Palmete, crónica de un abandono

El barrio en el que tuvo lugar el último homicidio es el undécimo más pobre de España y está marcado por el desempleo y la falta de oportunidades a los jóvenes

El plan integral aprobado por el Ayuntamiento en 2017 apenas tiene recursos económicos para cambiar nada

El tráfico de drogas y el cultivo de marihuana ha ido ganando terreno en los últimos años

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Vida cotidiana en San José de Palmete, una mañana de esta semana.
Vida cotidiana en San José de Palmete, una mañana de esta semana. / Juan Carlos Vázquez

El tiroteo ocurrido el 9 de diciembre en la calle Libertad ha centrado el foco sobre San José de Palmete, un barrio humilde a las afueras de Sevilla que ocupa el undécimo lugar entre los más pobres de España. La renta media por habitante en este lugar es de 8.138 euros por habitante, según el informe anual por barrios que hace el Instituto Nacional de Estadística. En Sevilla sólo hay cuatro zonas más pobres que Palmete: el Polígono Sur, los Pajaritos, Torreblanca y la Oliva. "Y no es más pobre porque aquí la mayoría de los habitantes somos propietarios de las viviendas. Estamos en un barrio marginado, que no marginal", apunta Diego José Ángeles, secretario de la asociación cultural recreativa Tercera Edad de San José de Palmete y La Doctora.

Este vecino atiende a este periódico en el local de la asociación, en la calle Honestidad, junto con el presidente de la misma, Miguel Molina Guillén, y Antonio Sánchez Berdugo, vocal. La asociación de mayores funciona como eje vertebrador para las personas de la tercera edad, muchos de los cuales levantaron el barrio con sus propias manos en los años sesenta y setenta, y luego pelearon duro por tener unos mínimos servicios.

Partida de dominó en la sede de la asociación de mayores.
Partida de dominó en la sede de la asociación de mayores. / Juan Carlos Vázquez

Es la única entidad que tiene una sede física en Palmete, pues el cierre del centro social Francisca de Oyonarte por el mal estado del mismo condenó recientemente a las demás entidades que trabajan en Palmete a quedarse sin un lugar donde celebrar reuniones, impartir clases u organizar talleres en los que ocupar a parte de la población del barrio. "Ahora, para cualquier acto, cedemos nuestro local o bien se utilizan los salones de la iglesia. No hay más opción".

Esta circunstancia es una buena muestra del abandono crónico que sufre el barrio. Revela la inacción de las autoridades, de distinto signo político, que han pasado por el Ayuntamiento, la Junta y el Estado en los últimos años. "De buenas a primeras, mujeres que acudían a sus clases de costura, que para ellas eran importantísimas, se ven ahora obligadas a pasar las tardes encerradas en sus casas porque no hay un sitio al que puedan ir", apunta Juan Luis Jaén, presidente de la asociación de vecinos Barrio Unido, que agrupa a los residentes de Palmete y de la Doctora Este. "No se invierte en lo social, no se invierte en los jóvenes. En este barrio, el Ayuntamiento no invierte porque aquí no llegan los turistas. Hace unos años se reurbanizó medio barrio, que no sirve de nada porque, cuando se vaya a hacer la obra del otro medio, la primera parte ya se habrá quedado obsoleta", apunta Jaén.

"Lo ocurrido el sábado no es más que la crónica de una muerte anunciada", dice este vecino, en referencia a la salida más fácil que tienen muchos jóvenes del barrio, que no tienen nada qué hacer y terminan cayendo en las redes de la droga. "Hoy lo quieren todo, ven al vecino que no trabaja con un coche de alta gama y ellos quieren lo mismo. Es muy difícil inculcarles que tienen que levantarse a las seis de la mañana para ganar mil euros si les ofrecen 6.000 y no tienen que trabajar".

Un vendedor de la ONCE ofrece sus cupones en la calle Sinceridad.
Un vendedor de la ONCE ofrece sus cupones en la calle Sinceridad. / Juan Carlos Vázquez

El barrio, como otros muchos del cinturón periférico de Sevilla, tiene un problema con la marihuana. Son varias las casas en las que hay plantaciones de esta droga, al hilo de la fuerte demanda del cannabis desde finales de la década pasada. Antes del homicidio del 9 de diciembre hubo una operación policial en la que se intervinieron diez armas de fuego a una banda de la zona dedicada a robar droga a otros narcotraficantes. Y el pasado verano se encontraron 200 kilos de hachís en un control rutinario de la Policía en el barrio.

Este problema del tráfico de drogas ya venía apuntado en el documento del plan integral, un proyecto que impulsó entonces el Ayuntamiento para tratar de impulsar la recuperación del barrio, pero que en la práctica es poco más que papel mojado. A pesar de que apenas hay dinero para implantar las medidas de todo tipo que incluía el plan, sí es muy valioso el análisis, diagnóstico e historia del barrio que hacía el Consistorio en el documento aprobado por el gobierno local. Hay que tener en cuenta que el plan se redactó en 2016 y se aprobó en 2017, por lo que la situación ha podido cambiar algo, sobre todo para peor, a raíz de la pandemia del coronavirus, que incrementó el ya de por sí alto desempleo en toda la zona.

En el capítulo de seguridad, los autores del documento del plan integral ya apuntaban la existencia de la venta de drogas en varios puntos del barrio, que generaba "una situación de alarma social entre sus vecinos". También recogía que, por el modo en que se desarrolló, sin que hubiera conexiones por carretera y transporte público y faltaran servicios básicos como el alumbrado, el barrio adquirió la fama de "lugar inaccesible y carente de seguridad". Los vecinos contrataron autobuses particulares para sus desplazamientos y "organizaron patrullas ciudadanas que realizaban rondas nocturnas, teniendo más de un incidente con la Policía". A pesar de que el índice de delincuencia no es demasiado alto, "existe una idea generalizada de falta de presencia policial".

Un hombre lleva su compra en un carro, la mañana del jueves en Palmete.
Un hombre lleva su compra en un carro, la mañana del jueves en Palmete. / Juan Carlos Vázquez

"Esta semana sí han venido muchos coches de Policía, todos los que había en Sevilla, pero vienen cuando ha ocurrido lo del tiroteo, por algo puntual, no hay una presencia policial continua ni vienen cuando se les llama", aseguran los residentes. Una fuente policial consultada por este periódico, conocedora de los problemas de este barrio, admite que en Palmete, por su propia configuración de calles estrechas, es muy difícil poder establecer sistemas de vigilancia de paisano o camuflados. Además de la droga, el plan destaca el vandalismo, el incivismo, los aparcamientos indebidos, la circulación en sentido contrario, los ruidos nocturnos por actividades lúdicas en calles y casas y la tenencia de animales en condiciones inadecuadas como problemas de seguridad.

La limpieza es un asunto de interés general, pues tanto San José de Palmete como la Doctora Este, como barrios de autoconstrucción, siempre se han encontrado rodeados de escombreras, fruto de vertidos ilegales tanto de constructoras como de particulares. Las intervenciones para retirar escombros han sido puntuales e insuficientes para mantener el entorno limpio. La limpieza viaria también es un tema de controversia, con quejas por el uso de sopladoras que levantan mucho polvo.

Vías del tren en Palmete.
Vías del tren en Palmete. / Juan Carlos Vázquez

Palmete surge a partir de una serie de emigraciones del campo a la ciudad en los años sesenta del siglo XX. Familias enteras de pueblos vecinos llegaban a Sevilla en busca de una vida mejor. La ciudad presentaba entonces un "impresionante déficit de viviendas que imposibilitaba la absorción de este movimiento migratorio interno". Así, surgieron a partir de 1965 y 1966 algunas casas aisladas y construidas por los mismos propietarios, ya que la mayoría procedía del sector de la construcción. Los terrenos del barrio formaban parte de distintos cortijos que rodeaban la Hacienda de Su Eminencia (llamada así porque la mandó construir el cardenal Solís en 1760). Uno de esos cortijos era conocido como El Palmete y parece ser que su dueño era muy devoto de San José, al que construyó una pequeña capilla con su imagen. De ahí deriva el nombre del barrio.

En 1970 había una población de 250 familias, pero la "ausencia de una planificación urbanística implica la carencia de tendido eléctrico, acerado, alcantarillado, distribución de agua, recogida de basura, red vial, etc"· Comenzó entonces una etapa de reivindicaciones para urbanizar y normalizar el barrio. 1991 fue una fecha clave pues hubo una gran movilización vecinal contra un vertedero en las inmediaciones de la depuradora de la Ranilla, que llevó a los residentes a cortar la carretera de acceso a la misma durante varios días. En 1994 se creó el centro médico, que ha tenido varias sedes hasta la definitiva de la calle Afecto. Sin embargo, los vecinos de Palmete se han pasado seis años sin pediatra y temen que el que hay se destine a otro ambulatorio para suplir las vacaciones navideñas.

Uno de los descampados que rodean el barrio.
Uno de los descampados que rodean el barrio. / Juan Carlos Vázquez

Palmete forma parte del distrito Cerro-Amate, que tiene el mayor índice de desempleo de Sevilla. "Hay mucho paro, sobre todo entre los jóvenes y los mayores de cincuenta", apuntan los vecinos. La población, ligada tradicionalmente al sector de la construcción, sufrió con especial intensidad la crisis económica iniciada en 2008 y 2009. Fueron varios los vecinos del barrio que terminaron siendo desahuciados y que quedaron en manos de los bancos. "Algunos cuando ya estaban a punto de terminar de pagar la hipoteca", cuentan los residentes. Esas casas terminaron en su mayoría ocupadas ilegalmente por terceros y son algunas de las que se han dedicado a albergar plantaciones de marihuana en los últimos tiempos. Este auge de la marihuana ha terminado afectando a todo el barrio, pues son continuos los apagones y cortes de luz (a veces de hasta un día entero) en toda la zona.

"La situación de precariedad de la población hace que muchas familias recurran tanto a la economía sumergida, como a las redes sociales y familiares que se generan de manera informal de ayuda mutua. Igualmente, el movimiento vecinal y la parroquia han ido desarrollando iniciativas asistenciales para tratar de facilitar recursos materiales y alimentarios, generándose programas de entrega de alimentos y ropa", añade el documento del plan, que reflejaba ya en 2016 el incremento de la demanda de ayuda por parte de los servicios sociales comunitarios.

Una señora cruza una de las pasarelas de acceso al barrio.
Una señora cruza una de las pasarelas de acceso al barrio. / Juan Carlos Vázquez

También apuntaba que el índice de fracaso escolar en la zona era superior a la media de la ciudad, que la población tenía un nivel de estudios bajo y eran muy pocos los jóvenes que decidían continuar sus estudios después de la enseñanza obligatoria.

El plan integral propone numerosas medidas, como planes de creación de empleo, campañas periódicas de estímulo del pequeño comercio, implantación de formación ocupacional para jóvenes y desempleados de larga duración o el impulso de iniciativas de economía social y cultura emprendedora, así como planes de apoyo a las familias sin recursos y nuevos centros de servicios sociales específicos para la población de Palmete y La Doctora o programas de educadores de calle para mitigar la situación de alto riesgo en la que se encuentran muchos menores y adolescentes. Además, añadía inversiones y mejoras en los centros educativos.

La realidad es bien distinta. En el barrio no se ha hecho nada, salvo las obras de saneamiento y reestructuración de Emasesa, que están ejecutadas al 60% y no corresponden al plan integral. Palmete recibió durante unos años 3.000 euros anuales para proyectos relacionados con el plan, pero esa cantidad es absolutamente insuficiente para poder poner en marcha cualquier programa con garantías. El dinero se termina empleando en eventos o algún viaje para no perderlo.

La sensación de abandono entre los residentes es patente. Juan Luis Jaén se plantea la posibilidad de independizarse de Sevilla, creando una entidad local propia, o vincularse por cercanía a Alcalá de Guadaíra. "Quizás nos iría mejor. Aguantaremos hasta donde podamos, porque ya hay gente de aquí que no quiere vivir en Palmete, porque no es lo que considera mejor para sus hijos ni para su familia", dice el representante vecinal. De hecho, muchos niños del barrio estudian fuera del mismo. Jaén recuerda que se tarda lo mismo en llegar del centro de Sevilla a Palmete que en llegar a Huelva. Un paseo en la línea 52 lo corrobora. Junto a una de las paradas de la calle Honestidad hay dos jóvenes compartiendo un porro y mirando vídeos el móvil. A unos metros, en el centro de mayores se juega al dominó. Ambas escenas son una metáfora de la vida cotidiana en este rincón alejado del centro y de los turistas, pero que sigue siendo Sevilla.

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