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Servicio de autobuses a domicilio

  • Las obras en la calzada de Calatrava y la Alameda obliga al Ayuntamiento a desviar por el carril de Emergencias todo el tráfico rodado, incluidos Tussam y bus turístico

Desvío del tráfico por el carril de Emergencias de Calatrava.

Desvío del tráfico por el carril de Emergencias de Calatrava. / Víctor Rodríguez

DESDE los balcones de la calle Calatrava casi se le puede estrechar la mano a los pasajeros de los autobuses turísticos. Las obras en la entrada de la Alameda, a la altura de la capillita del Carmen, han obligado al Ayuntamiento a habilitar el carril de Emergencias para todo el tráfico rodado que entra en el centro desde la Barqueta. Un carril concebido para ambulancias, coches de bomberos, vehículos de Lipasam o de la Policía se ha extendido a todo el tráfico mientras duren las obras de acondicionamiento de la calzada.

En la zona del carril de Emergencias abundan tiendas y bares: un Carrefour Exprés de reciente apertura, el chino del barrio, que ya es una institución, o el estanco y puesto de loterías y apuestas, amén de la interminable retahíla de bares de la zona. Un detalle nada irrelevante, ya que cuando uno sale de esos locales, amén de los vecinos residentes en la zona, tiene que hacerlo con precaución porque a menos de un metro de separación de los edificios puede pasar un vehículo. Ya no son sólo las bicicletas, que en algunos casos campan por sus respetos. No todos los conductores van por una zona tan sensible, muy frecuentada por personas mayores y niños camino de sus campamentos de verano, con la necesaria prudencia y precaución.

Las obras de la Alameda han convertido el acerado en parte de un rally automovilístico. La noche del sábado pasaron por allí un centenar de taxis sonando sus cláxones en solidaridad con sus compañeros de Barcelona y anunciando la huelga indefinida. A dos pasos, en el Espacio Santa Clara, el alcalde, Juan Espadas, asistía al espectáculo Los Niños de Murillo junto a la torre de don Fadrique.

Vecinos y comerciantes han mostrado su malestar por esta reconversión puntual del Carril de Emergencias en espacio para vehículos no emergentes. El encargado de la tienda Ana Mari, el nombre de su mujer, convirtió el asunto en una cruzada casi personal, muy crítico con esta solución. Ha puesto fin a las quejas, porque en el local ha puesto un cartel de Se Alquila poniendo fin a bastantes años de actividad comercial para los vecinos. Junto a la tienda está la cerámica que el Ayuntamiento de Alfredo Sánchez Monteseirín colocó en recuerdo de los llamados Niños de la Alameda, un colectivo de jóvenes que transitaron de la adolescencia al antifranquismo.

El Ayuntamiento de Juan Ignacio Zoido revirtió el llamado Plan Centro de su predecesor, pero el actual regidor parece estar más en la línea de su adversario político que del correligionario que gobernó durante tres mandatos la Corporación hispalense. Si uno va de la Alameda hasta la Barqueta, no tiene más remedio que entrar entre los veladores de Badulaque, negocio pionero de la nueva Alameda, para sortear los vehículos que han cambiado de carril por la emergencia de las obras. Una zona muy transitada por turistas con tendencia a hacer fotos de Chicuelo, Caracol y la Niña de los Peines. Las Tres Mellizas, como las bautizó el vulgo cuando Monteseirín y Torrijos inauguraron el tríptico asimétrico en un acto que contó con la presencia impagable de Adelita Domingo, titular de la Escuela de Tonadilleras de la Alameda.En tiempos del servicio a domicilio y las ofertas on line, el Ayuntamiento de Sevilla ha dispuesto un nuevo programa a la carta para llevarle el autobús a la puerta del usuario. Un trole viene a verte, como el monstruo de Bayona, con el doble piso de las estructuras londinenses del bus turístico. El 13 y el 14 tienen parada en la capillita del Carmen y allí mismo cogen la curva para echar la primitiva en el estanco o comprar unas cacerolas en el chino.

El verano es tiempo de obras... y de cucarachas. Coches y autobuses utilizan ahora el carril exterior de la Alameda, el que habitualmente utilizan los ciclistas sin que esté señalizado como carril-bici. La Sevilla Verde que encarna la Alameda se ha convertido en un salón del Automóvil y el vecindario camina con mil ojos para sortear esta nueva prueba de la improvisación como una de las bellas artes.

La revolución sería articular paradas en los balcones para incorporarse al bus turístico o bien ofrecerle a sus pasajeros un vaso de gazpacho o un mojito alamedero aprovechando los atascos. El bulevar laico con el que soñaba Torrijos se ha convertido en el circuito de Montmeló plagado de veladores. Un nuevo peldaño en la inconclusa Alameda de Hércules, aunque hay quien como Máximo Moreno dice que ahí reside su encanto, en ese continuo estado de reforma, donde las Emergencias se convierten en un estado permanente de las cosas. También en estos asuntos tan prosaicos se cumple el adagio tan sevillano de que lo efímero, las Emergencias, es lo único eterno.

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