy a hacer, si ya he pagado yo para qué voy a hacer que pague otra persona", declaró, añadiendo que "si tengo que pagar el pato lo pagaré, por ahora, porque vamos a recurrir y tengo confianza en que se demuestre mi inocencia, como no puede ser de otra manera".

El hecho de no haberse beneficiado económicamente de las actuaciones, a juicio de Marín, ha quedado claro "aunque después se haya querido ver otra cosa". Asimismo, y ya en lo referente a la pena impuesta, recalcó que "la cárcel iría de los tres a los seis años por la cuantía que consideraron, y hacerse otras ideas era querer engañarse a uno mismo"  

"El dinero fue entregado a los trabajadores por Pardo", dijo el condenado, que agregó que por una cuantía como la discutida "nadie va a hacer nada, no se puede ver otra cosa que no sea un error o un gol que nos colaron". Apostilló que en estos días ha recibido más de 400 llamadas telefónicas de amigos y allegados, "y la del alcalde no la he visto entre ellas".

Pardo, "defraudado" por el jurado

Por su parte, el otro condenado por el caso, el contratista José Pardo, dijo a los periodistas que se siente "defraudado" por la valoración del jurado popular, ejemplificando en el derribo de los módulos de San Diego, "pues se reconoce que se ha ido y se ha hecho gasto, sin poder derribarlos por causas ajenas a nuestra voluntad, pero luego no se descuenta ese gasto ni se dice cantidad alternativa".

"No ha habido nada de llevarse dinero ni de compadreo, y menos entre nosotros, que dentro del partido hemos sido antagonistas, en lados contrarios, él con el alcalde y yo con los otros", señaló Pardo, que recordó que se vio obligado a dejar el partido por disidencias internas, indicando que Marín "llegó con la orden de que todo lo que oliera a Carmelo Gómez se quitara de en medio".

El empresario también aludió a las cantidades "irrisorias" que han sido objeto del debate judicial. "Seríamos choricillos de baja estofa, peores que los que se llevan los pivotes, pobres hasta para robar", ironizó.

De hecho, Pardo no tuvo reparos en aseverar que el Ayuntamiento "tendría que hacernos un monumento o un monolito porque tienen una capilla gratuita que les hemos regalado nosotros", en alusión al débito de 100 millones de las antiguas pesetas que la corporación local tendría con la empresa Contratas y Obras de Sevilla (COS).

Pardo, de otro lado, aseguró conocer "muy poco" a Marín, perteneciente a una facción distinta dentro del PSOE, razón que usó para justificar que "se podría pensar en un compadreo con los que están de mi lado, pero no con los contrarios". Concluyó señalando que algunos trabajos, como el servicio de escolta al alcalde, los hizo a petición del partido, "pues me pedían que lo ayudara y lo hacía, indistintamente de lo que pensara, pues en ese momento miraba que era compañero, y no lo que transmitía".