La batalla de cuatro largos años de los vecinos de Palmera Parque, en el distrito Bellavista-La Palmera, contra un salón de celebraciones para 400 personas con música al aire libre autorizado por el Ayuntamiento de Sevilla literalmente dentro de sus casas ha llegado a su fin. Se acabaron los ruidos que generaba. 

"Se ha cerrado este sinsentido. Esta vez los ciudadanos hemos vencido y hemos hecho valer nuestro derecho al descanso y esperemos que sirva de ejemplo a otros posibles afectados en el presente y a futuro", señalan los vecinos afectados

La familia Gamero-Cívico de la Lastra, propietaria del establecimiento, situado en el cortijo Huerta de las Palmeras de la carretera de Su Eminencia 10, ha traspasado el edificio a inversores de Madrid, una venta que tuvo lugar el pasado 4 de octubre en una notaría de la capital española.

La nueva propiedad va a convertir el inmueble en una residencia de ancianos. Para este fin se ha constituido la empresa Centro de Mayores La Palmera S.L., cuyo objeto es la promoción y adquisición de centros residenciales para la tercera edad, para su gestión, administración y su cesión en arrendamiento, según figura en el Registro Mercantil.

El proyecto de residencia de mayores encaja muy bien con esta parcela (6.000 metros cuadrados) cercana a hospitales y clínicas, y rodeada de viviendas donde viven 136 familias a una distancia de menos de 20 metros del cortijo. Este equipamiento para personas mayores se plantea con más de 100 habitaciones distribuidas en un máximo de dos plantas además de conservar el espléndido jardín que rodea al cortijo. Los planes de los nuevos propietarios apuntan a alquilar el edificio a largo plazo para este uso.

Fachada exterior del cortijo Huerta de las Palmeras que da a la carretera de Su Eminencia.

Los vecinos están pletóricos. "Se ha cerrado este sinsentido. Esta vez los ciudadanos hemos vencido y hemos hecho valer nuestro derecho al descanso y esperemos que sirva de ejemplo a otros posibles afectados en el presente y a futuro", señalan.

"Fue un enorme error"

Recuerdan que tanto los tribunales como el Ayuntamiento de Sevilla han reconocido que autorizar este salón de fiestas fue "un enorme error", del que ya advirtieron a la propiedad cuando empezaron las obras. La familia se tomó a mal aquellas advertencias expresadas por la comunidad de vecinos en un burofax enviado en 2016 y expresó que cumplían con rigor la legalidad. En el escrito exponían que la familia no había evaluado los riesgos del entorno residencial donde iba a montar el negocio, que no había calculado bien el riesgo empresarial y le pedían reconsiderar su decisión para evitar una inversión fallida. 

El error del Ayuntamiento fue autorizar la obra con una simple declaración responsable y sin una calificación ambiental que calibrara los ruidos que iba a provocar

El error del Ayuntamiento fue autorizar la obra con una simple declaración responsable y sin una calificación ambiental que calibrara los ruidos que iba a provocar aun cuando el cortijo linda con las zonas comunes de las más de 130 viviendas. Primero se construyeron los pisos y años después se autorizó el salón.

Tras una dura batalla judicial, el juez sentenció que había "indicios suficientes de nulidad" en el trámite por el que el gobierno sevillano autorizó esta obra. La sentencia que dio la razón a los vecinos se emitió el 6 de marzo de 2019 y fue la puntilla para los propietarios. 

Aparte de lo complicado que resultaba seguir explotando el salón de fiestas en ese entorno (el Grupo La Raza lo alquiló un tiempo y finalmente renunció ante las quejas de los vecinos) y con las condiciones citadas, los vecinos aseguran que la familia ha vendido el cortijo "por su difícil situación económica financiera". De hecho, la empresa Explotaciones Agrícolas El Prado (que era propietaria del cortijo hasta la venta a los inversores madrileños) acumula "pérdidas millonarias" de casi un millón y medio de euros (1.433.712 euros) entre 2016, 2017 y 2018, según el Registro.

Precisamente a un millón de euros ascendía el presupuesto del coste del salón de celebraciones que la familia presentó en 2015 a Urbanismo.