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Monteiro, 'renacentista' del Barroco

  • Legado. En su mandato de cónsul de Portugal en Sevilla, su país salió del rescate, ganó la Eurocopa y Eurovisión, un portugués preside la ONU. Hoy le dan un homenaje en el Alcázar

Jorge Monteiro, cónsul de Portugal en Sevilla.

Jorge Monteiro, cónsul de Portugal en Sevilla. / J.A. García

Cuando Fernando de Magallanes llegó a Sevilla, el alcaide del Alcázar era un portugués llamado Diego Barbosa. Es el mismo escenario en el que medio milenio después -Magallanes llegó el 20 de octubre de 1517-, el cónsul general de Portugal en Sevilla, Jorge Monteiro (Santo Tirso, 1972) será objeto esta tarde de un homenaje junto a su esposa, Clara Carvalho, en reconocimiento a los frutos que ha dado su tarea diplomática.

En agosto concluye un destino de cinco años, tantos como las Semanas de Portugal en Andalucía que ha organizado. La de su adiós, "no es una despedida, porque yo no me quiero despedir de Sevilla", empieza la próxima semana e incluirá unas jornadas sobre la presencia portuguesa en el Reino de Sevilla en tiempos del Barroco. Es conocido el obelisco junto al Archivo de Indias asociado con los efectos del terremoto de Lisboa -y la mediación mariana para mitigar sus efectos-, pero la presencia portuguesa está en muchos más sitios.

El ganador del festival de Eurovisión, Salvador Sobral, cantó en el patio del Consulado

La Sevilla del Descubrimiento y del Barroco acogió a un gran número de cartógrafos, comerciantes, artistas, marinos, mecenas cuya huella puede apreciarse en el Salvador, la Catedral, el convento de Santa Paula, el palacio de los marqueses de Lebrija, la antigua capilla de San Antonio en el convento de San Francisco, donde hoy está el Ayuntamiento de Sevilla, y la obra innúmera de artistas como Caetano Acosta, autor de la fachada de la Universidad Hispalense o los Leones de la Alameda de Hércules.

Jorge Monteiro llegó a Sevilla con dos hijos, Francisco y Salvador, y sendos destinos en Angola y de asesor diplomático de Aníbal Cavaco Silva, y se irá de Sevilla al nuevo destino en Bruselas, a representar a su país en la Unión Europea y preparar la presidencia que asumirá Portugal el primer semestre de 2021. Llegó con dos y se va con tres. El 10 de junio de 2016, día nacional de Portugal por coincidir con el aniversario de la muerte de Lois de Camöes, nació en Sevilla su hijo Eduardo, el lazo más sólido de cuantos conforman su brillante ejecutoria profesional y personal.

Menos el Nobel de Saramago, "un reconocimiento internacional a un idioma global nativo en nueve países de los cinco continentes", el mandato de Monteiro en Sevilla coincidió con una serie de éxitos de su país: la Eurocopa de 2016, el festival de Eurovisión, la visita del Papa a Fátima y la evaporación de los fantasmas del rescate. Añade a todo eso el nombramiento de su compatriota António Guterres como secretario general de Naciones Unidas.

La Eurocopa se la debían a Portugal desde 1984. "Yo tenía doce años y era un ídolo Jordao, que ahora se dedica a la pintura". El vencedor de Eurovisión, Salvador Sobral, y su hermana Luisa, autora de la letra de la canción, pasaron por el ciclo de actuaciones que organizó el Consulado de Portugal en Sevilla. "Es un ejercicio de autoafirmación ganar con una canción en portugués con un 90% de los temas interpretados en inglés, lo cual es un empobrecimiento cultural".

En los cinco años que Monteiro ha pasado en Sevilla, las exportaciones entre Andalucía y Portugal han crecido un 20%. "Andalucía es la segunda comunidad que más invierte en Portugal después de Madrid". El sur también existe, Benedetti duplicado, el de España y el de Portugal. En ambos casos, a un potente sector agroalimentario se le añade la presencia en sectores como el aeroespacial -Sevilla y Évora-, la innovación y los parques tecnológicos.

Se podía hacer una ruta hispano-lusa de los premios Nobel, de Cela a Juan Ramón. Un Portugal andaluz, extremeño, castellano y gallego. "En nuestros dos países, que tienen una historia común y comparten retos y objetivos comunes, la frontera es más simbólica que real". Un privilegio en un mundo que no deja de abrir muros. "España y Portugal son dos naciones que han hecho la guerra, han firmado la paz, han casado a sus princesas con monarcas de la otra nación". Cita el caso de la boda en Sevilla de Carlos V con Isabel de Portugal, que se encargó de la educación del que considera "el rey más portugués de la historia de España", en referencia a Felipe II. "Portugal es un país atlántico de cultura mediterránea, permeable a todas las influencias. Para nosotros, el mar siempre ha sido una puerta de acceso, nunca un desafío". Historia, literatura, arquitectura... "En un mundo cada vez más incierto, la cultura es la gran herramienta para el conocimiento".

Tampoco vio muros ni fronteras en el cambio de signo político en la Alcaldía, de Zoido a Espadas. "Las relaciones no han cambiado ni un milímetro, y eso habla claramente de la excelencia de esas relaciones". No cree que haya que extrapolar el síndrome 25 de abril para trasladar a España el pacto de la izquierda. "Allí sólo se había intentado en el Ayuntamiento de Lisboa y está dando resultados, pero en política las fórmulas no se pueden comparar ni exportar".

Considera la sociedad sevillana "abierta y cosmopolita", un pueblo que se inventó el giro diplomático del "me alegro de verte". "Aquí me he sentido como en mi casa". Su despacho ha estado en el que fue pabellón del 29. La del 92 fue su primera visita a Sevilla, "era estudiante de Relaciones Internacionales en la Universidad de Braga". Dice que "no hay que ser muy diplomático" para analizar el caso de Cataluña. ¿Sueñan los catalanes con ser como Portugal? "Nuestro único interlocutor es España y nuestro gran aliado una España unida".

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