Las estadísticas de criminalidad publicadas por el Ministerio del Interior permiten elaborar un perfil medio de los detenidos en la provincia de Sevilla. Varón, joven o de mediana edad, de nacionalidad española y con un amplio historial delictivo iniciado desde que era menor de edad son algunas de las características comunes de muchos de estos arrestados. Delincuentes que empezaron cometiendo pequeños robos cuando eran adolescentes se han convertido en verdaderos especialistas en algunos delitos conforme han ido cumpliendo años.

Muchos de estos jóvenes, surgidos de barrios como los polígonos Sur y Norte, Torreblanca, Palmete o Los Pajaritos, forman parte de bandas de aluniceros muy activas que han cometido cientos de robos no sólo en la provincia de Sevilla sino en otras demarcaciones limítrofes. Verbigracia, la banda del BMW, surgida de Torreblanca y Palmete, o la del Seat León, originaria de Alcalá de Guadaíra. Algunos de ellos, como el clan de los Chincoa, de Bellavista, se cree que fueron instruidos por el Niño Sáez, uno de los más famosos aluniceros de España, que pasó varias semanas en Sevilla formando a delincuentes en el arte de empotrar coches contra escaparates y persianas de seguridad. Éste es, sin duda, uno de los factores que explica la subida de los robos con fuerza en establecimientos. Otro es el trato benévolo de los jueces, que rara vez envían a prisión preventiva a un detenido por este delito, pese a que lo haya hecho de manera continuada.

Sólo el 10% de los arrestados son extranjeros, la mayoría de ellos rumanos

Los miembros de las antiguas bandas de atracadores surgidas de estos barrios, como la del Demonio en Los Pajaritos, fueron reciclándose en otros negocios, como el tráfico de drogas, que hoy asuela este barrio. Los delincuentes son conocedores de que el robo con fuerza es mucho más rentable a la hora de enfrentarse a una condena que el robo con violencia, de ahí que opten por huir en el caso de que sean sorprendidos por alguna persona. Así ocurrió recientemente en el alunizaje de El Corte Inglés de San Juan, cuando el vigilante disparó al aire para ahuyentar a los asaltantes.

En Sevilla fueron detenidas 14.723 personas a lo largo del año 2016. Este dato ya supone una merma importante en relación con el obtenido cinco años atrás, cuando hubo 18.595 arrestos. Es decir, en el mismo periodo en el que la delincuencia ha caído en torno a un 14%, el número de detenidos lo ha hecho por encima del 20%. A pesar de ello, el índice de delitos esclarecidos ha crecido. Uno de los factores que explican esta tendencia es la concentración de delitos en menos personas y la reincidencia de los delincuentes. Algunas de las bandas de aluniceros activas hoy han perpetrado cientos de robos. De cara a las estadísticas, sólo contarán como unos cuantos detenidos mientras que se han registrado una gran cantidad de hechos delictivos cometidos por ellos. No hay una proporción de uno a uno entre detenido y delito. Por ello, el índice de casos esclarecido sigue siendo positivo pese a que hay menos arrestos.

También hay menos detenidos porque Sevilla ha perdido población, especialmente la inmigrante. Sólo el 10% del total de detenidos en la provincia de Sevilla son extranjeros. De hecho, los arrestados foráneos han bajado en casi un millar, pasando de 2.434 en el año 2012 a 1.547 en la actualidad. De ellos, un tercio son de nacionalidad rumana (524). Marruecos, con 252, es el segundo país de origen de los extranjeros detenidos. El resto de nacionalidades no superan el centenar de arrestos. En las estadísticas de criminalidad también se aprecia enormemente la marcha de iberoamericanos, muchos de los cuales han regresado a sus países de origen al no tener trabajo en España. En el caso de los detenidos, Colombia es el primer país de origen de Iberoamérica, con 81, seguido de Bolivia, con 73. Hace cinco años, fueron 144 los colombianos y 140 los bolivianos detenidos en Sevilla. En Asia destaca China, con 22 arrestados, nueve menos que en el año 2012. Y, por último, también ha influido por fuerza en la bajada de los delitos la importante merma de agentes que han sufrido las Fuerzas de Seguridad, especialmente la Policía Nacional.