Pintadas de protesta contra la proliferación de viviendas turísticas en el casco Norte de Sevilla
"Turista vete a casa" (Tourist go home) es el mensaje que puede verse en varias calles del barrio en los últimos días, tales como Doña María Coronel, Bustos Tavera, Jerónimo Hernández y San Juan de la Palma
La Junta confirma que este mes de enero aprueba el Decreto para regular las viviendas turísticas
La letra pequeña del veto de las comunidades de vecinos a los pisos turísticos
Las quejas de los empresarios de viviendas turísticas
Crece el malestar entre los vecinos del casco Norte de Sevilla por la proliferación de viviendas turísticas en el barrio y por los perniciosos efectos que genera, sobre todo la subida imparable de los alquileres que acaba expulsando al vecindario y los precios prohibitivos en los bares y restaurantes de la zona. La aparición de pintadas contra los turistas al grito en inglés de "turista vete a casa" (Tourist go home) en varias de sus calles es buena muestra de la queja vecinal.
Prácticamente en cada calle del barrio hay uno o varios apartamentos o viviendas turísticas. "Hay muchos vecinos que están en contra, que estamos en contra, de todo lo que está pasando con los pisos turísticos, muchos de los cuales, por cierto, son ilegales. No sabemos bien si el Ayuntamiento de Sevilla está haciendo algo al respecto", se queja Jaime.
Las pintadas han aparecido a principios de esta semana en Doña María Coronel, Bustos Tavera, Jerónimo Hernández y Plaza San Juan de la Palma, aunque algunas de ellas han sido retiradas por los responsables de los apartamentos o pisos turísticos cuyas paredes mostraban estos mensajes.
En San Juan de la Palma inauguraron hace menos de un año un edificio entero de apartamentos turísticos, que cuenta con un cartel de AT. La fachada apareció con una pintada protesta con el mensaje "tourist go home", aunque enseguida los dueños la quitaron.
En la calle María Coronel también hay otro edificio entero en el número 19 en el que pusieron otra pintada y la quitaron pronto. En Jerónimo Hernández hay tres bajos como viviendas turísticas donde antes había un despacho de abogados. Carecen de cartel alguno que indique este uso. Su fachada luce las pintadas protesta.
En el callejón de San Quintín, pegado a Doña María Coronel, el residencial más grande de la zona (más de 70 vecinos) acoge varias viviendas turísticas. Una de ellas era antes una consulta pediátrica que tuvo que cerrar. La asamblea de vecinos rechazó este uso, pero el propietario ha seguido adelante con este negocio. La comunidad ha instalado cámaras de seguridad en el bloque.
En Bustos Tavera 20, en el bajo recién pintado este jueves para vivienda turística, los vecinos sí aceptaron el uso turístico como mal menor, para librarse de otros negocios ruidosos, como los bares. Jesús, uno de los vecinos, explica que la comunidad ha autorizado este piso turístico en el bloque porque prefieren que el local tenga este uso a cualquier otro negocio.
"Bueno, veíamos que si no lo teníamos al lado, lo tenemos enfrente y no vamos a cambiar la situación", relata Jesús. Lamenta que viven en una calle "ni mucho menos tranquila" por la cantidad de personas y turistas que vienen y van, y por la derivación del tráfico que se hizo hace mucho tiempo por la calle Peñuelas, pese a que por las aceras no puede pasar nadie con un carro de niño. "La situación de nuestra calle es de juzgado, la verdad, pero ahí está. Eso genera unos ruidos, humo y mucho tráfico de arriba abajo, más los constantes cortes de calles de tráfico por la zona, un poco terrible, claro", concluye.
Los efectos negativos
Vecinos a los que le suben el alquiler un año tras otro hasta cantidades que superan los 1.000 euros mensuales, imposibles de asumir, lo que les obliga a mudarse a otros barrios, como la Macarena, son algunos de los efectos negativos de la presión turística que ha llegado al Casco Norte.
Otros problemas son las comunidades que se encuentran con varias viviendas turísticas en su bloque que no han autorizado y el vecindario convive cada semana con nuevos turistas extranjeros. Otras comunidades sí las autorizan porque prefieren un uso turístico a un bar ruidoso.
"A muchos se les ha ido la cabeza y el corazón en la especulación y han convertido el centro de Sevilla en un parque temático. La deriva que lleva la zona Norte del Casco Histórico es la que sufren grandes capitales como Barcelona, Oporto...", lamenta Jaime.
Sobre la presión turística del barrio, Pepi, vecina de Doña María Coronel, lamenta la subida de precios que ha provocado y se ha pegado más de un susto en su bloque al cruzarse con los extranjeros que alquilan constantemente las viviendas turísticas que hay en su comunidad.
En Doña María Coronel, la comunidad más pequeña que está pegada al bloque de San Quintín no sufre por ahora la presión de las viviendas turísticas porque todos los vecinos son propietarios, relata María, que lleva 44 años viviendo aquí junto a vecinos de toda la vida.
María sí reconoce que notan cada vez más turistas en el barrio. "Es verdad que se ven muchos grupos de turistas, mucha gente y ruido de maletas de un tiempo para acá. Parecía que esta zona estaba un poco más a salvo de turistas, pero sí que se nota en los últimos años, se notan muchísimo los turistas ahora, claro".
El mayor cambio para María es que con tanto turista no puede ver a la Macarena en la esquina de su barrio por las bullas que hay.
El Casco Norte parecía que se había salvado de la presión turística. En este enclave funcionaban antaño varias industrias de madera, sombreros y otras que daban empleo a miles de obreros. Algunos de aquellos obreros siguen viviendo en el barrio y relatan en los cafés del barrio anécdotas del activo pasado de esta zona.
Entre los efectos positivos figuran el empleo que generan los apartamentos turísticos y las viviendas turísticas por el personal que debe encargarse de su limpieza y de atender a los clientes. Otros comentan que todos estos empleos son precarios. Desde el punto de vista económico, el ingreso mensual que reporta a los dueños es lo que más atrae a sus promotores.
La Asociación Cactus (colectivo asamblea contra la turistización de Sevilla), las Kellys (empleadas de limpieza) o Macarena para todas son algunas de las entidades más críticas con este problema.
El Decreto de la Junta se aprueba este mes de enero
La consejería de Turismo de la Junta que dirige Arturo Bernal confirmó este viernes a este periódico que este mismo mes de enero se lleva a aprobación el Decreto para regular las viviendas con fines turísticos, un trámite para el que bastará con el visto bueno del Consejo de Gobierno.
Desde el Ayuntamiento de Sevilla se recordó a finales de 2023 que no pueden restringir ni limitar licencias para viviendas turísticas hasta que esté en vigor el Decreto de la Junta de Andalucíano pueden restringir ni limitar licencias para viviendas turísticas.
Con este Decreto, el Ayuntamiento de Sevilla podrá dar pasos para la limitación de estas viviendas. El delegado de Urbanismo y Medio Ambiente, Juan De la Rosa, ha explicado en varias ocasiones que está preparado para “empezar a limitar licencias” en cuanto exista el decreto autonómico.
Sanz explicó que la aprobación de este Decreto es importante porque va a permitir a los ayuntamientos controlar y limitar las viviendas con fines turísticos; y añadió que “este problema, que padecen todas las grandes ciudades europeas, no se puede solucionar sin esta regulación autonómica que ya está en marcha”.
Según el registro de la Junta, en Sevilla capital existen 8.716 viviendas con fines turísticos que ofrecen 42.672 plazas de alojamiento. Este dato se puede consultar en la web de la consejería de Turismo, Cultura y Deporte en el apartado "informe de oferta turística".
En la provincia de Sevilla, la mayor parte de las viviendas turísticas pertenecen a la capital. La suma global en el territorio provincial asciende a 9.861 viviendas con 49.594 plazas, según este mismo registro.
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