Pasarela Cibeles en las Tres Mil

Está pendiente de las modelos y diseñadoras, como Yves Saint-Laurent, pero se llama Pepe González, malagueño de Coín, y es el cura de la parroquia Jesús Obrero, en las Tres Mil Viviendas. El taller de corte y confección del Polígono Sur nació en unas caracolas, como casi todo en esta zona de Sevilla. Ahora cuentan con modernos medios en uno de los módulos del centro Don Bosco. Cuarenta mujeres han hecho el último curso y ayer, en un acto con acordes de velá, presentaron sus últimas creaciones.

Antes, sus compañeras del taichí mostraron las ventajas de esta técnica de meditación y también hizo taekwondo. La música oriental se mezclaba con las campanadas de las nueve. Oriente y Occidente junto a la última parada del 32. Para completar el mosaico cultural, presenciaban la escena unos jóvenes africanos de Guinea, Congo y Gabón.

Todo empezó con actividades para los menores del Polígono Sur: teatro, taekwondo, informática. "Las madres estaban ociosas esperando en la escalera", dice Isabel Nieto, coordinadora del programa socioeducativo de la Fundación Don Bosco. Había que hacer algo con ellas. Una modista, María José Barroso, con la ayuda de su marido, sastre jubilado, le dio las primeras puntadas.

El patio que separa el centro Don Bosco de la parroquia, dos caras de un mismo afán salesiano, era un hervidero de iniciativas. Un grupo de mujeres exhibía los productos del taller de manualidades. El Gero cantaba y tocaba la guitarra junto al stand de peluquería. En las aulas del interior seguían los trabajos: un curso de preparación para el Graduado; un taller de electricidad para inmigrantes, que además han dado un curso de fontanería básica impartido por Emasea.

Desde el salón de actos, que muestra Antonio Mengual, pedagogo, director territorial de Don Bosco para Sevilla, Cádiz y Extremadura, se ven las instalaciones deportivas de la barriada Murillo. El desfile está a punto de iniciarse. Acaba de llegar Jesús Maeztu, comisario del Polígono Sur desde octubre de 2003.

Antonia León ha vivido 53 de los 55 años que tiene en el Polígono Sur. Es su sexta temporada en el taller de corte y confección. Tres hijos, cuatro nietos. Carmen Lorenzo ha debutado este año. Tiene 48 años y con seis meses la trajeron desde Triana, que se llenará de Polígono Sur en la próxima Velá.

Rocío Zapico Rodríguez procede de la carretera de Su Eminencia. A sus 43 años, ya es abuela, algo corriente por estos pagos. Todo queda en familia. Alba, una de sus tres hijas, 22 años, le ha hecho el peinado que lucirá; también va a desfilar Indira, su nieta de 21 meses. Carmen Moreno Soto, cuántas Cármenes en el Polígono, de España y de Merimée, 44 años, también llegó de las Casitas Bajas.

María José, 33 años, vecina del barrio, y Andiara, 27, que trabaja de dependiente en Montequinto, harán de modelos para lucir los diseños elaborados por su tía Eduvigis, que también cuenta en la pasarela con su nieta María.

Carmen Cornejo Salcedo tiene dos nietos y uno que viene en camino. 62 años, hace más de veinte se vino desde Rochelambert. Eligió el Polígono Sur por el precio de las viviendas. Su piso en las torretas de Murillo no lo cambia por un chalé de la Palmera. "Aquí se vive muy tranquila". Alba, la hija de Rocío, le prepara el peinado. Está orgullosa de sus tres hijos, todos varones, todos trabajando, dos encargados de sendos restaurantes en el barrio de Santa Cruz, otro conductor de Tussam.

El centro Don Bosco lo bendijo el arzobispo de Sevilla el 24 de junio del año pasado. La primera piedra la puso el alcalde Sánchez Monteseirín y la apertura la hizo el alcalde Zoido. Ya cuenta con un módulo de reparación de equipos informáticos y aspira a una escuela de Hostelería.

El taller de corte y confección cuenta con bordadoras y planchadoras de última generación. En el de peluquería, las mesas las donó Abengoa y el termo la UGT. La generosidad es contagiosa, pensará el cura párroco, que llegó a Sevilla desde Jaén.

En julio, la parroquia acogerá un campamento de verano en el que se han inscrito 130 niños del Polígono Sur. Hijos de estas artistas de la tela marinera que un buen día se bajaron de la escalera para subirse a la pasarela.