Navidad

Una Navidad "normal" en Sevilla dos años después

La tarde del viernes se convirtió en un adelanto de la Nochebuena

La tarde del viernes se convirtió en un adelanto de la Nochebuena / José Ángel García

La Nochebuena se ha adelantado un día en Sevilla. El viernes se convirtió en un adelanto de las celebraciones de Navidad. La gente tiene ganas de fiesta después de que en 2021 estuviera muy marcada por los brotes de Covid y la de 2020 fuera la de las mascarillas y las reuniones con aforo. Eso se nota en las calles y, sobre todo, en los bares. A pesar del aumento de los precios, los puestos de marisco y pescado en las plazas de abasto siguen teniendo su público en busca de las últimas compras antes de la cena de Nochebuena y la comida de Navidad.

En las carnicerías, se cortaban y envasaban al vacío jamón y chacinas para que tener lista la mesa no sea tan difícil. Porque las mesas de Nochebuena y Navidad son el escaparate para el ajuar de cada casa. Dos de los establecimientos especializados en dulces navideños tenían colas en las puertas y alguno de los que esperaban se llevó el disgusto de quedarse sin su turrón favorito por dejarlo todo para última hora.

Una temperatura suave y muchas ganas de celebrar inundaban las terrazas de los bares de Sevilla desde el centro hasta Triana y desde Nervión hasta el Polígono de San Pablo. La mañana era de abuelos con nietos y de clásicos como las colas en el belén de la Fundación Cajasol o los paseos por el parque de María Luisa. Todo parecía volver a antes de la pandemia.

Cuando se iba acercando la hora de la cerveza, tener un sitio en una terraza se convierte en la presa más codiciada. Es uno de los mejores indicadores de que todo va volviendo a ser como siempre. Eso sí, se mira un poco más el bolsillo y en lugar de dos o tres consumiciones, se suele alargar la primera hasta que ya no hay más remedio que apurar el vaso.

Para los que no tiran la toalla en eso de la suerte, las colas en las administración de lotería para comprar décimos de El Niño no dejan de aumentar, en la calle Sagasta, en el kiosco de la Encarnación o en El Gato Negro, donde el Gordo dejó un pellizco de cuatro millones de euros.

Las calles vuelven a ser un hervidero de personas con bolsas. No sólo de ropa o calzado. La Feria del Belén que hay en la Avenida de la Constitución terminó ayer, pero hasta última hora tuvo clientes para comprar las ovejas del pastor desaparecidas de una Navidad a otra o cambiar el ángel que había aparecido con un ala rota. Menos visitantes tenía la Feria de Artesanía de la Plaza Nueva. "La crisis se nota mucho aquí porque todos buscamos un regalo más económico que otros años", explica una de las artesanas.

Y más tarde, llegó el momento de salir con los niños a los parques de atracciones que surgen en la ciudad en Navidad como Sevilla on Ice, Sevillalandia, las atracciones que el Ayuntamiento ha puesta en varias plazas céntricas o los poblados navideños porque a la suave temperatura que invita a salir, se une multitud de propuestas como la ruta de belenes, las exposiciones o conciertos y representaciones teatrales que hacen que sea difícil preferir quedarse en casa. La consecuencia es que es raro dar dos pasos sin econtrarse con algún conocido y desearles Feliz Navidad.

Todo lleno con sevillanos y turistas recuperando las calles en una Navidad plena, como las de antes del Covid, aunque sin dejar atrás las recomendaciones sanitarias y las debidas precauciones porque aún existe el coronavirus y los contagios. En cualquier caso, Sevilla afronta unas fiestas como las de antes y previsiblemente, con las calles llenas.

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